Opinión > EDITORIAL

Un cierto respiro hacia UPM

Los avances realizados y los caminos que aún falta recorrer
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31 de mayo de 2018 a las 05:00
Que tres de las 10 empresas inicialmente interesadas se hayan presentado finalmente a la licitación por el ferrocarril generó cierto respiro hacia la meta del gobierno de asegurar que UPM confirme la construcción de su nueva planta de celulosa al norte del Río Negro. Queda todavía mucho camino por recorrer. Pero al menos se disiparon los temores que sobrevolaban de que solo se postulara la uruguaya Saceem, asociada a capitales españoles y franceses.

Otras dos empresas, una estatal de China y otra española, también propusieron hacerse cargo de la construcción de unos 300 kilómetros de vías nuevas entre el puerto de Montevideo y Paso de los Toros, que permita el desplazamiento de trenes a por lo menos 80 kilómetros por hora para transportar la producción de la eventual planta. Se necesitarán más de 40 puentes, obras de adaptación portuaria en la capital y otros trabajos que dejen a punto el Ferrocarril Central, así como expropiaciones de terrenos requeridos por el trazado de las vías. Su construcción tendrá la ventaja adicional de facilitar el trasiego de otras mercaderías, vitalizando la infraestructura de transporte al restablecer parcialmente un sistema ferroviario esencial pero que desde hace décadas se dejó caer hasta su pobre servicio actual.


Fuera de carrera quedaron los demás interesados, que habían pedido una segunda prórroga para presentar sus propuestas. Les fue negada por el gobierno argumentando la necesidad de cumplir los rígidos plazos convenidos en el preacuerdo suscrito con la pastera finlandesa. El ministro de Transporte y Obras Públicas, Víctor Rossi, informó que en un mes el gobierno completará el estudio de las tres propuestas para decidir a cual le adjudican los trabajos, que suponen una inversión de unos US$800 millones. La empresa ganadora recibirá del Estado el reembolso de la inversión y sus ganancias en un plazo de 20 años.

No se conocen los detalles de las propuestas, un ejercicio de extrema complejidad por los múltiples ángulos que cubren. Pero puede anticiparse que alguna será aceptada, dada la prioridad que el presidente Tabaré Vázquez asigna a la concreción de un proyecto que representa eventualmente la mayor inversión en la historia del país, del orden de US$4 mil millones y que creará miles de puestos de trabajo. A partir de la adjudicación, habrá un plazo de tres años para concretar las vastas obras ferroviarias y complementarias. Durante ese período UPM confirmará o no la construcción de su segunda planta de celulosa, la tercera del país. De confirmarse, catapultará esa industria a pelearle a la carne, la soja y el turismo el primer puesto como redituable rubro de exportación.


Las obras están previstas bajo el mecanismo de Participación Público Privada (PPP), una buena ley que, pese a más de cuatro años de vigencia, ha fracasado hasta ahora en su objetivo inicial de alentar la inversión, con la única excepción de la construcción de una cárcel moderna en Punta Rieles. Si funciona ahora para adjudicar la recuperación del ferrocarril, se habrá salvado un primer obstáculo de proporciones a la concreción de la planta de UPM. Pero no habrá certeza hasta que, de acuerdo a como evolucionen las obras comprometidas por el gobierno, la empresa finlandesa ratifique su decisión primaria de construirla.

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