Estados Unidos está considerando adoptar un paquete de sanciones contra China para desalentarla de invadir Taiwán, que a su vez presiona a la Unión Europea para que siga el mismo criterio, aunque las deliberaciones se encuentran en sus primeras instancias.
Taiwán y Washington evalúan sanciones que vayan más allá de las que ya se han tomado para restringir el intercambio y las inversiones con China acerca de tecnologías sensibles como los chips de computadoras y equipos de telecomunicaciones.
Pero la posición de China como uno de los mayores proveedores del mercado mundial despierta interrogantes sobre la factibilidad de instrumentar esas sanciones.
Un exfuncionario del departamento de Comercio norteamericano, Nazak NIkakhtar, dijo que la imposición de sanciones a China era mucha más compleja que las impuestas a Rusia, debido al extenso entrelazamiento de Occidente con la economía china.
La idea de instrumentar nuevas sanciones surge como consecuencia de la creciente tensión entre Beijing y Taipei, que se ha acrecentado en las últimas semanas a partir de la visita de Nancy Pelosi a la isla que desató una seguidilla de maniobras militares de ambas parte y fuertes declaraciones de líder chino sobre la voluntad de su país de sostener sus derechos sobre Taiwán si fuera necesario por la fuerza.
Aunque no se conocen detalles específicos sobre posibles sanciones, algunos analistas sugieren que el foco podría estar puesto en el poder militar chino, según le dijo a Reuters Craig Singleton, de la Fundación para la defensa de la Democracia, quien cree que se podría estar considerando el impedir que China tenga acceso a ciertas tecnologías que serían necesarias para la realización de operaciones militares contra Taiwán.
Joseph Wu, el ministro de Relaciones Exteriores de Taiwán, dijo que recientemente se había conversado con Estados Unidos y aliados de Europa y otros países, sobre las recientes maniobras militares de China alrededor de la isla y sobre la amenaza que representan las acciones para Taiwán y la región.
Los contactos de Taipei con Europa y Estados Unidos para acelerar los trámites de posibles sanciones se intensificaron a partir de una reciente declaración de los lideres chinos en la que abandonaban su anterior compromiso de no enviar tropas o administradores a Taiwán en caso de tomar control de la isla, dejando en claro que, a partir de ese momento, el uso de la fuerza pasaba a ser una opción necesaria.
La Unión Europea ha rehuido hasta ahora la imposición de sanciones contra China basadas en temas vinculados a violaciones de los derechos humanos básicamente por el rol económico fundamental que juega el país asiático en el bloque atlántico.
En Europa, la adopción de sanciones contra China requeriría el acuerdo unánime de los 27 países miembros, consenso que no sería fácil alcanzar si se tiene en cuenta lo complejo que fue abordar las sanciones contra Rusia por la invasión de Ucrania.
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