Krista Burton - New York Times News Service
"Mira esto".
Mi amiga casi me restregó el teléfono en la cara. En la pantalla había una fotografía en Instagram de una pareja que ambas conocemos: ella tenía los labios fruncidos sobre un coctel espumoso en un bar oscuro y la foto había sido tomada con flash. Debajo, la descripción decía algo así como: "Publicación semanal de amor #72: cocteles sofisticados con mi bebé #MiNoviaEsMejorQueLaTuya #Semaniversario #PerdónEsMía".
"Puaj", respondí, con el sonido más vomitivo que pude hacer, apartando el teléfono de mi vista. Mi amiga soltó una carcajada, encantada de la facilidad con la que podía molestarme. Esta pareja celebra su semaniversario cada semana, sin falta. Siempre. Lo han hecho durante 72 semanas, que son como 17 meses, que es casi un año y medio. Deténganlos.
La relación de ambos lleva muy poco tiempo y ya estoy exhausta. Lo mismo le sucede a la mayoría de los amigos que tenemos en común. Las respuestas a sus publicaciones de semaniversario han ido en picada; de tener decenas de "¡Tórtolos!" y "¡Qué linda pareja!" en los primeros días de relación, ahora tienen solo un comentario de una de sus madres. Un arbusto seco rodando a través de los polvorientos cañones del Parque Nacional de Ya Cállense Los Dos.
En la vida real, los dos integrantes de esta pareja son buenas personas y están enamorados, y es maravilloso, pero son el terror de las redes sociales. Las publicaciones de semaniversario son solo la punta de un iceberg de vómito congelado. También hay fotografías en primer plano a las cenas que todo el tiempo hacen en casa (carita de beso #MeQuedoConElla). Hay imágenes repetidas, casi idénticas, de uno de ellos tomando una siesta junto a un gato (ojitos con corazones #TodoMío). El contenido es nauseabundo e irresistible; un carrete infinito de dos personas a quienes no les interesa mantener las pequeñas alegrías de su relación en privado.
Pero no solo son ellos. Tengo parejas de amigos que publican a diario #LaRazónDeMiAmor con párrafos dedicados solo a su pareja (y a sus dos mil seguidores), además de quince etiquetas debajo de todo eso. Conozco amigos que tienen relaciones en las que convierten una noche de pizza en casa en todo un evento. No se trata solo de ordenar pizza, sino de ¡por Dios, es el mejor novio del mundo!
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