Un paseo gastronómico por Buenos Aires de la mano de Sofi Muñoz
Recomendados para toda hora y con novedades que vale la pena conocer en la capital vecina
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09 de mayo de 2018 a las 11:00
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Es en Proper (Aráoz 1676) Igual que en Niño Gordo, al llegar a este lugar se ve una puerta que podría ser un garage, sin ningún cartel. Es la puerta de este restaurante, que antiguamente era un taller mecánico y esto se nota por dentro.
Siempre me gustó eso de irme un fin de semana a Buenos Aires y más en el momento que valía mucho la pena económicamente y podía darme más gustos de los que estaba acostumbrada.
Pero mi verdadero amor por esta ciudad nació en el 2012, cuando me fui a vivir un año para estudiar Pastelería en la escuela de Osvaldo Gross. Ahí pude sentirme una porteña más, tuve la suerte de poder trabajar como encargada de pastelería de un restaurante en Palermo que estaba en su boom y vivir con amigas, lo que me permitía salir a conocer y comer rico; Buenos Aires tiene mucho movimiento durante la semana, así que siempre encontrábamos un excusa para poder recorrer sus rincones.
Hace dos fines de semana volví después de un año sin ir y como siempre, quedé enamorada. Cambios en este año? Sí y muchos, el primero que llama la atención y afecta en todos los rubros es el aumento de precios. Pero gastronómicamente hablando, me llamó la atención la cantidad de restaurantes nuevos que hay. Muchos locales que hace un año eran una tienda de ropa hoy tienen un horno o un fritador adentro. Acompañando la tendencia mundial, vi muchos cafés de especialidad y cervecerías.
Como es inevitable yo ya tenía mi ruta gourmet, que fui haciendo por esos lugares que siempre querés volver y algunos nuevos que quería conocer.
Para desayunar
Su fuerte es la panadería con fermentación natural y lo que sorprende es la cantidad de personas que vienen a comprar panes para llevar; constantemente uno de los dueños está colocando pan caliente en los canastos y parece que no dan abasto ya que se vacían a los pocos minutos. Nosotros tuvimos la suerte de que nos pudimos sentar en una mesa larga y compartida, por lo que pudimos disfrutar del desayuno ahí mismo. El café es de especialidad y es excelente, se toman su tiempo para que además de rico este muy lindo presentado, ¡la foto acá es infaltable!
La buena onda se respira en todos sus rincones, y otra cosa que se puede sentir en exceso es el rock: música fuerte e imágenes o discos por varios todos lados. Un punto favorable a destacar, es que sus dueños están cocinando o atendiendo siempre.
Yo recomiendo este lugar como una parada bien gourmet y sabrosa. No llegué a probar el brunch porque fui temprano pero ¡dicen que es espectacular!
Para almorzar
Todos conocemos la manera de cocinar de Narda, y personalmente admiro mucho su estilo, la forma de que tiene expresarse con la comida y de valorar la experiencia de comer.
Lo recomiendo ya que tiene una propuesta muy diferente, a su menú ejecutivo cada día se le asigna un color, que representa el acompañamiento del plato, uno sólo elige la proteína!!! por lo tanto te enterás de qué vas a comer recién cuando éste llega a la mesa. Nosotros elegimos esta opción y dos platos de la carta. De todos ellos debo destacar la sencillez, pero cada plato tenía un sabor intenso que se acentuaba con su forma de cocinarlo, por lo que no era necesario agregar más condimentos.
Como bien lo indica su nombre es un comedor, pero con mucho estilo, todo es blanco y en diferente sitios se ven puff con forma de vegetales. También genera curiosidad una pileta en la mitad del salón que es para lavarse las manos.
Narda siempre está presente en el salón, e incluso con muchísima disposición nos mostró toda la cocina y salas de producción. Vale la pena ir para poder apreciar la buena comida.
Hora del té
El lugar llama la atención por su decoración, es el típico que no podés parar de mirar porque cada rincón tiene algo diferente y llamativo.
Sus platos se destacan por el tamaño. Yo tengo dos preferidos, el club sándwich, que vendría a ser un waffle salado relleno tipo "olímpico" y la chocotorta, este postre se ve en todo Buenos Aires, pero como el de Pani, ¡no la vas a probar en ningún lado!
Los platos para el almuerzo son muy ricos también, pero ojo, recomiendo para este caso siempre compartir porque hay que dejar un lugar para el postre, irse sin algo dulce es un pecado. Recomiendo la tarta de calabaza que viene acompañada con una ensalada de repollo que es espectacular.
A cualquier Pani que vayas, siempre anda al baño, porque suelen ser muy originales y que no te sorprenda si hay fila para entrar porque es lo que suele pasar en cada puerta de este restaurante. ¿Vale la pena esperar? ¡Sí, claro! Es un fuego.
No importa en la ciudad que estés, pero si sabés que existe el barrio chino, es una parada obligatoria.
El primer salón está iluminado con lámparas chinas y la luz que da es de color rojo. La decoración es alucinante, con la pared empapelada con la cara de un niño asiático. Más adelante se ve una parrilla con una barra enorme donde podes ver cómo preparan los platos. La sugerencia de ellos es pedir para compartir y así probar de todo!! Mis recomendaciones son las mollejas y los dumplings de pato como entrada, y como plato principal un pescado entero frito.
La originalidad de este lugar, que lo ha hecho tan conocido, va desde la presentación de los platos (el pescado que viene entero que admito que genera un poco de impresión, pero después de comenzar a comerlo se te olvida), la fusión de sabores, ya que impacta ver en un lugar muy asiático una parrilla muy argentina, la música y la vestimenta de quienes atienden que acompaña perfecto con la onda del local. ¡Cenar acá es una experiencia única!
¡Ir de tapas!
Lo ideal es ir con un grupo de amigos, ya que todas las tapas son chicas y de esta forma se puede compartir y probar de todo. Los platos son sencillos, y el lugar se destaca por hacer todo pero todo en un horno a leña, la estrella de su cocina. Intentan que cada producto se luzca por su propio sabor, tratando que las modificaciones a la hora de cocinar sean mínimas.
Hay dos platos que son imperdibles en este lugar: una carne vacuna, el corte que viene a la mesa es de un kilo, brutal verlo llegar y brutal es cortarlo de una manera tan suave esa porción.
Y de postre el super mega flan, ya un clásico de la casa, irse sin probar esto es imposible.
En Proper se respira un espíritu muy joven y con muy buena energía. No hacen reservas pero recomiendo ir temprano o con tiempo ya que suele estar siempre lleno y conseguir lugar se puede hacer un poco lento.
Ir por la mejor pizza
Siamo nel forno (Costa Rica 5886) Los argentinos tienen una tremenda conexión por una cuestión histórica con los italianos, por lo que ver una pizzería en cada cuadra no se hace algo extraño. Pero si tenemos que hablar de comer la mejor pizza al estilo bien tano, este es el lugar perfecto. No es un lugar muy barato ni informal, más bien formal, pero vale la pena ponerse lindo ya que lo que sale de ese horno a leña te traslada a las mejores pizzerías de Nápoles.
Esta raíz italiana también los hace destacarse en helados, estar en Palermo a la tarde en un día de calor, te obliga a pasar por Lucciano's (Honduras 4881), la heladería que hace las paletas artesanales más originales y ricas, si bien tienen una oferta muy amplia y tentadora de helados, la parada por esta heladería moderna obliga a comer una paleta. Hay de varios gustos, bañadas, decoradas, hasta con animales o famosos dibujos animados. Mi sabor preferido es la de coco.
Para ir a tomar unos ricos tragos
Boticario (Honduras 5207) Está ambientado como una farmacia antigua y no podés parar de mirar cada rincón; muchos carteles, decoración y muchos frascos antiguos. La cockteleria de acá es su fuerte, tanto en sabor como en presentación! Si bien tiene una carta de cocina, es muy corta y no es su fuerte.
Ir a Buenos Aires es siempre la mejor excusa para comer rico, pasear, ir al teatro y llenarse de nuevas ideas. Tener tan cerca una ciudad que es icono mundial es un gran privilegio al cual debemos sacarle provecho. Para cualquier rubro es siempre una inspiración, ¡y para mí una ciudad única!
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