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Un uruguayo en China: entre la odisea para conseguir comida y la estafa en su trabajo

Nicolás SIlvera llegó en diciembre a China para ser profesor en un colegio, pero se fue tras la evolución del coronavirus
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26 de febrero de 2020 a las 16:21

Miró las notificaciones y vio algunos comentarios sobre el coronavirus. "Bo, mirá que se está hablando en Uruguay", le alertaban al uruguayo Nicolás Silvera que estaba de vacaciones en Shanghái, en el este de China, aprovechando unos días libres por el Año Nuevo chino. 

Pero Silvera, que trabajaba de profesor de inglés en un colegio, no le dio demasiada importancia, no le pareció "algo de otro mundo", aunque al poco tiempo se dio cuenta que era un tema serio: "Uno le da importancia cuando le afecta de forma directa en el día a día, cuando no podías salir de tu casa", contó a El Observador desde Seúl, en Corea del Sur, donde actualmente reside. 

En China no le resultó fácil acceder a la información y las redes sociales de occidente estaban "bloqueadas". Silvera no podía entrar a Google para saber lo que estaba pasando y se apoyaba en un amigo chino para informarse, aunque los medios del gigante asiático no son "totalmente confiables" y lo que informan está "sesgado", dijo. 

Shanghái quedó vacía y Silvera estuvo encerrado 21 días en un apartamento de una ciudad cercana. Ya no había metro, ya no había trenes y las empresas declararon feriados. En número de infectados y de muertos comenzaba a aumentar. 

 "Solo algunos supermercados podían estar abiertos y no había casi alimentos ni productos; escaseaba todo. Tenías buscar de lugar en lugar para volver con algo de comida para la semana. ", detalló. 

"Estaba literalmente encerrado", remarcó Silvera. Aunque "técnicamente" podía salir de su apartamento, no tenía sentido hacerlo porque estaba imposibilitado de ir a cualquier lugar: no había metro y si ibas caminando a otro barrio no se podía ingresar. "Estabas prisionero de tu zona".

Una "estafa" en el trabajo

Silvera llegó en diciembre a China para trabajar en un instituto privado como profesor de inglés. Para él, este cambio significaba una aventura y un desafío personal, y le costó adaptarse a esa cultura diferente. "Fue un cambio abrupto y drástico", comentó. 

Con su trabajo tenía contrato por un año y su idea era estar al menos hasta diciembre allí, pero cuando ya se estaba sintiendo más cómodo con el país surgió otro problema: no le pagaban el sueldo. "Me estafaron porque trabajé un mes y medio y no recibí un peso", contó. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

~eastern lights~

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El joven se sintió en una situación de "vulnerabilidad": era un extranjero en el otro lado del mundo y que no tenía un lugar donde quejarse. "La escuela vio cierta oportunidad de sacar ventaja y decidieron no pagarme", explicó. 

Silvera sentía que estaba poniéndose en riesgo: no podía salir de su casa, no tenía una vida "normal", y conseguir comida y agua era "una odisea", relató. A eso se le sumaba el problema laboral. Entonces decidió irse. 

La alerta en Seúl 

Para liberarse de sus problemas en China pensó en irse a Malasia porque el pasaje era barato y tenía amigos allí. Pero cuando estaba por comprar el boleto del vuelo se dio cuenta que un día antes había cambiado la política de entrada y él no podía ingresar por la provincia de la que provenía. 

Las opciones en Asia eran pocas: Japón y Corea del Sur. Entonces estuvo 10 días en Tokio y luego se fue para Seúl. 

 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 
 

arigato

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En Japón notó que la preocupación por el coronavirus "no es tan importante", aunque está presente. Antes de llegar pasó por una unidad de cuarentena del aeropuerto en la que se aseguraban que no tuviera el virus: le hacían un chequeo médico y le consultaban el historial de viajes. 

La llegada a Corea del Sur no fue tan sencilla y en el aeropuerto vivió una situación "hostil". Ya estaba en Seúl cuando lo retuvieron durante una hora en migraciones porque vieron que tenía la visa china y que había estado en ese país. Allí estuvo una hora mostrando fotos y respondiendo preguntas.

En la capital coreana se encontró con una situación "mucho más tranquila" en comparación con China, aunque sintió "cierta histeria colectiva" en la población, contó. 

La ciudad lleva una vida normal, aunque recomiendan evitar el transporte público y utilizar mascarillas siempre. En las estaciones de metro o en los lugares de mucha concurrencia de gente hay alcohol o jabón para prevenir. 

Otra de las medidas del gobierno es enviar alerta a los celulares de todos los ciudadanos actualizando la información sobre el virus y recomendando métodos de prevención. 

La alerta que el gobierno de Corea del Sur envía a sus habitantes con actualizaciones sobre el coronavirus

Silvera estará hasta el próximo lunes en Seúl y luego seguirá de viaje por el sureste de Asia. 

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