Los hogares de mayores ingresos del país enfrentaron en junio una inflación más alta que los sectores populares, con una diferencia que alcanzó los 2,73 puntos porcentuales a favor de quienes menos ganan. La brecha surgió porque las familias ricas consumen más en rubros como restaurantes, salud y transporte, que registraron subas superiores a las de alimentos y bebidas, donde concentran su gasto los sectores de menores recursos.
Los datos surgen del informe "Brechas de Inflación" elaborado por Martín Rozada, economista y director del Centro de Estudios Económicos de la Universidad Torcuato Di Tella, que analiza mensualmente las diferencias en el impacto de la inflación según el nivel de ingresos y las regiones del país. El reporte se basa en datos oficiales del INDEC y la Encuesta Nacional de Gasto de los Hogares realizada entre octubre de 2017 y diciembre de 2018.
Este fenómeno contradice la percepción generalizada de que la inflación impacta más duramente a los sectores de menores recursos. Durante junio, el comportamiento de las tasas inflacionarias mantuvo la misma tendencia del último año, consolidando un patrón que desafía los supuestos tradicionales sobre el impacto diferencial de los aumentos de precios.
Según el relevamiento, el 20% de los hogares de menores ingresos experimentó en junio una inflación mensual del 1,30%, mientras que el 20% de mayores ingresos enfrentó un aumento de precios del 1,82%. En términos interanuales, la diferencia fue aún mayor: los sectores populares registraron una inflación del 37,89% frente al 40,64% de los hogares más ricos.
El análisis por deciles de ingresos revela un panorama similar pero más acentuado. Los hogares del decil más bajo (10% de menores ingresos) tuvieron una inflación mensual del 1,40%, comparado con el 1,77% del decil más alto. La brecha interanual entre estos extremos alcanzó los 2,22 puntos porcentuales. La progresión es constante: a medida que aumenta el nivel de ingresos, también lo hace la inflación experimentada por cada grupo.
Los quintiles intermedios muestran esta gradualidad: el segundo quintil enfrentó una inflación mensual del 1,45% y una interanual del 38,66%, mientras que el cuarto quintil registró 1,63% mensual y 39,59% interanual. Esta escalabilidad confirma que la relación entre ingresos e inflación no es un fenómeno que afecte únicamente a los extremos de la distribución.
Alimentos versus servicios: el factor clave
La explicación de esta diferencia radica en las canastas de consumo diferenciadas entre los distintos sectores sociales. Los hogares de menores ingresos destinan la mayor parte de sus recursos a alimentos y bebidas no alcohólicas, un rubro que en junio mostró aumentos relativamente moderados. En contraste, las familias de mayores ingresos diversifican su consumo hacia servicios que registraron inflaciones más elevadas.
Restaurantes y hoteles fue la división que más contribuyó a ampliar la brecha en detrimento de los hogares ricos, seguida por Salud y Transporte. Estas tres categorías en conjunto redujeron la brecha de inflación entre ricos y pobres en 6,14 puntos porcentuales. Del lado opuesto, Alimentos y bebidas no alcohólicas explicó casi completamente la ventaja inflacionaria de los sectores populares, contribuyendo con 6,04 puntos porcentuales a favor de los hogares de menores ingresos.
El informe destaca que el agrandamiento de la brecha respecto al mes anterior se debió específicamente al aumento de la tasa de inflación interanual del índice de Restaurantes y Hoteles, un sector donde los hogares de mayores ingresos tienen una participación proporcionalmente mayor en su consumo.
Diferencias regionales superan las de ingresos
Más allá de las brechas por nivel socioeconómico, el estudio revela que las diferencias regionales en materia inflacionaria son aún más pronunciadas. La brecha geográfica promedio alcanzó 1,13 puntos porcentuales, más de 3,5 veces superior a la brecha por deciles de ingreso de 0,32 puntos.
Desde diciembre de 2016, la Patagonia acumuló la mayor inflación con 8.950%, mientras que la región Noreste registró la menor con 8.755,6%. Esta diferencia de 194,4 puntos porcentuales entre regiones contrasta con las brechas más moderadas observadas entre grupos de ingresos. En ese mismo período, la inflación acumulada medida por el IPC nivel general fue del 8.855,6%.
El análisis post-pandemia mantiene estas tendencias. Desde febrero de 2021, Patagonia y el Gran Buenos Aires lideran la inflación acumulada, mientras que el Noreste se mantiene como la región con menores aumentos de precios. En el GBA, el nivel general de precios acumulado fue del 2.193,7%, comparado con el 1.996,3% del Noreste.
Durante los últimos meses, la brecha de inflación por regiones se acercó a su promedio histórico 2018-2022, alcanzando 0,90 puntos porcentuales, contra 0,35 de la brecha de inflación por ingresos. Esta persistencia en las diferencias regionales sugiere la influencia de factores estructurales que van más allá de las variaciones coyunturales de precios.
El comportamiento regional también presenta particularidades según se analice la inflación general o núcleo. En junio, la brecha por regiones geográficas medida por la inflación núcleo fue alrededor de 3,7 puntos porcentuales más grande que la brecha por deciles de ingreso, evidenciando mayor volatilidad en las diferencias territoriales.
El informe concluye que, a diferencia de las canastas de consumo de los hogares por nivel de ingresos, las diferencias regionales responden a factores estructurales como costos de transporte y regulaciones provinciales, lo que explicaría su mayor persistencia y magnitud en el tiempo. El estudio también analiza la desigualdad intra-regional, revelando que incluso dentro de cada región existen diferencias significativas entre hogares de distintos ingresos.
En la Patagonia, por ejemplo, los hogares de menores ingresos enfrentaron desde 2016 una brecha promedio de 0,514 puntos porcentuales más alta que los de mayores ingresos, mientras que en Cuyo la situación se invirtió con una brecha negativa de -0,123 puntos porcentuales. Estos contrastes regionales añaden complejidad al análisis y sugieren que el impacto de la inflación no solo varía entre ricos y pobres, sino también según la geografía.