Los festejos del martes en Buenos Aires
Romina Manguel

Romina Manguel

Periodista de El Observador Argentina

Opinión > Argentina

Sin la Scaloneta no se puede, con la Scaloneta sola no alcanza

Argentina, otra vez entre el éxtasis y la agonía. El mismo martes que los jugadores pisaron suelo argentino, la tensión política reapareció
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26 de diciembre de 2022 a las 12:55

Victoria, festejo y alegría colectiva. El fin de año que la selección de fútbol le regaló a la Argentina no alcanza para apagar el fuego de la crisis. Choque de poderes, aumentó del dólar y un presidente que se debilita mes a mes. Todo como antesala de un año electoral que tiene como única certeza la incertidumbre. 

Argentina sigue festejando la victoria en el Mundial. Al ritmo del tema “Muchachos…” el tiempo parece haberse detenido en ese domingo 18 de diciembre en Qatar. El presidente de la Asociación de Futbol Argentino, Claudio “Chiqui” Tapia lo resumió en un tuit: “Ya pasó una semana de la obtención de la copa del mundo. Se festeja hoy, mañana y siempre”. Y así pasó casi desapercibida la Navidad mientras en la mayoría de los hogares se vio la transmisión de la final como si fuese por primera vez. Y el corazón de todos latió al ritmo de los cinco millones que salieron a las calles porteñas el martes siguiente a recibir a los jugadores en la manifestación popular y espontanea más multitudinaria de la historia. No hubo casa sin una camiseta de la selección ni mesa donde no se compartiese esa alegría genuina. 

Un país subido a la Scaloneta, el apodo de la selección del DT Lionel Scaloni que nació en la Copa América dos años atrás, después de una sequía de títulos nacía una selección que volvía a enamorar. 

Aún en medio de este clima entre fervoroso y lisérgico, aun queriendo creer que este instante durará para siempre y nada logrará robarnos la sonrisa permanente que portamos hace siete días, en el fondo sabemos que no será así.

Con el título “Con el Mundial no alcanza”, la filosa y provocadora pensadora Beatriz Sarlo ensayó algo de esto en el diario Perfil y dejó entrever que esa masa homogénea de felicidad constante comenzaría a agrietarse y por esas hendijas se colaría la realidad cotidiana: “Somos campeones del mundo. El domingo la alegría invadió las almas y los cuerpos. Decenas de miles anduvieron por las calles celebrando que algo nos había salido bien, en medio de la crisis que perjudica a gran parte de quienes celebraron. Alivia salir de la depresión por unas horas o unos días, para cubrir en un clima de fiesta las necesidades imperiosas, aunque no se resuelva absolutamente nada”.

El mismo martes que los jugadores pisaron suelo argentino, la tensión política reapareció. Y el “ni bien pisaron suelo argentino” no es una metáfora. Los jugadores habían hecho saber que sólo el pueblo argentino iba a capitalizar la victoria y no el gobierno. Que no habría visita a la Casa Rosada ni foto con el presidente ni básicamente nada que los ligara a la política partidista. Tampoco se habían retratado con el expresidente Mauricio Macri en Qatar. Dijeron “Nada”. Sin embargo, al amanecer y tras bajar las escalinatas del avión, se encontraron con la presencia de uno de los ministros más fuertes del gabinete, Eduardo “Wado” de Pedro, de la cartera Interior. Buscó la foto y se encontró con el presidente de la AFA haciendo una pared entre él y Lionel Messi y quedó con el saludo colgado. Esa pudo haber sido una advertencia para lo que pasó después.

En medio de los festejos hubo una pelea feroz entre el ministro de Seguridad Aníbal Fernández que le dijo entre otras cosas “cachivache de pacotilla” al presidente de la AFA por la precaria organización de los festejos que terminó con los jugadores rescatados por helicópteros en medio de la marea humana después de recorrer en micro apenas unos kilómetros en diez horas.

Milagro que no haya ocurrido un desastre con cinco millones de personas en la calle. El periodista Reynaldo Sietecase esgrimió una explicación: “Cuando el pueblo sale a festejar y no a protestar no hay incidentes”. Eso no eximió de idas y vueltas mediáticas entre funcionarios del gobierno nacional, provincial y los de la Ciudad de Buenos Aires. Y de fondo la realidad que no se podía tapar: Los jugadores no querían ver al presidente, a pesar que, desde la Rosada y hasta último momento la portavoz de gobierno hacia saber que se encaminaban hacia allí.

A este panorama se le sumó el fallo de la Corte Suprema por la Coparticipación. A tres días del último penal y apenas faltando nada para Navidad anunciaron por unanimidad que hacían lugar al reclamo de Horacio Rodríguez Larreta contra el Estado Nacional por el recorte de los fondos de la coparticipación. Le ordenó al gobierno de Alberto Fernández que entregue a la Ciudad de Buenos Aires el 2,95 % de la masa de fondos coparticipables. El gobierno porteño había solicitado el 3,5 %.

Aun así, se leyó como una victoria jurídica y política para el jefe de Gobierno porteño y uno de los referentes del PRO. Era un fallo que se esperaba. La quita había generado la última ruptura entre oficialismo y oposición. Y ahora Larreta los recuperaba. Y no en cualquier momento, sino cuando se desdibujaba su imagen de candidato presidencial incuestionable para las elecciones del 2023.
La realidad se seguía colando más allá de la Scaloneta. La agenda periodística daba lugar a otros temas fuera de la victoria histórica en Qatar. Y de las discusiones futbolísticas sobre si Messi había superado a Maradona, comenzaron otras más ásperas.

Alberto Fernández dijo que el fallo era “incongruente y de imposible cumplimiento” y que no lo iba a acatar aunque este lunes dio marcha atrás y dijo que lo acatará y pagará al gobierno bonaerense con bonos. La noticia del choque de poderes recorrió el mundo. El empresariado manifestó el malestar y volvió a hablar de inseguridad jurídica que sólo genera desconfianza en el país e impacta negativamente en posibles inversiones. Un grupo de alumnos de la UBA de Derecho donde el presidente da clases pidió que sea suspendido por desoír un fallo del máximo Tribunal. La oposición pidió juicio político para Fernández, los gobernadores se dividieron entre los que apoyaban al presidente y los que lo acusaban de desobediencia…la crisis institucional ya se había desatado.

Y el clima electoral entró en erupción. Mauricio Macri y Horacio Rodríguez Larreta hablaron del fallo y dijeron: “El fin del populismo está cada vez más cerca". Y Larreta acusó al presidente de quebrar el orden constitucional y desconocer el Estado de Derecho. 
Mientras tanto, el dólar blue pegó un salto de diez pesos alcanzando su récord y su valor más alto: trescientos cuarenta pesos y el riesgo país trepaba a 86 puntos.

El ministro de Economía Sergio Massa exhibe algunos logros importantes, opacados por la pelota y el despelote. Pocos hablan de los más de mil doscientos millones de dólares que el Banco Central recaudaba por el dólar soja: un saldo favorable por cuarta vez consecutiva, del pequeño descenso de la inflación o de las inminentes estrategias electorales en las que está pensando Massa si las cosas le salen “medianamente bien”.

Mientras millones de argentinos no piensan bajarse nunca jamás de la Scaloneta, algunos funcionarios se siguen bajando de la Albertoneta: es una incógnita cuanto más debilitada llegara la gestión de Fernández a las elecciones del año próximo con una vicepresidenta que lejos está de respaldarlo. Cristina Fernández de Kirchner parece sumergida en su problemática judicial con una condena a las espaldas, y piensa en la unificación del peronismo, pero no necesariamente tras el presidente.

Desde que asumió hasta las elecciones de medio termino AF perdió cuatro ministros clave, entre ellos Gines Gonzales García de Salud eyectado por el escandalo del vacunatorio vip y su mano derecha la ministra de Justicia Marcela Losardo. Después de la derrota de las legislativas perdió otra docena.  Del Gabinete original sobrevivieron unos pocos ministros y secretarios de Estado que no lo abandonan ni en sus peores momentos como Vilma Ibarra, encargada nada más y nada menos que de su firma desde la Secretaría Legal y Técnica. 

Los leales, cercanos, hombres y mujeres de consulta del presidente se cuentan con los dedos de la mano, como el incondicional ex jefe de Gabinete y actual canciller Santiago Cafiero. Hasta el actual jefe de Gabinete Juan Manzur anunció que en marzo volverá a su provincia, Tucumán, para sumarse al juego electoral. Uno más que se baja de la Albertoneta y van…

La pregunta es dónde se subirán, a quién elegirán, por qué modelo optarán millones de argentinos en unos meses cuando llegue la hora de votar. Es cierto que falta una eternidad, medida en los tiempos de la Argentina. Todo puede pasar. Hasta traernos la copa del Mundial desde el otro lado del mundo tras treinta y seis años de sufrimiento.

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