El teletrabajo debe convivir con la oficina

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Qué es el síndrome de cabaña y por qué está relacionado con abandonar el teletrabajo

Con el teletrabajo conviviendo con la oficina de manera híbrida, hay algunas nuevas cuestiones a considerar
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10 de agosto de 2021 a las 12:32

Varios estudios a nivel internacional coinciden que, con las restricciones pandémicas más duras ya en el pasado, el teletrabajo empieza a transitar un camino más híbrido junto a la presencialidad. Sin embargo, no todos quienes deben volver a la oficina están dispuestos de manera completa a hacerlo. En ese sentido, a la hora de instalar la modalidad del trabajo flexible, híbrido o totalmente remoto, ¿qué sacrificios hacen los trabajadores y las empresas?

Desde la perspectiva de los colaboradores, lo que se observa es una optimización de su tiempo e inversión en traslados, y en muchos casos, ahorro en comida, ropa, y otros insumos que antes debían costear, ya que, al estar desde casa, esto pasa a formar parte del presupuesto familiar. Aunque aparece una mirada distinta cuando no se cuenta con un espacio apropiado para teletrabajar, y que deba ser costeado por el empleado o, en su defecto, por la empresa.

También en los pros aparece la oportunidad de trabajar desde cualquier lugar, incluso viajando, la alternativa de reportar resultados sujetos a objetivos, en vez de marcar tarjeta; y la posibilidad de postularse a posiciones diseñadas específicamente para el formato virtual en otros países y generarse ingresos superiores a los actuales -formato que, como sabemos, no aplica para todo tipo de tareas, ya que muchas requieren cercanía física total o alternada con el desempeño virtual-.

Algunos de los sacrificios que, en pos de trabajar remoto, las personas terminan aceptando, son la falta de contacto con sus compañeros, la cotidianeidad de hacer colegas y amigos teniendo un rapport inmediato, y la instantaneidad de conversaciones productivas frente a frente, donde sabemos que se obtiene mucha más información que en el formato virtual; por ejemplo, un mayor registro de la comunicación no verbal y corporal.

También muchos extrañan el tener su oficina propia o su escritorio asignado, donde habían llegado a personalizarlo para disfrutar de ese espacio laboral, aunque con su toque propio. Ahora debieron crear ese lugar dentro de su casa, y dotarlo lo mejor posible. El aspecto recreativo del viaje al trabajo, el after office o el almuerzo con colegas, también influye en contra.

El teletrabajo generó nuevos desafíos

Si bien hay disposiciones oficiales en varios países que regulan las condiciones del teletrabajo donde la parte empleadora asegurará determinados aspectos a cubrir para cada persona, es cierto que su efectiva implementación y los límites aún se presentan difusos. Por caso, no todas las personas están equipadas de conexiones potentes a Internet, imprescindible para un óptimo rendimiento. Otras compañías los están equipando con lo indispensable y asumiendo parte del costo de un upgrade de planes de Internet, telefonía y actualizaciones tecnológicas para quien presta su servicio. Habrá un largo camino aún por recorrer.

Los nuevos modelos de oficinas y liderazgo que necesita el teletrabajo

¿Y qué pasa con el síndrome de la cabaña?

Un aspecto adicional para considerar es "el síndrome de la cabaña": algunas personas aún se resisten a reinsertarse presencialmente en sus puestos laborales, fundamentalmente por miedo.

El aislamiento prolongado por distintas causas, entre ellas la pandemia, es algo que la psicología viene estudiando por lo menos desde comienzos del siglo XX, cuando se lo observó en cazadores y en buscadores de oro que volvían a sus entornos habituales tras prolongadas estadías en cabañas o viviendo en formato nómade. La gran mayoría presentaban signos de miedo, agobio, desconfianza y extrañeza. Algo parecido a lo que vivimos cualquiera de nosotros tras un tiempo prolongado sin salir de casa, cuando nos reencontramos con el afuera.

El síndrome de la cabaña puede afectar a aquellos que vuelvan a la oficina después de un tiempo prolongado de aislamiento

Los profesionales de la salud mental señalan que en el aislamiento aparecen ciclos donde las personas sienten aburrimiento, sensación de estar enjaulados, irritabilidad, soledad, frustración, trastornos en los ciclos del sueño y también angustia. De allí que se haya multiplicado la demanda de estos servicios.

Si a esto se suma la incertidumbre generalizada, la posibilidad de perder o transformar completamente su empleo, las víctimas fatales, situaciones de salud complejas, horarios sin previsibilidad que afectan directamente la dinámica de la familia y de cada persona trabajando desde el hogar, se percibe cómo se ha alterado casi totalmente la rutina, y, consecuentemente, la exigencia impostergable de adaptación sí o sí a nuevas condiciones.

Aquí, la flexibilidad cognitiva y la neuroplasticidad del cerebro ayudan a lograr este proceso de acondicionamiento a nuevos escenarios.

Fuente: El Cronista

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