7 de diciembre 2025 - 17:03hs

En la Casa Rosada leyeron rápido el riesgo. Si el entendimiento entre Provincias Unidas, el PRO, la UCR y el MID se hubiera rubricado, el nuevo bloque habría arrancado con 38 diputados, casi el doble de La Libertad Avanza (LLA) al inicio de la gestión. Eso implicaba cederle a un solo interlocutor la llave de cualquier ley relevante y, de paso, empoderar a los gobernadores Martín Llaryora y Maximiliano Pullaro como jefes políticos de ese armado.

La primera prueba aprobada de Diego Santilli y Martín Menem

El crecimiento de la bancada oficialista, que en pocos meses incorporó aliados y desprendimientos de otras fuerzas, aceleró los movimientos del interior del país. Provincias Unidas empezó a tejer puentes con dirigentes del PRO, sectores de la UCR y el MID para dejar de negociar en soledad y sentar a la Casa Rosada

Fue ahí donde Santilli y Menem activaron el plan de contención. El objetivo no era solo frenar la foto de los 38 diputados, sino mantener fragmentado ese universo de legisladores dialoguistas que hoy funciona como amortiguador entre Milei y el kirchnerismo. “Con uno solo no se puede negociar, porque al día siguiente te sube el precio”, sintetiza un colaborador del ministro del Interior que sigue de cerca las conversaciones con los mandatarios provinciales.

Javier Milei, Karina Milei, Diego Santilli y Manuel Adorni.
Diego Santilli y Martín Menem tras el objetivo de impedir que crezca Provincias Unidas en Diputados.

Diego Santilli y Martín Menem tras el objetivo de impedir que crezca Provincias Unidas en Diputados.

La Libertad Avanza también jugó en los bloques de los gobernadores radicales

Una de las jugadas centrales fue sacar del radar de Provincias Unidas a Gustavo Valdés. El gobernador de Corrientes venía coqueteando con integrarse a un espacio más grande, pero terminó recalando en el esquema radical que comanda Alfredo Cornejo desde Mendoza. En Diputados, eso se tradujo en un bloque de la UCR de seis miembros, que también contiene a Leandro Zdero y se ofrece como socio ocasional del oficialismo.

La movida tuvo doble efecto. Por un lado, desinfló el número potencial de Provincias Unidas; por el otro, obligó a ese espacio a ordenar su interna. La respuesta fue una tregua con Miguel Ángel Pichetto, a quien varios gobernadores no querían como jefe de bloque. Tras semanas de tensión, el acuerdo llegó con un formato híbrido: el exsenador conserva un rol de conducción política, pero la presidencia formal recayó en Gisela Scaglia, vicegobernadora de Santa Fe y pieza de confianza de Pullaro.

Martin Menem Karina Milei
Diego Santilli y Martín Menem tras el objetivo de impedir que crezca Provincias Unidas en Diputados.

Diego Santilli y Martín Menem tras el objetivo de impedir que crezca Provincias Unidas en Diputados.

Provincias Unidas cerró su interna pero sin sumar al PRO y a la UCR

Con esa ingeniería, Provincias Unidas logró retener adentro a Encuentro Federal y a la Coalición Cívica y cerró en 22 bancas. No es el “súper bloque” de 38 que imaginaban algunos gobernadores, pero sí un número suficiente como para sentarse en todas las negociaciones relevantes y reclamar lugares en las comisiones clave. En Balcarce 50 miran esa cifra con una mezcla de alivio y cautela: saben que si crece apenas un poco más, puede transformarse en el árbitro excluyente del recinto.

El PRO, mientras tanto, decidió no quedarse mirando. Para tener peso específico en la discusión legislativa, cerró un bloque propio junto a un sector de la UCR y al MID que suma 21 bancas. En ese espacio conviven dirigentes que buscan mantener cierta autonomía de Milei, otros que apuestan a una fusión de hecho con LLA y un puñado que todavía reporta a los gobernadores de sus provincias y mide cada voto en función de la caja y la obra pública.

¿Resurge Juntos por el Cambio?

En la cúpula libertaria creen que ese armado tiene fecha de vencimiento. Santilli y Menem comparten una lectura: buena parte de los diputados del PRO–UCR–MID terminarán, más tarde o más temprano, acompañando los proyectos centrales del Gobierno. “Van a votar una agenda kirchnerista y los pases se van a dar por sí solos”, pronostican en la bancada oficialista, convencidos de que cada alineamiento con el peronismo opositor genera costos internos difíciles de administrar en distritos donde Milei ganó con comodidad.

La estrategia combina desgaste y paciencia. Santilli sostiene una ronda constante de encuentros con gobernadores donde se negocian votos, obras y alivio fiscal, y se insinúa que La Libertad Avanza no les disputará con fuerza sus reelecciones en 2027. Menem, mientras tanto, administra el reglamento y las comisiones para evitar que una oposición coordinada bloquee la agenda económica del Ejecutivo.

Por ahora, en la Casa Rosada dan por cumplida la primera fase del plan: evitar que el Congreso tenga un “súper bloque” de 38 bancas que concentre el poder de veto y suba el precio de cada ley. La segunda, admiten cerca de Santilli y Menem, será demostrar que la fragmentación también permite construir mayorías caso por caso, sin perder el control político.

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Diego Santilli Martín Menem Provincias Unidas Cámara de Diputados Javier Milei

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