Las fuerzas armadas turcas y los rebeldes sirios aliados rodearon este martes la ciudad kurda de Afrin, en el norte de
Siria, lo que aumenta los temores de un nuevo drama humanitario en este país en guerra.
Los combates en Siria, que el jueves entra en su octavo año de
conflicto, continúan en varios frentes, entre ellos en el enclave rebelde de Guta Oriental, donde la ofensiva del régimen ha dejado mas de 1.100 muertos en menos de un mes y donde decenas de civiles tuvieron que ser evacuados este martes.
El ejército turco anunció sin mayores detalles que terminó de cercar la ciudad de Afrin, donde viven unas 350.000 personas, y es principal objetivo de la ofensiva que lanzó el 20 de enero contra la fuerza kurda de las Unidades de Protección Popular (YPG).
Un portavoz de las YPG, Birusk Hasakeh, negó desde Afrin, que la ciudad esté sitiada pero afirmó que el último acceso que permitía salir fue bombardeado.
"Estamos preparados para una larga batalla. Resistiremos", declaró a la AFP.
Por su parte, el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH), dijo que las fuerzas turcas buscan presionar a los civiles a salir del lugar "para concluir la operación lo antes posible".
Observadores y organismos humanitarios han expresado su preocupación frente a una eventual embestida de Afrin, donde el lunes cientos de ellos huyeron de la ciudad ante el temor de verse bloqueados o víctimas de un ataque inminente, indicó el OSDH.
Turquía acusa a las YPG de tener vínculos con el Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), la organización armada de los kurdos turcos que lleva a cabo una guerra de guerrillas.
El PKK está considerado una organización "terrorista" por Turquía y sus aliados occidentales. No obstante, Estados Unidos apoya a las YPG en la lucha contra el
Estado Islámico en Siria. Los intereses contrapuestos entre Estados Unidos y Turquía en este tema generó inestabilidad en la relación.