A 60 días de la cuarentena obligatoria por el coronavirus, los shoppings aún permanecen cerrados. Para contrarrestar la caída de sus ingresos, y mientras esperan la autorización por parte del gobierno para retomar sus actividades, solicitan que se les habilite la modalidad take away o “para llevar”, como ya se le permitió a la industria gastronómica y a algunos shoppings del interior, como en la provincia de Neuquén.
El pedido fue realizado por la Cámara Argentina de Shopping Centers (CASC), entidad que representa al 80% de los centros comerciales del país desde hace más de 25 años. De esta manera, la Cámara solicita que se apruebe esta opción para la entrega de productos adquiridos a través de compras por plataformas virtuales, que ya fue autorizada por algunos municipios del interior del país, lo cual sirve como paliativo. “Es difícil que nos autoricen a retomar nuestras actividades. Por eso, solicitamos que, en los lugares donde aún los shoppings permanecen cerrados se permita el take away”, explicó Mario Nirenberg, gerente de CASC. Así, cientos de marcas que tienen locales en los centros comerciales, en su mayoría pymes, podrían volver a funcionar (de una forma limitada), luego de más de dos meses de inactividad. “Algunas están haciendo entregas a domicilio, pero la mayoría no tiene un sitio desde donde entregar su mercadería”, sostuvo Nirenberg.
“Estas empresas enfrentan serias dificultades, justamente por el parate. El gobierno ha brindado un auxilio a algunas de ellas mediante el programa ATP. Pero con ingresos cero, stocks acumulados, la cadena de comercialización interrumpida, y debiendo abonar el otro 50% de los salarios e impuestos onerosos, el panorama es preocupante. Cuando la pandemia haya finalizado, muchas compañías van a desaparecer”, alertó.
La idea es que el consumidor se acerque con su auto al estacionamiento del centro comercial, donde personal le entregará el paquete que compró de forma online, sin necesidad de bajarse de su vehículo y casi sin contacto físico. A cambio, el cliente recibirá un recibo impreso o un código QR.
“La propuesta contempla que también puedan retirar sus compras personas que no tengan un automóvil y vivan en las cercanías al mall, manteniendo siempre las normas de higiene y seguridad correspondientes, y el distanciamiento adecuado. No vemos que haya un riesgo para la población con esta modalidad”, describió Nirenberg.Con esta operatoria, la CASC estima que se podría alcanzar apenas el 20% del volumen habitual de ventas. “Sabemos que no vamos a vender lo que se vendía prepandemia, pero sería un auxilio para las empresas, al menos”, afirmó.
(El Cronista - RIPE)
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