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¿Por qué si naciste en enero, febrero o marzo tenés más chances de ser futbolista profesional?

Entre los 575 jugadores profesionales en actividad en Uruguay, más de un tercio nació en el primer trimestre del año

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18 de enero de 2024 a las 16:32

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Por Diego Cayota y Tomer Urwicz*

El sueño de ser futbolista profesional atraviesa la cabeza de miles de niños. Muchos, en algún momento, fantasearon con ser Luis Suárez, Enzo Francescoli, Diego Forlán, Héctor Scarone o Fernando Morena. O simplemente se imaginaron luciendo la camiseta del equipo de sus amores. Pero solo unos pocos lo consiguen y para lograrlo aquellos que nacen entre enero y marzo corren con cierta ventaja.

Puede que si naciste a fin de año esta historia te moleste. Puede incluso que empieces a repasar los nombres de tus compañeros de generación para corroborar si esto fue así. O puede que te empecines con defender que sos la excepción que confirma la regla. Pero la estadística es la estadística: entre los 575 jugadores profesionales en actividad —esos que tienen su carné vigente en la Asociación Uruguaya de Fútbol— el 35,1% nació en el primer trimestre del año. Entre esos mismos futbolistas, según el análisis de datos que realizó El Observador, solo el 14,3% nació en los últimos tres meses. Y esta distribución se ratifica en casi todas las ligas profesionales: los nacidos a principios de año tienen casi tres veces más chances de llegar a ser futbolistas profesionales que quienes vinieron al mundo en los últimos meses.

La explicación la conocen a la perfección los maestros de escuela, los profesores de Educación Física, los entrenadores de baby fútbol y los neuropediatras. Y no es que en los primeros meses nazca más gente que en los últimos. De hecho, en cada mes, sin importar cuál, se registra cerca del 8% de los nacimientos de un año cualquiera. La razón, en todo caso, está en la génesis de las competencias deportivas.

En el fútbol infantil —como en casi cualquier práctica deportiva— la competencia se organiza por año de nacimiento: la generación 1999, la 2000, 2001… Bajo este régimen, los nacidos en enero son casi doce meses más grandes que sus compañeros de equipo nacidos en diciembre. “Cuando un niño tiene cinco o seis años, casi un año de diferencia entre ellos es un montón”, explica Mercedes Bregante, secretaria del Comité de Actividad Física y Deporte de la Sociedad Uruguaya de Pediatría.

En la niñez no se destaca quien quiere, sino quien puede. Bregante señala que “el desarrollo neuromotor tiene una relación con la edad y existen edades sensibles (como ventanas de oportunidad) en las que se van adquiriendo habilidades”. Por ejemplo: es poco probable que un niño de seis años entienda la lógica del trabajo en equipo para el cual cada uno tiene que asumir un rol. Por eso es frecuente ver a los más chicos de baby fútbol corriendo todos detrás de la pelota. A los ocho años, en cambio, el niño ya tiene ese sentido desarrollado y es capaz de quedarse en una posición en el campo de juego.

La ecuación es sencilla: un niño con más desarrollo (incluso cognitivo) tiene más chances de ser titular en su equipo, consigue más visibilidad, es más estimulado y, a lo largo de una carrera, arrastra más posibilidades de llegar a primera división.

Fiebre mundialista

El Mundial de Qatar lo reflejó. El Observador analizó los meses de nacimiento de los 576 jugadores de las 32 selecciones que compitieron en la Copa del Mundo y que aparecieron en el álbum de figuritas. ¿A que no sabe en qué mes nacieron más futbolistas? ¡Correcto! En enero (casi el 11%).

Pero a diferencia de las ligas profesionales de los países, en el Mundial la estadística es menos acentuada y significativa. Ocurre que los futbolistas que representan a cada selección no son solo profesionales, sino que son los “mejores” de sus países, son la elite, los superdotados. Y al igual que como pasa en una generación escolar, la superdotación no depende de la edad.

El neuropediatra Alfredo Cerisola, profesor adjunto de Neuropediatría, lo explicó así: “Es frecuente que en una clase escolar, sobre todo en primer año, se note como, en promedio, el rendimiento académico de los alumnos más chicos está más bajo (más rezago) que sus compañeros más grandes. Pero la sobredotación intelectual escapa a ese promedio, porque está asociada a condiciones genéticas y del ambiente”. Dicho de otro modo: Messi tiene condiciones de crack que son mucho más potentes que las ventajas o desventajas que le dio haber nacido en junio, o a Maradona haber nacido en octubre.

Hablando de Messi y Maradona, El Observador estudió las fechas de nacimiento de los 971 futbolistas en actividad que compiten en la liga argentina y la “máxima” de los nacidos en el primer trimestre también se cumple a la perfección. Y también sucede en las principales ligas europeas, a excepción de la Premier League ¿Sabe por qué? Porque el corte en las categorías infantiles del Reino Unido es en setiembre y no en enero, tal como explica esta nota de El País de Madrid.

Esta curiosidad deportiva es, en el fondo, mucho más seria de lo que parece. Distintos académicos vienen insistiendo en la necesidad de cambiar la edad de ingreso a la escuela. El reglamento de Primaria permite que un niño ingrese a la escuela si cumple los seis años antes del 30 de abril. La magíster Gabriela Salsamendi comprobó que ya en primer año repite el 14% de los alumnos más chicos (nacidos entre febrero y abril), mientras que solo lo hace el 9% de los más grandes de la clase. Esa brecha se mantiene y, en cuarto de escuela, más de la quinta parte de los más pequeños acumulan una experiencia de repetición. No solo eso: los más grandes consiguen mejores calificaciones y son más los que alcanzan notas superiores al Muy Bueno Sote (MBS).

Si se cambia la edad de ingreso para que sea acorde al calendario, no se soluciona la diferencia de casi un año entre los nacidos en enero versus los de diciembre. Pero se “ganaría” que la edad mínima de ingreso se corra cuatro meses (al no dejar entrar a los de enero, febrero, marzo y abril del año siguiente) y, por tanto, todos entrarían con seis años cumplidos ya a comienzos del año lectivo.

“En el rendimiento de los escolares siempre influyen muchos factores, desde el contexto hasta cuán estimulados estén los niños (como en el fútbol)... eso no está en discusión”, dijo Salsamendi. “Pero la investigación viene a demostrar, científicamente, que la edad tiene su peso”, concluyó.

 

El relevamiento de datos fue realizado con aportes de varios integrantes de la redacción de El Observador y los datos de Qatar 2022 fueron obtenidos del álbum del periodista Nicolás Tabárez, el primero en la redacción en completarlo. 
*Esta nota fue publicada originalmente en setiembre de 2023
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