The Sandman tiene diez episodios
Nicolás Tabárez

Nicolás Tabárez

Periodista de cultura y espectáculos

Espectáculos y Cultura > Recomendado

Sandman: por qué vale la pena meterse en el nuevo fenómeno de Netflix

La serie de Netflix está basada en un cómic ilustre, que tuvo un arduo camino a la pantalla, y es una gran historia de fantasía
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13 de agosto de 2022 a las 05:02

Enfrascado en la muy británica actividad de esperar un tren, el por entonces periodista británico Neil Gaiman se topó con un cómic en un quiosco de la estación Victoria de Londres. Era un número de La cosa del pantano, del excéntrico y genial autor Alan Moore. Gaiman se lo compró, empezó a hojearlo y ahí cayó el rayo.

El periodista devino a partir de ese momento en escritor: atrás quedaron las reseñas, las entrevistas y el libro biográfico sobre Duran Duran, y vinieron las novelas, los cómics y la trayectoria que lo convertiría en un referente de la literatura fantástica: Coraline, American Gods, Good Omens (todas adaptadas al cine o la televisión).  Y, como obra cumbre, The Sandman.

El autor británico y una plétora de dibujantes confeccionaron esta saga de historietas que se publicó originalmente entre 1989 y 1996, aunque después no faltaron continuaciones, precuelas, series derivadas y cruces con otras obras. Eso es algo que ya estaba presente de entrada, porque Sandman se publicó dentro de la editorial DC Comics, y en sus páginas aparecen personajes que pertenecen a ese universo narrativo, desde Batman hasta el Detective Marciano.

Ninguno de esos cruces aparece en la adaptación que Netflix estrenó hace algunos días, y con la que se concretó un anhelo de Hollywood y del público que viene prácticamente desde que el primer número del cómic llegó a las estanterías. El camino de Sandman a la pantalla fue tortuoso: se ha intentado adaptarla durante décadas, y en cualquier punto de la historia entre 1996 y 2022 hubo siempre un proyecto en curso.

Primero se intentó llevarla al cine con Roger Avary (el guionista de Pulp Fiction junto a Tarantino) como director, y los tipos que terminarían guionando Piratas del Caribe como encargados de escribir el libreto. Diferencias creativas y la filtración de una versión del guion que fue vapuleada en los foros primigenios de internet hicieron que para el comienzo del siglo XXI el proyecto estuviera en el purgatorio. En 2010 se quiso hacer una serie para HBO, en 2013 se anunció una versión cinematográfica con Joseph Gordon-Levitt en el rol protagónico, que naufragó tres años después. Otro amague con HBO. Idas. Vueltas.

Y apareció Netflix. En 2019 la empresa acordó con la dueña de Sandman, Warner, y así se encaminó definitivamente la serie, cuyos 10 episodios ya pueden verse en la plataforma.

A mimir

Sueño (también conocido como Morfeo, Sandman y varios otros títulos) es la entidad encargada de gobernar el reino del Sueño, de supervisar todo lo que sucede cuando las personas duermen y de custodiar las historias y relatos. Y es una figura más poderosa que los mismísimos dioses.

En los tiempos de la primera guerra mundial, un ocultista británico decide capturar a la Muerte (hermana del bueno de Morfeo) y someterla a su poder para recuperar a su hijo favorito, caído en el conflicto. Pero el ritual falla y el que termina preso en la Tierra es Sueño. Durante más de un siglo queda cautivo dentro de una suerte de burbuja de vidrio, lo que genera un descontrol total en sus territorios y un caos mundial, con millones de durmientes que nunca despiertan.

La serie cuenta con un elenco numeroso y cambiante

Hasta que un día, ya en el presente, esta figura con pinta de ícono de la New Wave (físicamente está basado, de hecho, en Peter Murphy, cantante de Bauhaus) logra escapar. Y ahí viene, por un lado, la misión de recuperar los tres objetos que le dan poder y, por otro, la de frenar a una Pesadilla viviente fugitiva que anda por el mundo matando y haciendo asquerosidades con los ojos de sus víctimas.

Pero más allá de que su nombre está en el título y, mal que bien, es el protagonista de este asunto, Sueño funciona más bien como un aglutinante para las aventuras y desventuras de un grupo de personajes que entran y salen del relato muchas veces en un mismo capítulo, entre humanos que se ven afectados por las batallas cósmicas de las entidades sobrenaturales, o algunas figuras fantásticas que pintan destellos de un universo expansivo que la serie no tiene necesidad de mostrar.

Eso le da una cualidad de vaivén a Sandman, que, al margen de los objetivos de su protagonista, es un relato sobre el poder de las historias, la necesidad que hay de contar con ellas, y como deben ir cambiando con el paso del tiempo para no desaparecer, algo que Sueño descubre en carne propia (y también, en una movida digna de película de Pixar, aprende a trabajar en equipo y no depender exclusivamente de sus capacidades). Y también permite un desfile de actores, que van desde un par de ex Game of Thrones a la voz de Mark Hamill, es decir, Luke Skywalker.

Un sueño soñaba anoche

David Thewlis interpreta a un inquietante villano en la serie

Sandman es, ante todo, una serie intelectual. Tapizada de referencias culturales y mitológicas, la serie mama de la Biblia, de los mitos griegos, de las leyendas folclóricas europeas, de la fantasía clásica y de la filosofía. No es que uno tenga que tener un doctorado para entenderla, pero las referencias están y conocerlas siempre es un plus.

Así como no es necesario tener al dedillo las fuentes narrativas de esta epopeya fantástica, sí hay que estar dispuesto al viaje. Con capítulos que parecen casi unitarios y proponen cambios de estilo, género y tono, una avalancha de personajes y un tono de ensoñación y misterio casi permanente –que incluso está presente en el apartado visual, con una relación de aspecto y una fotografía etérea y “estirada” que le da un toque adicional de extrañeza al asunto– pueden ser exigentes para un público neófito o que no acostumbra meterse en la fantasía dura.

Esto no quiere decir que sea solo para fanáticos, pero los que conocen la historia de antemano la saborearán aún más. Con escenas que son cuadros del cómic original traducidos a la pantalla, y un excelente trabajo de efectos visuales (no debe ser fácil hacer que un monstruito animado genere empatía y emoción), Sandman será jugar y cobrar para los ya conversos. Pero es también un viaje fantástico –en todo sentido– para los que nunca han puesto un pie o un ojo en el mundo de los sueños.

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