Leonardo Carreño

Presidente del BID: “Uruguay es uno de los laboratorios para la reinversión” en América Latina

El titular del banco considera que la crisis logística acelera el camino para que muchas empresas estadounidenses dejen China y apuesten a la región

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18 de septiembre de 2021 a las 05:00

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Mauricio Claver-Carone, el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), llegó a Uruguay por primera vez en misión oficial este miércoles y permaneció hasta el jueves, luego de una ajetreada agenda que incluyó una reunión con el presidente, Luis Lacalle Pou, y la ministra de Economía y Finanzas (MEF), Azucena Arbeleche, entre otros jerarcas y empresarios. Es de origen cubano pero ocupa la máxima silla del organismo multilateral por EEUU. Durante la entrevista que mantuvo con El Observador, los elogios a Uruguay fueron recurrentes y dice que puede ser el “Silicon Valley del sur”. Destaca el potencial del país para subirse a la ola de la digitalización y transformarse en un polo de atracción de inversiones en el retorno de los capitales estadounidenses a América Latina porque ofrece políticas amigables. 

¿Cómo fue la respuesta del BID ante la pandemia? ¿Tuvo capacidad de reacción?
Lo que lanzamos holísticamente en la última cumbre, y se aprobó en la asamblea de gobernadores en Barranquilla (Colombia) en marzo, fue nuestra misión para la recuperación. En los primeros 100 días pudimos reasignar US$ 1.000 millones simplemente para las adquisiciones de las vacunas para más de 15 países de la región. No solo vía Covax sino también para negociaciones bilaterales de los países miembros. Fuimos la única institución financiera internacional en crear una garantía para las negociaciones bilaterales con las farmacéuticas. Hemos estado colaborando en una forma constante con las empresas farmacéuticas, particularmente con las americanas y europeas, en cuestiones como ver qué países todavía no tenían contacto para hacer fluir las negociaciones. Hemos estado caminando y masticado chicle a la vez, como dice el dicho en inglés. Pero, en esos 100 días, también hubo que pensar en la recuperación. Todo el mundo dando pronósticos y pronósticos y augurando el desastre macroeconómico. Había que analizar los retos que teníamos para ver cómo los convertíamos en oportunidades. Ahí fue donde planteamos nuestra visión a 2025 que la llamamos Reinvertir en las Américas: una década de oportunidades. 

¿Dónde están esas áreas de oportunidades?
Tenemos identificadas cinco áreas de trabajo en nuestra visión a 2025. Algunas son oportunidades multigeneracionales que, quizá, no se repitan en nuestras vidas. La región tiene que sacar mayor provecho de estas oportunidades. Si no lo hace, puede ser una chance perdida. Una de esas oportunidades es el nearshore. Es decir, estamos viendo un aceleramiento en la reubicación de las cadenas globales de valor. Algunas de las encuestas que hemos hecho en China nos muestran que dos tercios de las empresas norteamericanas están considerando o empezando a mudar parte de su estructura a destinos más cercanos al consumo final (EEUU). América Latina y el Caribe tienen una oportunidad única de aprovechar esa coyuntura. Las empresas norteamericanas, en particular, sobreapostaron a China. Al principio nos criticaron un poco sobre esa visión, como la de los europeos, que si era un tema geopolítico, etc. (…) Ahora nos dan la razón. El BID y el gobierno de Japón son las única dos instituciones en el mundo que estamos financiando nearshore. Si una empresa norteamericana, europea, quiere mudar una fábrica de Asia a Uruguay, el BID le financia la mudanza. Le damos garantías, créditos, para que eso pueda generar empleo en la región. 

¿Qué cambió para que esa tendencia se diera?
En el último año vimos como los costos de transporte a China se han triplicado y hasta quintuplicado en muchos casos. Estamos viendo los contenedores estancados en los puertos. Esa oportunidad que identificamos más temprano hoy está vigente más que nunca. Y francamente hay un grupo de países que se está beneficiando mucho de esto, que dependen también de los gobiernos de los distintos países y las políticas públicas. 

Leonardo Carreño
Es optimista en que se produzca un boom de inversión de EEUU en la región.

¿Cómo ve a Uruguay en esa carrera?
Algunos países asumen mejor inversión que otros. Uruguay es un país que tiene buenas políticas públicas y de inversión. Por eso, en esta gira también opté por Paraguay. Son dos países donde el riesgo político no existe o no es un impedimento para la nueva inversión. Uruguay es uno de los laboratorios de innovación en estos temas y la reinversión en América Latina y el Caribe. El BID puede apoyar el éxito en esa materia. Mi obsesión, y donde hay una gran oportunidad si se hace la asamblea de gobernadores de Punta del Este (marzo 2022), es la digitalización. Soy un fiel creyente de que Uruguay puede ser el Silicon Valley del sur, no tengo la menor duda. A pesar de la tragedia de la pandemia, el 2021 es el año récord de inversión en venture capital (capital de riesgo) en la región. Estamos viendo un tsunami de interés en inversión en las empresas de tecnologías digitales en la región. ¿Cuál es la empresa más grande de Latinómerica hoy? Ya no son las Odebrecht, son las Mercado Libre. Cada día tenemos más unicornios digitales y Uruguay puede ser el líder. En Miami, ya estamos viendo el movimiento de empresas que se trasladan desde California o Silicon Valley. Bueno, si ahora están en Miami, que den un salto más hacia la región. Es lo que queremos hacer desde el BID. Lo mismo estamos viendo en Madrid, adonde mudamos la sede del BID de Bruselas. Mi sueño es crear un concepto que se llame M 3: Miami-Madrid-Montevideo. Un triángulo, un ecosistema, donde esas empresas digitales vayan floreciendo.

"Soy un fiel creyente de que Uruguay puede ser el Silicon Valley del sur, no tengo la menor duda”

 La pandemia también dejó en evidencia algunas debilidades históricas de América Latina, como la fragilidad fiscal, la vulnerabilidad social y la desigualdad. De hecho, la recuperación que se proyecta será inferior a la de otras zonas del mundo. ¿Le preocupa esa falta de dinamismo para salir de la crisis y darle un empuje al empleo?
Siempre hay preocupaciones y creo que sobran los diagnósticos sobre los problemas. Por eso queremos ser una institución de soluciones y de acciones. En las cinco áreas a 2025 hay preocupaciones. Ustedes aquí lo ven con un tema como la integración con el Mercosur. La región es la peor integrada del mundo, ¡del mundo! El 60% del comercio en Europa es intrarregional, en Asia el 50%. Aquí es del 17%. Simplemente si se integraran los acuerdos comerciales en los veintipico países de la región, el comercio intrarregional podría agregar US$ 20.000 millones al año. Solo la burocracia y los enredos lo impiden.

Quizá la crisis logística que citaba pueda ayudar en eso.
Es un reto que podemos transformar en oportunidad. El nearshore con estas trabas en logística da esa opción. Hay países como Uruguay, Paraguay, Ecuador, Costa Rica, Colombia, que han tomado políticas dirigidas para aprovechar eso. En Uruguay ya hay casos emblemáticos de reubicaciones de empresas de otros países de la región y continentes. Una de las cosas que me duelen en esto del nearshore –luego de estudiar las ventajas comparativas y ver los productos que China exporta a Estados Unidos, que también exportan países latinoamericanos a EEUU– es constatar que si solo pudiera reubicarse 10% de esos mismos productos de China en Latinoamérica, las exportaciones de América Latina se incrementarían en US$ 70.000 millones al año. Eso es para llorar. ¡Sin hacer nada nuevo!

¿En qué otras áreas ve oportunidades?
El segundo aspecto es la digitalización. Hoy debido a la pandemia no hay persona en Uruguay, Estados Unidos, o cualquier lugar del mundo que no entienda la importancia de la digitalización y lo que significa para las tres teles: teletrabajo, telemedicina, teleeducación; y la generación de oportunidades que hay. Obviamente se abre la discusión por la brecha de oportunidades existentes en conectividad digital en algunos países. Tenemos 170 millones de niños que tuvieron problemas durante la pandemia para educarse porque tenían pobre acceso a internet. Esto es una tragedia pero, al mismo tiempo, podemos transformar la región. No conozco una oportunidad más grande para atacar y reducir la informalidad en América Latina que la digitalización y las nuevas tecnologías. Acá Uruguay tiene una gran oportunidad por el gran desarrollo de sus fintech. Si las empresas o los comercios ven los beneficios de inscribirse o registrarse digitalmente, es lo más práctico para encarar la formalidad en lugar de marearnos con diagnósticos. Uruguay está en camino de ser el líder en el área de tecnología digital para la región. Esa es una iniciativa que ya hablé con el canciller (Francisco Bustillo), la ministra de Economía (Azucena Arbeleche) y el presidente (Luis Lacalle Pou). El tercer tema son las pymes y el acceso al financiamiento. Estas empresas son responsables del 90% de los empleos. El acceso al crédito quedó de manifiesto con la pandemia y es donde tenemos que trabajar.

La equidad de género es otro de los focos del BID. 
Ese otro de los pilares para 2025 y donde también vimos el impacto del covid-19 con las mujeres y las cargas (de tareas) en sus casas. Hemos realizado muchas mediciones y programas donde hemos visto que la incorporación de las mujeres en el sector laboral, puede implicar un aumento de hasta 20% del PIB. Estudios en la región muestran que una mujer empresaria con una pequeña o mediana empresa logra un 10% más de ingresos pero con 50% menos de acceso al financiamiento. Nos estamos haciendo daño a nosotros mismos en ese sentido. Por otro lado, también estamos detrás del desarrollo de la energía y el potencial de la región para las renovables y la creación de cadenas de valor. No hay molino de viento que no sea 90% cobre, y la mayoría de ese mineral proviene de Latinoamérica. No hay batería eléctrica que no sea de litio, y dos tercios de la producción del mundo proviene de Sudamérica. Los paneles solares son otra gran oportunidad, la polisilicona o los minerales raros.

Cuando asumió la presidencia del BID dijo que quería ser el vendedor de América Latina. ¿Qué ha logrado hasta ahora?
Parte de lo que quise traer como vendedor de la región es la movilización del sector privado. Este año ya hemos registrado el récord en movilización de financiamiento del sector privado para proyectos del BID en los 61 años de historia. El año más cercano fue el 2020 y, a esta altura, ya duplicamos esa cifra y quizá hasta la tripliquemos. El BID es la mejor marca de bancos en la región. Encuestas muestran a Unicef y el BID como las mejores marcas de la región. Sin embargo, en países inversores como Estados Unidos, esto no se conocía. Hemos comenzado a dar a conocer al BID. Estamos haciendo road shows en Estados Unidos. Nunca se había hecho. Piensa esto. En Miami hay 1.500 sedes de empresas para Latinoamérica. El BID, en 61 años, nunca había hecho un evento de inversiones a nivel mundial ¡Inconcebible! Lo hicimos hace dos meses en dos días que estuvimos en Miami enfocados en el sector digital. Durante el Miami LAG 2021 tuvimos 65 mil participantes y en dos días hicimos US$ 100 millones en negocios en beneficio para la región. 

Leonardo Carreño
La era digital abre una gran oportunidad para atacar el informalismo.

¿Qué otros pasos van a dar en esa línea?
Vamos a tener la presencia del BID Invest LAG en Miami porque en Washington no hay negocios. Así estamos más cerca de las inversiones. También vamos a hacer road shows en Nueva York para poder vender el banco y movilizar más inversiones. En febrero de este año lanzamos la sociedad más grande en la historia del BID con el sector privado. Estaban las 40 empresas más grandes de EEUU, algunas europeas y japonesas –Amazon, Google, Microsoft, JP Morgan, Walmart, entre otras– y comparten información con nosotros y buscan oportunidades en conjunto. Ese número de 40 empresas ha trepado a 125 hasta la semana pasada. Hemos despertado un interés del sector privado, que está viendo en el BID la guía para apoyarse a la hora de hacer inversiones en la región. En los primeros seis meses de mi gestión, el Senado de Estado Unidos autorizó una recapitalización del banco por US$ 80.000 millones. Eso no pasaba en el Congreso de EEUU desde 1994. Es decir, también hemos despertado interés dentro de EEUU, que es importante, porque es un accionista del 30% en el BID. 

¿Cómo ve la agenda del gobierno de Biden con América Latina? Hasta ahora, no parece existir un gran acercamiento. 
Los road shows que hicimos en Miami y vamos a continuar en Nueva York, Chicago, Boston, Austin, etc., son solamente para dar a conocer el banco dentro del país para inversores institucionales. Comento una cosa: no tenemos una gran reputación por parte de ellos porque pensaban que éramos muy burocráticos. Por eso hemos renovado la marca con esos inversores. Con respecto al gobierno de Estados Unidos, si se le pregunta a algunos de los senadores que han sido líderes, como el senador Robert Menéndez (demócrata y presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado) o el senador (Marco) Rubio (republicano del estado de Florida), van a decir que les interesa Latinoamérica. Cuando entré al banco dije que tanto demócratas como republicanos, todos, subvaluaron la importancia del BID. El hecho de que no haya habido una capitalización holística sin la participación de EEUU desde 1994 es algo inconcebible. Hemos empezado de nuevo. Hoy en día hay más conciencia de todas las partes del gobierno norteamericano de que el BID es la mejor marca de la región e instrumento como cooperativa para impulsar las inversiones, el crecimiento, el desarrollo. Estamos haciendo el trabajo; no iba a caer del cielo. Había que ir a vender, a explicar y creo que hemos progresado bastante. Soy optimista en que se vea un volumen de inversiones como no se ha visto en los últimos 30 años. 

Perfil
El presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID) es abogado de profesión y fue asesor del gobierno de Donald Trump, quien promovió su candidatura. Ocupa el cargo para el período 2020-2025. Uruguay estuvo dentro del bloque de 23 países que apoyó su postulación. 

Crédito. La línea de crédito del BID con Uruguay con el sector público es hoy de unos US$ 1.500 millones, mientras que con el sector privado (Bid Invest) ronda los US$ 500 millones. “Creo que todavía tenemos espacio para crecer”, dice Claver-Carone.

Línea. En la reunión con Arbeleche, el presidente del BID firmó un préstamo por US$ 350 millones para fortalecer la eficacia y la eficiencia de la política pública, así como la gestión fiscal, para atender la crisis sanitaria y económica causada por el covid-19.

 

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