Diego Battiste

Volver de tapabocas y horarios reducidos: el Centro reabrió mayoría de comercios en una tarde casi normal

La vuelta de varias compañías estuvo signada por precauciones sanitarias y plantillas de funcionarios menguadas

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05 de mayo de 2020 a las 05:01

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Por Ramiro Pisabarro, especial para El Observador

Entre peatones, bocinazos, ómnibus levantando gente en las paradas y autos que aguardan la luz verde del semáforo, casi pareciera una tarde normal en la Avenida 18 de Julio. Como las de antes. Pero ahora al paisaje se han sumado algunos locales que no levantan sus cortinas, y miles de personas con tapabocas. Hasta la estatua de Carlos Gardel de resina color bronce que toma café afuera del Bar Facal lleva puesto su barbijo.

Los comerciantes del Centro de Montevideo coinciden en que con el comienzo de esta semana hay más movimiento. Es que el lunes trajo consigo la reapertura de cadenas de ropa y otros comercios que habían cerrado desde la irrupción del nuevo coronavirus covid-19 al país. Hasta ahora habían permanecido abiertos un 25% de esos negocios, porcentaje que hoy asciende a un 85%, según estimó la asociación Grupo Centro.

Un empleado de la tienda Cuatro Ases, situada en 18 de Julio y Barrios Amorín, plancha una camisa. Cuenta que al agua destilada que produce el vapor ahora se le agrega un compuesto químico que también desinfecta las prendas. Es el primer día en que el comercio retomó la actividad. Aunque antes solían ser cinco trabajadores, hoy hay tres presentes, y el resto está en seguro de paro. Todos usan tapabocas.

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Una cuadra más adelante, en la esquina con la calle Germán Barbato, un vendedor de la tienda Harrington pregunta al cliente que tantea entre las perchas si no tiene un tapabocas. La respuesta es negativa y, por más que no es lo deseable, la venta continúa. Aún no hay un protocolo claro establecido para este rubro del comercio. Por tal razón, el secretario de Presidencia, Álvaro Delgado, el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas, y el director de la Oficina de Planeamiento y Presupuesto, Isaac Alfie, recibieron en la tarde del lunes a representantes de la Cámara de Comercio y Servicios, con el fin de comenzar a definir las medidas para todos.

A la salida del encuentro, el presidente de la Cámara de Comercio, Julio César Lestido, informó que el protocolo será definido este martes y que buscarán replicar las prácticas aplicadas por los comercios del centro.

Por el momento, se implementan procedimientos propios. En todos los locales visitados por El Observador hay patrones que se repiten: el uso del tapabocas de parte de los empleados; recipientes de alcohol en gel dispuestos sobre cada mostrador; plantillas de empleados menguadas, con parte del personal en seguro de paro; y horarios reducidos de 10 a 18 horas.

Otras precauciones varían según la tienda. Algunas tienen alfombras con desinfectante en las entradas y límite máximo de clientes circulando, como es el caso del local Lolita sobre la calle Ejido, que no admite más de cinco personas. En otras, los trabajadores usan guantes de látex. En un local incluso se ha dispuesto que los billetes y monedas sean esterilizados, aunque las empleadas de la tienda confiesan que por razones de agilidad en la atención no es tan fácil de realizar.

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En la tarde del lunes Nicolás Echagüe se lava las manos con alcohol en gel antes de abrir la puerta de la de óptica Infinito, sobre 18 de Julio y Constituyente. En su caso, el servicio es mínimo puesto que son muy escasas las recetas de oftalmólogos en el marco de la emergencia sanitaria. Cada vez que un cliente prueba uno de los lentes, él debe desinfectarlo con aerosol.

Unas cuadras más adelante está el restaurante La Pasiva. Mesa de por medio hay pegados carteles que indican: “mesa no habilitada”. La medida, según explican a El Observador, apunta a asegurar el distanciamiento entre los clientes.

Crisis de confianza

“Hoy está lesionada la confianza de la gente”, afirmó a El Observador Federico Celsi, propietario del Bar Facal y presidente del Grupo Centro. El comercio, ubicado en 18 de Julio y Yi, tiene menos movimiento que el normal. Hay una moza que atiende a las mesas, y otra mujer recibe las órdenes detrás de un mostrador. Antes el personal consistía en 37 personas; hoy la gran mayoría está en seguro de paro. Hacia el fondo del local hay decenas de mesas y sillas apiladas que, ya sea para mantener las distancias entre los clientes como por causa del bajo nivel de actividad, no están siendo usadas.

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Para Celsi ganarse nuevamente la confianza de las personas se trata de un “proceso”. “No hay ningún comerciante en el Centro que pensara abrir hoy y vender mucho. Pero si no arrancás, nunca vas a ganar la confianza. Por eso es preferible abrir, perder plata, y después que esto vaya en aumento”, dijo. “Hay que ser responsable, pensar en el largo plazo y cuidar los pesos. Es la única forma de que las empresas subsistan, y si lo hacen, subsisten los trabajos”, reflexionó.

El empresario dice estar vendiendo en una tarde como la del lunes a un 15% de la capacidad de su negocio. A pesar de las adversidades de este tiempo para su rubro, dijo que está “contento por haber arrancado”. “De esta vamos a salir”, concluyó.

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