Pancho Perrier

Un cerco en ciernes sobre los no vacunados

“Pasaporte sanitario” para trabajar y concurrir a espectáculos: la escaramuza que viene

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30 de julio de 2021 a las 12:42

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Vacunarse contra el covid-19 aún no es obligatorio, pero el cerco en torno a los remisos aprieta un poco más cada día.

En muchos países comienza a restringirse el trabajo de no vacunados, en sectores como la salud pública y el cuidado de ancianos, o limitan su concurrencia a espectáculos públicos.

Álvaro Delgado, secretario de la Presidencia de Uruguay, insinuó el libreto el martes de la semana pasada cuando dijo que los trabajadores de la salud pública no vacunados “quizás” no deberían tener contactos directos con pacientes; y que habrá “algunas lamentables diferenciaciones” para concurrir a espectáculos públicos.

El domingo 25 el parlamento francés aprobó una ley de “pasaporte sanitario” un día después que se registraran manifestaciones de protesta en todo el país. Los “antivacunas” son particularmente combativos en Francia y Estados Unidos.

Los cuatro millones de empleados federales de Estados Unidos sin vacunas deberán llevar mascarillas en el trabajo, guardar distancia y hacerse testeos sistemáticos, anunció esta semana el presidente Joe Biden. El Estado de Nueva York obligará a los trabajadores de la salud y a todos sus funcionarios en contacto con el público a vacunarse contra el covid-19.

Irlanda abrió sus restaurantes y bares sólo a vacunados; la Liga Suiza de Fútbol acepta exclusivamente jugadores y personal inmunizado, igual que los estadios de Inglaterra; las empresas de aquí y allá, incluidas Google y Facebook, exigirán vacunas a sus empleados. Y así desde el “pase verde” israelí al “coronapase” danés, las puertas en el mundo se van cerrando en la cara de los orejanos.

Siempre quedarán ciertos espacios para quienes se niegan a la vacuna, pero a costa de convertirse casi en parias.

Algunas personas consideran que un “pasaporte sanitario” para ingresar a espectáculos públicos o locales de baile atenta contra las libertades civiles. Otros creen que las vacunas son más bien inútiles o peligrosas, o que forman parte de una conspiración internacional, de gobiernos y laboratorios, o simplemente sienten pavor a las agujas.

Mientras tanto Uruguay, uno de los países con mayor vacunación anti covid-19 del mundo, comenzará en agosto a dar una tercera dosis, esta vez de Pfizer, a quienes tengan dos dosis de Coronavac (Sinovac).

Esta opción voluntaria, que no cuenta con respaldo científico unánime, pretende reforzar la inmunidad de las personas ya vacunadas, que decae con el tiempo; y protegerlas un poco más ante las nuevas mutaciones del virus.

El cruce de vacunas de diferentes tecnologías se estudia en ciertos círculos científicos internacionales, pero todavía no hay mayores evidencias.

Israel ya da una tercera dosis Pfizer a los mayores de 60 años, en alarma por la variante Delta. Es muy probable que haya revacunaciones generales en 2022 en todo el mundo; y que, incluso, la vacunación contra el covid-19 se vuelva anual, como contra la gripe.

Ahora el gobierno uruguayo y las autoridades de Salud Pública han preferido pecar por redundancia antes que por omisión.

También se preparan para abrir las fronteras en primavera, pues el regreso gradual del turismo extranjero estimularía el empleo y una reactivación económica más completa.

La recuperación de la crisis provocada por la pandemia de covid-19 será más rápida de lo previsto en los países desarrollados, pero más lenta en los emergentes debido al acceso desigual a las vacunas contra el coronavirus, advirtió el martes el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Hay claros rebrotes de la pandemia, al menos en contagios leves, en países con elevada vacunación, desde Estados Unidos a España. Los afectados más graves integran la población no vacunada, aunque no sólo.

¿Cuándo y cómo atacará la segunda (o tercera) ola a Uruguay y la región, y cuán mortal será la “quinta ola” que se cierne sobre Europa y América del Norte?

La cantidad de contagios en Uruguay cae en picada desde hace dos meses, igual que el número de muertos e internados en centros de cuidados intensivos, después del furioso vendaval padecido entre marzo y mayo.

Uruguay, que pareció al margen de la pandemia el año pasado, se cayó al mundo durante este año; aunque ahora, otra vez, semeja un santuario relativo gracias a la elevada vacunación. Hasta el momento ha sufrido casi 6.000 muertes por (o con) coronavirus, unas 1.700 víctimas por millón de habitantes, registro muy similar al promedio de la Unión Europea.

Los países latinoamericanos están entre los más afectados del mundo: Chile y México (1.850 muertos por millón de habitantes), Argentina y Colombia (2.350), Brasil (2.620) y Perú (casi 6.000).

Entre los países con más de un millón de habitantes, el que más ha vacunado es Emiratos Árabes, con unas 170 dosis cada 100 habitantes. Le siguen Uruguay (140 dosis cada 100), Baréin, Catar, Chile, Canadá e Israel, en ese orden.

El 73% de los habitantes de Uruguay ya recibieron una dosis de vacunas contra el covid-19, y 63% las dos dosis. Casi el 85% de los mayores de 18 años han sido vacunados: la tercera parte con Pfizer o AstraZeneca, y el resto con Coronavac.

El resto de los países de América Latina vienen muy atrás, aunque en aceleración. En Colombia se ha vacunado con dos dosis el 23% de la población, en Brasil 19%, en Perú 15%, en Argentina 15% (debido a la falta de provisión de la segunda dosis de la vacuna rusa Sputnik V) y en Paraguay 5%.

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