13 de noviembre 2025 - 13:45hs

En medio del despliegue militar estadounidense en el Caribe, el general Orlando Romero, jefe de la Milicia Bolivariana, considera real la amenaza de un ataque por parte de la administración de Donald Trump. Para desalentarlo, afirma, el Ejército venezolano ha activado “un instrumento que afecta la condición psíquica y moral de los demás: las acciones disuasivas”.

Aunque en sus declaraciones a Últimas Noticias, uno de los medios más afines al Gobierno, el general Romero no detalló estas acciones, el mensaje es claro: el régimen de Nicolás Maduro se esfuerza por hacer ver que una eventual incursión armada de Estados Unidos en Venezuela encontraría una resistencia difícil de quebrar en el corto plazo y que, incluso si fuera exitosa, el país se hundiría en el caos.

Mediante distintas medidas, el mandatario venezolano busca proyectar control territorial, exhibir un Ejército dispuesto a combatir junto a civiles entrenados —la Milicia Bolivariana— y dejar claro que, si es derrocado, Venezuela se tornaría ingobernable.

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El ministro de Defensa venezolano, Vladimir Padrino, durante un ejercicio de entrenamiento militar

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Esta semana, mientras Estados Unidos reforzaba su presencia militar en la región con la llegada del portaaviones Gerald Ford al área de operaciones del Comando Sur, que abarca América Latina y el Caribe, Maduro reafirmó su voluntad de resistencia y anunció el “despliegue masivo” en todo el territorio de “medios terrestres, aéreos, navales, fluviales y misilísticos” para enfrentar las “amenazas imperiales”.

En paralelo, el Parlamento, controlado por el chavismo, aprobó la Ley del Comando para la Defensa Integral de la Nación, que establece, entre otras disposiciones, que estructuras a nivel nacional, estadal, municipal, comunal y parroquial recopilen información para “identificar patrones, tendencias y potenciales riesgos que permitan determinar la gravedad e impacto de las amenazas contra la seguridad de la nación”.

Para reforzar el mensaje de que, en caso de ser derrocado, el país se tornaría ingobernable, Maduro señaló recientemente que en esa eventualidad “todo el pueblo, la clase obrera, decretaría una huelga general insurreccional y en este país no se movería un alfiler hasta tanto llegara el 13 de abril, el 13 y el 14 otra vez”, dijo en alusión al 13 de abril de 2002, cuando Hugo Chávez retornó al poder tras ser derrocado por un fugaz golpe de Estado.

¿Error de cálculo?

La idea de que el país se deslizaría hacia el caos si Estados Unidos propicia la salida de Maduro mediante una intervención armada sugiere que la oposición, encabezada por María Corina Machado y Edmundo González, quien fue el ganador de las elecciones del año pasado, según las actas de votación recopiladas, no estaría en condiciones de garantizar la gobernabilidad.

Maria-Corina-Machado-y-Edmundo-Gonzalez-Urrutia - EFE
María Corina Machado con Edmundo González

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En este contexto, el general Romero indicó que “Estados Unidos quizás se embarcó en este grave error que está cometiendo, porque le dijeron que en Venezuela, cuando ellos pararan su flota al frente, iba a salir un pueblo que se siente esclavizado, que aquí no queremos a Bolívar, no queremos la revolución bolivariana. Se pararon al frente y vieron que no sucedió”.

El régimen ha intensificado la represión para evitar cualquier brote de descontento interno. Entre el 15 de septiembre y el 27 de octubre, el número de presos políticos aumentó en 52, alcanzando un total de 875, según cifras de la ONG Foro Penal. En paralelo, se mantiene una férrea censura sobre los medios de comunicación y una vigilancia constante, en un contexto marcado por la escalada inflacionaria que golpea con mayor fuerza a los sectores más vulnerables.

Tres escenarios

Washington acusa a Maduro de liderar el Cartel de los Soles, una organización que cataloga como narcotraficante y de ejercer la presidencia de forma ilegítima. En paralelo, desplegó fuerzas militares en el Caribe bajo una “operación antinarcóticos”, sin ocultar su intención de propiciar un cambio de régimen en Venezuela. En una entrevista con la cadena CBS, ante la pregunta de si los días de Maduro como presidente estaban contados, Donald Trump respondió: “Diría que sí. Creo que sí”.

La mayoría de los analistas coincide en que, si Estados Unidos llegara a intervenir militarmente en Venezuela, lo haría bajo uno de tres posibles escenarios. El primero contemplaría ataques puntuales con misiles o drones contra objetivos militares vinculados al narcotráfico. El segundo consistiría en una operación relámpago para capturar a Maduro o a altos funcionarios de su entorno. El tercero, considerado muy poco probable, implicaría una invasión a gran escala similar a la que en 1989 derrocó a Manuel Noriega en Panamá.

Las Fuerzas Armadas venezolanas consideran real la posibilidad de un ataque militar por parte de Estados Unidos. El general Romero enumeró el despliegue de buques, destructores, fuerzas especiales en Trinidad y Tobago, aviones F-35 y bombarderos estratégicos B-1 y B-52 como evidencia de una amenaza concreta: “Ellos tienen desplegado aquí un potencial bélico suficiente para hacernos daño, para agredirnos”. Al mismo tiempo, cuestionó la narrativa oficial estadounidense al preguntar: "¿Eso es lucha contra el narcotráfico?”.

El portaaviones Gerald Ford - EFE
EEUU envió al portaaviones Gerald R. Ford al Caribe

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Escudo antigolpe

Durante años, sectores opositores han confiado en que una fisura dentro de las Fuerzas Armadas podría abrir la puerta a la salida de Nicolás Maduro. Sin embargo, pese a las denuncias de fraude electoral, el deterioro económico persistente y, más recientemente, el despliegue militar estadounidense en el Caribe, el respaldo del Ejército luce firme.

En su libro Autocracy Rising, el politólogo Javier Corrales sostiene que, a diferencia de una estructura militar convencional, Maduro ha tejido un entramado de cinco capas que le asegura lealtades. Este esquema incluye soldados profesionales e ideologizados, militares en cargos civiles, generales al frente de empresas estatales, efectivos con acceso privilegiado a circuitos económicos, y finalmente, miembros de la Fuerza Armada involucrados en actividades ilícitas.

No obstante, el descontento ha existido. Según cifras de Foro Penal, la lista de presos políticos incluye a 173 militares. La purga sistemática de oficiales acusados de conspirar, el exilio forzado y el encarcelamiento han sido respaldados por una red de inteligencia cubana que opera dentro de cada unidad militar.

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