La CGT se mueve de forma indescifrable. En la interna del PJ decidió apoyar a Axel Kicillof, pero al mismo tiempo envía sus representantes para avanzar con la reforma laboral. La contradicción que queda expuesta se corona con la organización de una marcha masiva para el próximo 7 de agosto, día de San Cayetano, para refrendar el rechazo a las políticas implementadas por el Gobierno de Javier Milei.
La interna de la central obrera opera de manera incierta. Ante la certeza del cambio de autoridades que se realizará antes de fin de año, los dirigentes sindicales se muestran casi sin rumbo. Por eso, antes de ingresar a la Casa Rosada para aceitar "la modernización laboral", Gerardo Martínez, titular de la UOCRA y representante de la CGT en el Consejo de Mayo, aseguró que la dirigencia sindical evalúa movilizar de manera masiva el próximo 7 de agosto en contra del plan de ajuste de Javier Milei.
Confirmación de la marcha del 7 de agosto
Unas horas más tarde se reunió la mesa chica ampliada de la CGT. Confirmaron la movilización junto a los movimientos sociales del próximo 7 de agosto. Ese fue casi el único punto de acuerdo de la reunión que se extendió por más de dos horas y que se llevó a cabo en la sede de UOCRA sobre la avenida Belgrano.
Después fue el turno de los lamentos por la falta de representación en las listas de la provincia de Buenos Aires y los pases de factura por lo actuado en el pasado reciente. También hubo tiempo para dejar en claro que no hay acuerdo en cuanto al rumbo a recorrer de cara al futuro frente a un Gobierno que avanza con una reforma laboral.
En ese marco, los líderes sindicales se dieron tiempo para intentar comprender las razones por las cuales volvieron a tener una nula representación en las listas del peronismo, en este caso en la provincia de Buenos Aires.
Críticas internas y perspectivas de cambio
Más allá del análisis, buena parte de los 40 dirigentes sindicales presentes apuntaron contra la conducción por el fracaso en las negociaciones. Los más memoriosos le facturaron al triunvirato que el fracaso ya se había consumado en el 2023.
De cara al futuro y con la mira puesta en el cambio de autoridades que se dará antes de fin de año, por ahora sin fecha cierta, algunos de los dirigentes plantearon la necesidad de definir si la central obrera tendrá un perfil dialoguista o combativo.
Lo que sobrevolaba en la reunión era lo evidente, un doble juego casi inentendible que se plantea al apoyar la reforma laboral y al mismo tiempo convocar una marcha en contra del modelo de Javier Milei.
La reunión no sirvió para limar las asperezas internas. Hubo pases de factura y la sensación de un fin de ciclo para la dirigencia actual. En ese marco, sin estridencias, se acordó comenzar a trabajar para adelantar el cambio de autoridades que en un principio estaba previsto para noviembre.