Sólo los tontos trabajan en verano

Un mes de verano que debería ser agradablemente productivo en la oficina ha sido demasiado ocupado

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18 de agosto de 2022 a las 15:34

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Por Pilita Clark

En lugar de hacer una caminata con amigos bajo el sol de verano el domingo pasado, tuve que sentarme de mala gana en mi oficina y escribir un artículo que tenía que estar listo para el lunes. Lo peor de todo es yo soy la única persona a la que puedo culpar por todo esto.

Podría haber hecho el trabajo antes si no hubiera tenido un almuerzo relajado con un exjefe, o una reunión de cocteles en la azotea con colegas del trabajo, o una batalla de tres horas con el hostil sistema de gastos del Financial Times (FT).

Todas estas cosas se hicieron deliberadamente como parte de mi plan de Trabajo en agosto, un mes en el que normalmente puedes deshacerte de un montón de papeleo y ponerte al día sin distracciones.

O eso pensé. Dos semanas después del inicio de mi programa, lo estoy reconsiderando y, tal como están las cosas, estoy llegando a la conclusión de que sólo los tontos trabajan en verano.

Parte del problema es que parece que este año muchas otras personas en el hemisferio norte están participando en su propio plan de Trabajo en agosto. Tal vez estén ansiosos por compensar la pérdida de negocios y volver a un ritmo de trabajo más normal a medida que la pandemia se alivia y se avecina el riesgo de recesión. Tal vez quieran evitar lo peor del caos de viajes que está afectando a los aeropuertos de todo el mundo. Es posible que, como yo, tengan motivos personales para tomar vacaciones en julio o septiembre, cuando los boletos de avión son más baratos y las playas están más vacías.

De cualquier manera, mis expectativas se vieron sacudidas, comenzando con la visión de ir en bicicleta al trabajo a través de las tranquilas calles de Londres y deslizar directamente al mejor lugar para estacionar bicicletas en mi oficina antes de encontrar una mesa de último minuto en un restaurante vacío. Resulta que ni las calles ni mis restaurantes favoritos están vacíos, y los portabicicletas de la oficina siguen llenos.

Cuando llego a mi escritorio no estoy rodeada de un mar de asientos vacíos sino por colegas amigables a quienes, desafortunadamente para ellos, tiendo a distraer. Esta distracción requiere tiempo que, de lo contrario, podría dedicarse a cosas como terminar los artículos que deben entregarse el lunes.

El resultado es inquietante. No mucho después de trabajar ese domingo soleado, escuché a un colega decirle a alguien por teléfono: “Estoy aquí hasta mediados de agosto y luego me voy de vacaciones”. Esto me dio envidia, a pesar de que acababa de tomarme dos semanas libres perfectamente buenas en julio.

Al principio pensé que yo era la única con una oficina inesperadamente activa. Pero otros en la ciudad tienen el mismo problema. Un amigo, que tenía esperanzas de pasar un agosto tranquilamente productivo y se siente frustrado por el incesante ajetreo de la oficina, dice que el auge se debe al trabajo híbrido. Ahora que el trabajo desde casa es más aceptable, cree que la gente está ‘trabajando’ en agosto a la vez que están en la costa con sus familias.

En otros lugares, he escuchado quejas familiares que me recuerdan lo bueno que fue tomarme todas mis vacaciones de verano en agosto del año pasado.

Primero, están los perdedores en la carrera por las vacaciones de verano que deben reemplazar a los colegas ausentes — quienes están junto a una piscina — además de las cargas de trabajo normales. Ésta debería ser una buena noticia para los jóvenes novatos o cualquier persona interesada en dejar su huella. El problema es que mucho esfuerzo — y excelente trabajo — pasa desapercibido cuando el jefe está haciendo lo que los jefes suelen hacer en agosto: tumbarse en la playa.

Aún más injusto, los mismos gerentes a menudo regresan rugiendo en septiembre, llenos de ideas. Ver escritorios vacíos los irrita, incluso si han sido desocupados por un agotados trabajadores de agosto finalmente liberados de mantener la oficina a flote durante el verano. De hecho, sé de trabajadores de agosto que esperan hasta octubre para tomarse unas vacaciones, sólo para que un gerente despistado ladre: “¿Qué? ¿Otra vez te vas de vacaciones?

En general, creo que el mundo sería más civilizado si hubiera un reconocimiento más amplio de la servidumbre de verano. Hace poco encontré una ley en Islandia que da derecho a los trabajadores a extender sus vacaciones en un 25 por ciento si su empleador les exige trabajar durante el período oficial de verano.

Cuando le pregunté al departamento gubernamental correspondiente en Reykjavik si había alguna señal de que esta idea se estaba poniendo de moda en otros países, una persona servicial dijo que no creía que ése fuera el caso.

Es difícil imaginar que en estos tiempos económicamente inciertos se popularice esta medida. Por lo tanto, probablemente sea mejor reconocer la realidad de las cosas, acoger lo inevitable y asegurarte de que el próximo agosto estés lo más lejos posible de la oficina.

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