Ricardo Peirano

Ricardo Peirano

Reflexiones liberales

Una idea equivocada

Es difícil que el actual Estado pueda controlar el negocio de la marihuana
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25 de julio de 2012 a las 00:00

Luego de marchas y contramarchas, el Poder Ejecutivo oficializó el proyecto de ley de crear un monopolio – otro más en nuestro país que no carece de ellos y seguramente inédito en el mundo- como el que supone establecer que el Estado se encargue de la producción y comercialización de marihuana.

Esta controversial medida puede ser analizada desde diversos ángulos: la conveniencia o no de liberalizar la droga; el resultado final de que un país en solitario legitime su consumo, descolgándose de la normativa casi unánime en el mundo; si es esta legalización será útil para que los consumidores de pasta base se conviertan en consumidores de marihuana, reduciendo así el grado de dependencia y de recurso a la violencia para obtener la droga; y, por último, si el Estado uruguayo está suficientemente preparado para producir, comercializar y controlar el negocio en torno a este estupefaciente.

Sobre esto último, es bueno recordar los planteos críticos del presidente José Mujica sobre la gestión del Estado y sus quejas sobre los palos en la rueda que la burocracia pone a cualquier reforma, como para ser escépticos al respecto.

No le falta razón al primer mandatario. El Estado uruguayo, por obeso y falta de músculos, ha demostrado con creces que es ineficiente no solo para cumplir funciones que le son ajenas, como las que integran su dominio comercial e industrial, sino también para cumplir cabalmente con sus funciones básicas.

Un Estado que no es efectivo en sus funciones ene ducación, seguridad y salud, ¿estará a la altura de las circunstancias para producir, comercializar y controlar el consumo de marihuana?

Sería muy ingenuo creer que ello sea posible y entonces Uruguay, gratuitamente, deberá enfrentar más tarde o más temprano un nuevo problema para la sociedad. Si no podemos lograr una educación de calidad ni la seguridad pública adecuada para los ciudadanos y tampoco sabemos cómo mantener limpia la ciudad, ¿Por qué alguien puede cree que es posible que el Estado plante marihuana y con ello baje el consumo de drogas y los actos delictivos?

No carguemos al Estado con más tareas de las que ya tiene. Pidámosle simplemente que las cumpla bien.Si, por ejemplo, cumpliera bien la tarea educativa,muchísimos de los problemas que llevan a la marginación social y a la delincuencia, se reducirían enormemente.Y ni falta que haría hablar de cultivar y vender estupefacientes.

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