6 de diciembre 2025 - 15:51hs

La advertencia de Donald Trump de que no descarta atacar a Colombia para frenar el narcotráfico llevó al presidente Gustavo Petro a endurecer su discurso nacionalista. En la Escuela Militar José María Córdova, ante oficiales recién graduados, ordenó defender la soberanía y abrió un nuevo capítulo de tensión con Estados Unidos.

La escalada retórica coincidió con un nuevo ataque de fuerzas estadounidenses contra una lancha en aguas del Pacífico oriental, que dejó cuatro muertos y elevó a más de 80 el número de víctimas de unas operaciones que el presidente colombiano ha calificado como ejecuciones extrajudiciales. La ofensiva militar de Washington, sumada a la amenaza del presidente estadounidense, ha llevado la confrontación a un terreno inédito en la relación bilateral.

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Estados Unidos mantiene en aguas del Caribe un poderoso despliegue militar bajo el argumento de una operación antinarcóticos. Aunque las acciones se han centrado en la destrucción de presuntas lanchas cargadas de droga, Trump no descarta extender los ataques a territorio colombiano.

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“Colombia produce cocaína, tiene plantas de fabricación de cocaína y luego nos la venden. Pero cualquier país que haga eso y lo venda a nuestro país está sujeto a ataques. No solo Venezuela”, amenazó Trump, en una declaración que encendió las alarmas en Bogotá.

Petro buscó respaldo en las Fuerzas Armadas y elevó el tono. La respuesta del mandatario, rodeado de militares, tuvo un carácter desafiante: “Aquí la orden del comandante supremo: defendemos la soberanía con nuestra vida. Colombia no se deja amenazar y el que pase de la amenaza a la acción despertará el jaguar dormido que está en el pueblo colombiano. Este es un tema que quería conversar con ustedes, porque está sobre la mesa”.

Petro subrayó que está dispuesto a dialogar con Trump o con cualquier otro líder, siempre que la conversación no se dé bajo condiciones de amenaza. En su intervención, recordó además el saldo trágico que ha dejado la guerra contra las drogas, con miles de víctimas en Colombia y en buena parte del continente.

“Aquí hemos puesto sangre por litros por luchar contra el narcotráfico para que los berracos gringos no se metan tanta cocaína en la cabeza. Y las gracias son un insulto. No tienen por qué insultarnos cuando han muerto un millón de latinoamericanos”, afirmó.

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En paralelo, la Cancillería colombiana emitió un comunicado pidiendo unión en la región ante la amenaza: “Hacemos un llamado urgente a la fraternidad entre América Latina y el Caribe para que como pueblos hermanos latinoamericanos prevalezca la unión ante cualquier intento de intervención externa que pretenda socavar la soberanía”, indicó.

Ante la CIDH

Los bombardeos del ejército estadounidense contra embarcaciones en el Caribe y el Pacífico han desatado un debate sobre la legalidad de estas operaciones y su compatibilidad con el derecho internacional. A esa discusión se sumó esta semana la primera denuncia formal presentada ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), que busca esclarecer la responsabilidad de Washington en la muerte de civiles durante sus ofensivas en altamar.

La familia del colombiano Alejandro Carranza Medina, muerto en uno de los bombardeos de Estados Unidos contra embarcaciones, llevó su caso ante la CIDH. De acuerdo con el medio británico The Guardian, que tuvo acceso al escrito, la denuncia fue presentada por el abogado de derechos humanos Dan Kovalik, radicado en Pittsburgh, quien ya había asumido la defensa de Petro tras su inclusión en la Lista Clinton en octubre.

Kovalik señala directamente al secretario de Defensa de Estados Unidos, Pete Hegseth, como responsable del ataque en el que murió Carranza: “Por numerosos informes periodísticos, sabemos que Pete Hegseth, secretario de Defensa de EEUU, fue responsable de ordenar el bombardeo de embarcaciones como las de Alejandro Carranza Medina y el asesinato de todos sus ocupantes”.

El secretario de Guerra, Pete Hegseth. AP
El secretario de Defensa de EEUU, Pete Hegseth

El secretario de Defensa de EEUU, Pete Hegseth

En un comunicado, la CIDH instó a Estados Unidos a “abstenerse de utilizar la fuerza militar letal en el contexto de operativos de seguridad pública, garantizando que cualquier operación de seguridad o contra el delito cumpla plenamente los estándares internacionales de derechos humanos; realizar investigaciones rápidas, imparciales e independientes sobre todas las muertes y detenciones que generaron esas acciones; y adoptar medidas eficaces para evitar que se repitan”.

Juristas especializados en el uso de la fuerza armada han cuestionado la legalidad de los bombardeos, al advertir que el ejército estadounidense no puede atacar de manera intencional a civiles que no representen una amenaza inminente de violencia. Para los expertos, las operaciones en altamar constituyen una violación de las normas internacionales que regulan los conflictos armados.

La administración Trump, en contraste, sostiene que los ataques son legítimos porque el presidente ha “determinado” que Estados Unidos se encuentra en un conflicto armado formal contra los carteles de la droga. Bajo esa interpretación, quienes viajan en las embarcaciones son considerados “combatientes” y, por tanto, objetivos militares.

Petro habla ante militares - 4-12-25 - AFP

La doctrina

La nueva Estrategia Nacional de Seguridad presentada este viernes por la administración Trump plantea un reajuste de la presencia global de Estados Unidos que fija objetivos en América Latina. El documento explica que Washington busca “un hemisferio cuyos gobiernos cooperen contra los narco-terroristas, carteles y otras organizaciones criminales transnacionales” y que se mantenga lo suficientemente estable para desalentar la migración masiva hacia el norte.

Sin embargo, la posibilidad de un acuerdo entre Trump y Petro luce remota. El presidente colombiano ha rechazado los bombardeos de embarcaciones en el Pacífico, a los que califica como ejecuciones extrajudiciales, y ha denunciado la amenaza contra Venezuela como una agresión que desestabiliza la región. Estas posiciones lo colocan en un choque frontal con la estrategia de Washington, que insiste en usar la fuerza militar como herramienta central de su política antinarcóticos.

“Nos están humillando y matando a nuestra gente. Equivocados o no, son nuestros ciudadanos y ciudadanas. Debe ir ante un juez. No hay pena de muerte”, dijo Petro en su discurso ante miembros del Ejército colombiano.

En campaña

El discurso nacionalista de Gustavo Petro no se produce en el vacío. En plena campaña electoral, sus advertencias contra Estados Unidos y la defensa de la soberanía se convierten en un recurso político para proyectar al movimiento que lo respalda como garante de la independencia nacional.

Kevin Whitaker, ex embajador de Estados Unidos en Colombia, advirtió en entrevista con Blue Radio que “ya se nota que la retórica del presidente Petro llamando a que las naciones de América Latina se junten bajo esa amenaza va a tener efectos dentro de Colombia. Y es algo que Estados Unidos debe tomar en cuenta”.

No obstante, subrayó que también debe tenerse en cuenta lo ocurrido en procesos electorales recientes como el de Honduras: “Trump habló claramente, que hay que votar por un candidato y no por el que llamó comunista. Estamos en otro mundo. Es un mundo en que el presidente de Estados Unidos está listo para hacer una injerencia abierta”.

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