Maduro intensifica la represión en Venezuela y suma 52 nuevos presos políticos en apenas seis semanas
El régimen refuerza sus mecanismos de control ante la presión de Estados Unidos y el deterioro de la economía: vigilancia digital, hostigamiento a voces críticas, militarización y detenciones arbitrarias.
La represión política en Venezuela entró en una fase de endurecimiento. Entre el 15 de septiembre y el 27 de octubre, el régimen de Nicolás Maduro sumó 52 nuevos presos políticos, alcanzando un total de 875, según cifras de la ONG Foro Penal. La intensificación de los mecanismos de control incluye, además de las detenciones arbitrarias, vigilancia digital, enfrentamiento con la alta jerarquía eclesiástica y el reforzamiento de la militarización en medio de la presión de Estados Unidos.
Washington desplegó fuerzas militares en el Caribe, frente a las costas de Venezuela, y acusó a Maduro de liderar el llamado Cartel de los Soles, una organización que agencias estadounidenses catalogan como criminal. Aunque el despliegue se presenta como una operación antinarcóticos, analistas coinciden en que la presión busca fracturar al régimen venezolano. En este contexto el patrón es claro: a mayor amenaza externa, mayor represión interna.
Maduro en un campo de entrenamiento militar en Caracas - AFP
AFP
“Si hay algún patrón claro de actuación del régimen chavista-madurista es el incremento de la violencia del Estado no solo cuando se perciben más vulnerables, sino también cuando hay expectativas crecientes dentro de la sociedad sobre la fragilidad e inestabilidad del régimen”, dice el politólogo Jesús Castellanos.
Desde su punto de vista la presencia militar de Estados Unidos en el Caribe ha generado un impacto en la sociedad venezolana, no solo por la amenaza de una acción armada contra un régimen acusado de narcotráfico y deslegitimado tras las contundentes denuncias de fraude electoral en las pasadas elecciones presidenciales, sino por la respuesta ambigua del gobierno.
Según Castellanos, esa ambigüedad se expresa en gestos de aparente firmeza combinados con concesiones discretas a Washington, en un contexto marcado por la precariedad operativa del aparato militar. Agrega que a ello se suma el deterioro del respaldo internacional, visible en la última sesión de la ONU y en el tono distante de los aliados tradicionales: Rusia, China e Irán.
La crisis económica también incide en el tablero político. El dólar oficial acumula un alza de 334% en lo que va del año, mientras la inflación empuja sin pausa los precios de los alimentos básicos en un país de ingresos precarios. El deterioro ha sembrado en el gobierno el temor a protestas que visibilicen el descontento.
Mural dolar venezuela maduro.jpg
Un mural refleja la crisis cambiaria en las calles de Caracas
AFP
“El tipo de cambio y la inflación son otros campos minados en la Venezuela actual. La represión y la apuesta por el miedo son las únicas opciones que le quedan y donde tienen algún tipo de ventaja, pero el miedo puede ser secundario ante el hambre”, dice Jesús Castellanos.
La disidencia en la mira
Uno de los focos más visibles del repunte represivo es el partido Vente Venezuela, liderado por María Corina Machado, principal figura de la oposición. Según Orlando Moreno, coordinador del Comité de Derechos Humanos del partido, solo en octubre fueron detenidos 24 de sus miembros, en lo que considera una ofensiva sistemática destinada a mermar la capacidad de respuesta de la oposición.
Sostiene que el régimen busca desarticular la estructura interna del partido mediante el miedo y la persecución. “Quieren desmembrarnos, quitarnos los brazos, las piernas, las manos, la cabeza, pero no lo van a lograr”, afirma. En su opinión, la represión revela el temor del gobierno ante un posible levantamiento popular impulsado por la crisis. “Hay una resistencia silenciosa que está esperando cualquier señal”, advierte.
María Corina Machado en marcha opositora - 3-8 - EFE.jpg
La opositora venezolana María Corina Machado en una marcha por Caracas contra la reelección de Maduro, el 3 de agosto de 2024
EFE
Moreno precisa que Vente Venezuela registra un total de 142 militantes encarcelados. En el caso de Voluntad Popular, partido liderado por Leopoldo López, hay 25 detenidos, mientras que Primero Justicia contabiliza 15.
Ante la pregunta de si las detenciones han dejado a Vente Venezuela sin capacidad de articular una respuesta política a lo interno, afirma que el partido sigue contando con un elevado nivel de organización. Donde falta un dirigente, explica, surgen otros militantes que asumen su rol.
“Tenemos una confianza plena en los venezolanos y los venezolanos en la fuerza que representa María Corina Machado y las otras organizaciones políticas. Los venezolanos están protegiendo lo que estamos haciendo de estrategia hacia la libertad”, dice Moreno.
Detenciones arbitrarias
Un elemento central en el patrón represivo es la arbitrariedad de las detenciones. El 3 de noviembre, la ONG Justicia, Encuentro y Perdón alertó sobre “un preocupante aumento de detenciones efectuadas por cuerpos de seguridad del Estado en distintas regiones del país, sin información pública suficiente sobre las causas, las circunstancias o el paradero de las personas privadas de libertad”.
Protesta de familiares frente a cárcel de Tocuyito - EFE.jpg
Familiares de detenidos frente a la cárcel de Tocuyitos
EFE
El comunicado también advierte sobre la ausencia de notificación oficial, el desconocimiento de los centros de detención y la negativa de acceso a abogados, lo que configura, según la ONG, un patrón de desapariciones forzadas de corta duración y detenciones arbitrarias, expresamente prohibidas por el derecho nacional e internacional.
“Exigimos de manera urgente que las autoridades nacionales garanticen la información inmediata y veraz sobre la identidad, el paradero y la situación jurídica de todas las personas detenidas, así como el acceso irrestricto a abogados de confianza y la posibilidad de comunicarse con sus familiares, conforme a lo establecido en la Constitución”, añadió el comunicado.
Giro de tuerca
La estrategia de control y disuasión del régimen también se expresa en el uso de herramientas tecnológicas como VenApp, una aplicación originalmente diseñada para reportar fallas en servicios públicos, pero que ahora se perfila como un instrumento de vigilancia y monitoreo.
Nicolás Maduro explicó que VenApp será una aplicación digital “para que el pueblo de manera segura, esté reportando las 24 horas del día, todo lo que ve, todo lo que oye para seguir ganando la paz, la tranquilidad. Es una idea maravillosa”.
VenApp - EFE
EFE
En paralelo, el régimen ha reducido el acceso a la información. El pasado 18 de octubre, la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) denunció que el bloqueo a internet en Venezuela afecta a más de 80 páginas digitales de noticias, incluidas las de medios internacionales como CNN y NTN24.
Al mismo tiempo, el conflicto con la Iglesia se agudizó tras los pronunciamientos del cardenal Baltazar Porras sobre presos políticos, corrupción y falta de independencia institucional. Maduro lo acusó de conspirar contra la canonización de José Gregorio Hernández y se le impidió asistir a una misa en el interior del país. El amedrentamiento revela un giro: ya no se busca solo contener a la oposición partidista, sino también disciplinar a las voces con influencia en la población.
Asimismo, bajo el discurso de prepararse para enfrentar una eventual acción armada de Estados Unidos, se ha observado un aumento de la militarización en espacios civiles, con presencia reforzada de cuerpos de seguridad en zonas populares en lo que Nicolás Maduro ha denominado la “fusión popular-militar-policial”.
El 31 de octubre, ante parlamentarios del Caribe, Maduro intentó proyectar estabilidad: “El pueblo venezolano seguirá viviendo en paz, victorioso, construyendo su modelo democrático con plenas libertades”, afirmó.