Opinión > EDITORIAL

Vencidos y vencedores

Tiempo de lectura: -'
26 de noviembre de 2019 a las 05:01

Uruguay vivió el domingo una noche histórica que marca el fin de la era progresista y el triunfo en las urnas de una colación liderada por Luis Lacalle Pou.

Pese al llamado del presidente de la República, Tabaré Vázquez, expresando su buena voluntad a colaborar tan pronto las circunstancias así lo determinen, el hombre que finalmente asumirá el 1° de marzo se manejó con cautela y serenidad cuando salió a hablar ante las miles de personas que esperaban su palabra frente al bunker de su comando sobre Bulevar Artigas.

El futuro presidente de los orientales no quiso celebrar el corolario de la articulación política más importante del siglo XXI tras agrupar detrás de su liderazgo a cinco colectividades: el Partido Nacional, el Partido Colorado, el Partido Independiente, el Partido de la Gente y el novel Cabildo Abierto.

No tenía otra opción ya que su adversario, Daniel Martínez, no quiso asumir ni reconocer su derrota hasta tanto la Corte Electoral no la determine. El domingo, la arenga y el discurso de Martínez a los militantes frenteamplistas sorprendieron a propios y ajenos. Es poco frecuente ver a políticos celebrar una derrota por más estrecha que esta sea. Eso fue lo que hizo el candidato del oficialismo. Así logró crear entre los frenteamplistas la falsa sensación de victoria. La actuación del exintendente fue buena ya que afectó el ánimo de la oposición que, pese a ganar en una contienda histórica, no lo sintió así.

Fue muy hábil Martínez al negarse a ser la cara de la derrota de la izquierda. Fue sobrio Lacalle Pou al tener que adaptar su guión a una vuelta de tuerca inesperada e irresponsable de su contrincante. Pero la realidad es terca y pone las cosas en su lugar: el Frente Amplio perdió el gobierno por más que la noche del domingo impuso su relato victorioso.

Por su lado la coalición opositora que ganó unas elecciones históricas no supo construir un relato triunfal, como debió hacerlo. De ahí surge la contradictoria sensación de victoria de los derrotados, y de confusión entre quienes efectivamente ganaron.

Lo que hizo Martínez el domingo de noche es opinable. El tiempo dirá si fue un acierto o un error. La metamorfosis en falso ganador del candidato derrotado es un hecho tan real como que la izquierda perdió el poder tras quince años en el gobierno. 

Ahora resta esperar que la Corte Electoral termine de contar los votos y legitime formalmente el triunfo de Lacalle Pou. Será entonces el momento en que los uruguayos entiendan y asuman lo que sucedió el domingo del balotaje y corroboren que pese a todos los análisis y estados de ánimo, Uruguay respaldó la alternancia en el gobierno. El resto será una anécdota electoral.

Pero esta claro que un nuevo tiempo comienza, que el presidente electo tiene apoyo parlamentario, que hay un programa de coincidencias en temas fundamentales para el país. El resultado de anoche reafirma la importancia –que ya estaba– de buscar acuerdos en los sectores más democráticos de la izquierda, porque hay mucho trabajo para hacer que excede el de un partido o una coalición sola. Hay que evitar el monólogo al que el FA sometió al país con sus sucesivas mayorías parlamentarias.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...