La última medición del INDEC confirmó un descenso generalizado de la pobreza y la indigencia en la Argentina durante el primer semestre de 2025, en comparación con la segunda mitad del año de 2024. Sin embargo, el mapa regional muestra que, aunque la tendencia es uniforme, las magnitudes de la caída fueron muy diferentes y dejaron expuestas fuertes disparidades territoriales.
El NOA fue la zona del país donde más se redujo la pobreza: la baja llegó a –11,6 puntos porcentuales. Este comportamiento la convirtió en la región con la mayor variación porcentual, por delante de Cuyo (–8,1 pp) y el Noreste (–8,0 pp). Asimismo, también lideró el retroceso de la indigencia, con –3,7 pp.
La mejora refleja, en buena parte, el peso de provincias como Santiago del Estero, La Rioja y Catamarca, donde la situación social había escalado en 2024 a niveles críticos. En particular, la provincia santiagueña había llegado al 48,6% de pobres, casi la mitad de su población, una cifra muy por encima del promedio nacional.
Santiago del Estero, el caso más marcado
Entre las subregiones, Santiago del Estero–La Banda se destacó como el aglomerado con mayor baja de pobreza: –16,1 puntos porcentuales en apenas seis meses. En indigencia también mostró una caída relevante (–6,4 pp), lo que la ubicó como la segunda mejor performance después de Gran Resistencia (–6,9 pp).
El contraste es elocuente: de ser uno de los distritos con niveles más altos en 2024, detrás de Gran Resistencia y Concordia en aquella medición, pasó a liderar la mejora relativa en 2025. El dato confirma que, en los puntos de mayor deterioro, el impacto de la recuperación fue más visible.
El peso del Gran Buenos Aires
El Gran Buenos Aires mostró una baja de la pobreza de –5,8 puntos porcentuales, al igual que en la indigencia (–0,8 pp). Dada la magnitud poblacional del conurbano, esa reducción tuvo un efecto decisivo en la mejora de los indicadores nacionales.
El movimiento confirma que, cuando se logra contener la pobreza en el área metropolitana, el impacto estadístico se expande al promedio del país. Aun así, el GBA sigue concentrando la mayor cantidad absoluta de personas en situación de pobreza, lo que mantiene a la región como epicentro del problema social argentino.
La deuda con la infancia
Aunque los indicadores regionales mostraron mejoras notables, la pobreza infantil sigue siendo la más alta del país. En el grupo de 0 a 14 años, la tasa de pobreza fue del 45,4% en el primer semestre de 2025, con una indigencia del 10%, muy por encima del promedio general (31,6% y 6,9%, respectivamente).
Esto implica que casi uno de cada dos chicos argentinos es pobre, un dato que atenúa el impacto positivo de la caída general. Incluso en las regiones donde la pobreza se redujo con fuerza —como el NOA o el NEA—, la incidencia sobre la niñez permanece en niveles críticos, lo que evidencia que las mejoras territoriales no alcanzan aún para revertir la deuda estructural con la infancia.
Luces y sombras de la ¿mejora?
El descenso de la pobreza y la indigencia en 2025 ofrece señales alentadoras: ninguna región mostró aumentos y en varias provincias las caídas fueron importantes. Sin embargo, el mapa territorial revela que las brechas siguen siendo amplias y que los avances no se distribuyen de manera uniforme. Santiago del Estero y el NOA lideraron la mejora porcentual, mientras que el Gran Buenos Aires, por su peso demográfico, fue decisivo en la baja nacional.
Pero el dato que tienen que seguir de cerca quienes toman las decisiones es que la infancia continúa siendo el rostro más golpeado de la pobreza en la Argentina. El contraste con el resto de los grupos etarios marca el límite de las mejoras recientes: los indicadores pueden caer en promedio, pero sin una política específica hacia la niñez, la deuda con el futuro del país seguirá intacta.