Leonardo Carreño

Sánchez Varela, el árbitro que dejó el básquetbol aunque tenía 15 años por delante

El árbitro internacional, que dirigió a los mejores jugadores del mundo, le puso punto final a su carrera para dedicarle más tiempo a su familia y a su trabajo

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20 de julio de 2019 a las 14:06

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Alejandro Sánchez Varela se sienta a ver un partido de la NBA y puede decir: “Bo, a este tipo lo dirigí yo”. Ese tipo es Stephen Curry a quien le arbitró en el Mundial de básquetbol de España 2014, un año antes de que explotara en el mejor básquetbol del mundo. Pero también lo podría decir de Klay Thompson, Luis Scola, Andrés Nocioni, Kyrie Irving, James Harden y un largo etcétera de cracks. 

Sánchez Varela decidió ponerle punto final a su carrera como juez en junio, con 38 años de edad. A nivel internacional podría haber dirigido hasta los 50 y en el ámbito local podría hacerlo durante 15 años más. Pero no quiso. Y el motivo principal de su retiro es el tiempo que demanda el deporte, sobre todo por los viajes en los torneos internacionales. 

El exárbitro tenía que viajar mucho por el básquetbol y eso implicaba no poder dedicarle el tiempo que quería a su familia, a sus cuatro hijos y al trabajo. Hace 11 años que es internacional y está cansado de eso. En 2018, por ejemplo, realizó 15 viajes para arbitrar.
 
“Me puse a evaluar si todo ese sacrificio lo quería seguir haciendo o no. Y me contesté que ya está, ya lo viví y no quería seguirlo haciendo”, comentó a Referí en una entrevista en Aguada Park, donde está una de las oficinas de la agencia de publicidad en la que trabaja. 

Pero hubo algo que fue clave para decidir su retiro: que no lo hayan convocado a arbitrar en el Mundial de China de este año. Sánchez Varela estaba ilusionado con ser mundialista nuevamente y fue una sorpresa no encontrar su nombre en las designaciones. (ver recuadro).



Árbitro por casualidad


Sánchez Varela no hizo el recorrido clásico de un juez de básquetbol. Un historia típica es la del árbitro que practicó el deporte, dejó de jugar y tomó el camino del referato. No: él vio un aviso en el diario que anunciaba el curso y se anotó. Él vínculo, entonces, comenzó “medio por casualidad”. 

Al ahora exárbitro le gusta el básquetbol desde los 12 años, pero solo lo jugaba socialmente. Era fanático de la NBA al punto que, cuando era soltero, miraba tres partidos por día. Incluso en 2008 hizo una gira por todos los estadios de la liga americana. 

Cuando empezó a arbitrar partidos de tercera y de segunda de ascenso se dio cuenta que le gustaba. En los partidos difíciles empezó a notar que no se asustaba. Y es gráfico para referirse a ese concepto: “Siempre dije que si algún día me pasaba hubiera dejado y nunca me cagué en ninguna cancha”, dijo. A los 23 años ya impartía justicia en primera. 

Leonardo Carreño


En su carrera no tenía problemas en “pararle el carro” a los jugadores si era necesario y no importaba la trayectoria que tuvieran. En el Preolímpico de México 2015, por ejemplo, tuvo que dialogar en algunos partidos con Andrés Nocioni y Luis Scola, jugadores de la Generación Dorada de Argentina. 

“Scola es un jugador muy correcto, pero Nocioni era un tipo muy rompehuevo. Como árbitro querés hacerte respetar, cuando por ahí el tipo tenía mi edad o incluso era mayor”, recordó. 

 


Sanchez Varela dijo que durante su carrera fue inteligente para manejar distintas situaciones en un partido y esa fue una de sus mejores características. También cree que se ganó rápidamente el respeto de los jugadores y que cuando pasa eso ya está la mitad del partido ganado. “Vos podés tener un partido malo, pero si tenés un respeto de los jugadores detrás, puede haber protestas, pero van a quedar ahí. Si no te catalogan como un árbitro confiable, es muy difícil”, señaló. 

“Llegaban los partidos importantes y los equipos querían que Sánchez Varela arbitrara. Lo sé porque me lo ha dicho la gente que ha manejado el Colegio de Jueces. No era resistido, porque hay árbitros que por ahí son más resistidos. Salvo por algún partido puntual”, dijo. 

Pero también sabe reconocer sus errores y ha habido noches en las que le costaba dormir y se preguntaba cómo podría haber hecho las cosas mejor. El último partido como árbitro fue la séptima final entre Aguada y Malvín en junio de este año y no se fue conforme con su actuación. 

Leonardo Carreño


Cree que el partido no le salió redondo porque la terna tuvo errores hacia los dos equipos. “No estuvimos certeros y chau”, comentó. 

La tristeza de no ser convocado para el Mundial de China

La decisión de dejar el arbitraje de Alejandro Sánchez Varela estuvo condicionada por no haber sido convocado para el Mundial de básquetbol de China de este año. El juez ya había sido convocado para dirigir en los Juegos Panamericanos, pero como no le llegó la designación para ser mundialista nuevamente, se bajó. 

Sánchez Varela lo tenía claro: si salía lo de China, iba a dirigir todo el 2019 en el básquetbol interno, iba  a ir a los Juegos de Lima e iba a esperar hasta el 2020 con la ilusión de ser designado para los Juegos Olímpicos de Tokio, que es la cuenta pendiente que le quedó. 

“Fue bastante sorpresivo que no estuviera porque estoy bastante considerado en América, hace años que vengo haciendo las finales de la Liga Sudamericana, de la Liga de las Américas, estuve en todas las ventanas de Eliminatorias, hice las últimas finales de la AmeriCup, había estado en un Mundial juvenil el año pasado donde me fue bárbaro. Fue una tristeza”, dijo. 

El árbitro uruguayo Andrés Bartel va a dirigir el Mundial de China, pero eso no fue impedimento para que Sánchez Varela no dirija porque hay países de los que van dos o tres jueces. 

Pero la decisión de los árbitros es subjetiva: “El que manda a nivel mundial es un finlandés. Se ve que había algo que no le llenaba y no fui”. 

“Un gran sueño hubiera sido un Juego Olímpico, que yo no tuve. A nivel de América y de clubes tengo todo, dos Sudamericanos de mayores, el último Preolímpico que se jugó en 2015, cinco Mundiales juveniles y el Mundial de Español”, resumió. 

Un internacional valorado 


En 2019 esperaba viajar a China para arbitrar en el Mundial, pero no le pasó lo mismo en 2014, cuando sí fue convocado y fue una sorpresa. Si bien había cobrado en cinco mundiales juveniles, pensaba que le iba a tocar ir al Mundial femenino de Turquía y no al masculino, como le terminaron confirmando por mail.

En ese Mundial le tocó como sede Bilbao, donde estaba Estados Unidos. Arbitró en seis partidos en total y tres de estos fueron al Dream team, que terminó siendo el campeón. “Fue un sueño, fue espectacular. Finlandia estaba en la misma sede y nadie daba un peso. Había una cantidad de gente, ¡el fanatismo de los finlandeses! Habían viajado y llenaban el estadio siempre”, recordó. 

En ese campeonato le arbitró al jugador que más lo impactó en su carrera: Kenneth Faried. Lo que más le llamó la atención del estadounidense fue la velocidad para robar pelotas, para correr en contragolpe y para intimidar a los rivales. 

Pero aunque en la Copa del Mundo dirigió a deportistas de primer nivel, el partido que más lo desafió fue uno que se jugó en Concordia. Se disputaba la final de la Liga Sudamericana entre Estudiantes de esa ciudad argentina y Guaros de Venezuela; y Sánchez Varela fue designado junto a su amigo Andrés Bartel y una brasileña. Era diciembre de 2017. 

Sánchez Varela estaba en un ambiente desconocido, en una cancha chica y con una presión mucho mayor a la que se siente en los partidos por la Liga local. Había mucha agresividad, la gente se colgaba y el uruguayo estaba en el centro de las miradas. 

“Terminaron ganando los venezolanos, pero salvamos con nota. El entrenador del equipo argentino salió a los medios a hablar de lo bien que había estado el arbitraje, si bien había presionado durante los partidos”, comentó. 

En los últimos años arbitró en torneos de jerarquía a nivel internacional, desde torneos clubistas a los de selecciones. 


Uruguay, escuela de jueces


Cuando terminó su trabajo en el Mundial de España, Sánchez Varela volvió a Uruguay y se seguía jugando el Metro. El árbitro debió cambiar el chip para volver a dirigir en el ámbito doméstico, pero reconoce que dirigir esos partidos son como una escuela: “Si te adaptás a Uruguay, en cualquier otro país es más fácil”. 

“En Uruguay no tenés que estar solo pendiente de lo que pasa en la cancha sino también del público. En otros países por la dimensión de los estadios con el público no pasa nada, de la mesa de control (porque los delegados no son neutrales), tenés que estar pendiente de tus compañeros porque somos de diferentes generaciones y no es muy uniforme todo. Que te vaya bien en Uruguay es la mejor escuela para salir”. 

Camilo Dos Santos


Ahora podrá recuperar las despedidas del trabajo que tantas veces se perdió o las fiestas del colegio de sus hijos que tanto lamentó haber perdido.  

Cuando anunció su retiro, Sánchez Varela recibió mensajes y llamadas que le hicieron ver que dejó una huella: “Recibí muestras de cariño tremendas que fueron una caricia al alma”. 

“Tengo cabeza para propuestas frescas al básquetbol de Uruguay”

Sánchez Varela tiene claro que quiere seguir vinculado al básquetbol, pero no sabe desde qué lugar. No le gustaría estar vinculado desde la parte del arbitraje porque no se ve enseñando o instruyendo a otros árbitros. “Me veo más en la parte organizacional que enfocado en los árbitros”, dijo. 

Primero quiere descansar para luego ver desde qué lugar puede colaborar con el básquetbol uruguayo. “Me veo en la parte política o deportiva, como gerente deportivo, por ejemplo”. señaló. 

El exárbitro está conforme con lo que está haciendo la administración de la Federación Uruguaya de Básquetbol (FUBB) que tiene a Ricardo Vairo como presidente. 

“Tenemos una muy buena base y está bueno buscar formas de explotarla mejor. Me gustan mucha las cosas que está haciendo esta administración que está ahora, la cabeza que le están poniendo a mucha de las cosas. Me parece que siempre hay espacio para seguir trabajando”, comentó. 

Sánchez Varela cree que como estuvo tanto tiempo vinculado como árbitro —21 años y 15 como juez de Liga— hace que “tenga cabeza” para presentar propuestas nuevas y frescas al básquetbol uruguayo. “Una persona como yo, que tiene ganas de hacer cosas por el básquetbol, que quiera colaborar,puede llegar a ser bienvenido”, consideró. 
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