El conflicto interno del sindicato de Camioneros terminó en una batalla campal que expuso la tensión públicamente. La noticia se reprodujo en todos los medios y los detalles son más o menos conocidos. En ese marco, desde las entrañas de la CGT le bajan el precio a la expresión pública de la interna y advierten que no es más que una de las tantas internas que viven los gremios. Sin embargo, entienden la magnitud de la repercusión. El apellido Moyano pesa, para adentro y para afuera.
Por lo menos, puertas adentro del sindicato y de la CGT, la historia parece más compleja de lo que se ve. La interna tiene que ver con poder y con caja, como siempre. El detalle importa, pero el peso del resultado electoral, por lo menos en el universo sindical, es señalado como la chispa que encendió la mecha.
Ganadores y perdedores, esa es la cuestión. En Azopardo, aseguran que tanto en la CGT, como en el Gobierno hay sectores que quedaron debilitados después del resultado de las elecciones legislativas nacionales. En el grupo de perdedores entran aquellos que tenían diálogo por fuera del radar de medios y que no era justamente sindicados con el ala blanda.
La reconstrucción en este caso es sencilla. Había diálogo y se cerraron a algunos acuerdos. Camioneros, por caso, en tiempos donde se cuestionan los aportes solidarios y los acuerdos salariales por arriba de la pauta planteada por el Gobierno, logró que se homologue una contribución solidaria a las dos obras sociales de $20.000 por trabajador, y también, sumas no remunerativas mediante asignaciones extraordinarias. Así las cosas, más allá de la pirotecnia verbal, la cuenta al sindicato le daba por arriba de la inflación.
Moyano Vs. Moyano
Dentro del gremio de Camioneros le ponen nombre y apellido a la disputa y aclaran que no es nueva. Los que siguen el día a día del gremio aseguran que Pablo y Hugo Moyano están en guerra hace por lo menos 4 meses.
Las denuncias cruzadas dentro del sindicato por casos de corrupción y desfalcos se multiplican. La cercanía de Hugo con el Gobierno Nacional, es marcado como el componente embrionario de la tensión que llegó a su máxima expresión hace pocos días.
En el medio se cruzan hasta denuncias de complicidad en el vaciamiento de empresas del sector en favor de tercerizadas.
Sin embargo, más allá de las denuncias cruzadas, dentro de la CGT entienden que el principal componente de la disputa es político. Tiene que ver con la postura del sindicato, pero también con la sucesión.
La sucesión de Camioneros
Hugo Moyano sigue a cargo de la Secretaria General del Gremio. Pero el poder se le escurre entre las manos. En ese marco, ya sin control total de la política interna, la sucesión se puso en marcha.
Pablo Moyano, el heredero natural hasta hace algunos meses, rompió relaciones con su padre. En ese sentido, Jerónimo, el más joven del Clan con tan solo 27 años, aparece como el elegido.
En definitiva, la batalla campal que se hizo viral y que se dio en el marco de un torneo de fútbol del sindicato es la expresión más rudimentaria de la disputa entre Jerónimo y Pablo por el sillón de Hugo.
Así, y sin disimular, Pablo Moyano, reapareció públicamente para dar la discusión sindical por un conflicto puntual de la rama aguas y gaseosas.
Por eso, Pablo Moyano hace pública su decisión de volver del ostracismo para volver a ser un actor preponderante dentro del sindicato.