21 de diciembre 2025 - 21:03hs

El gobierno de Javier Milei se parece a una montaña rusa de altísima velocidad. Una montaña rusa política y emocional, que va de la euforia a la tristeza o a la decepción, cada cinco minutos.

Eso me dijo un ministro que pidió reserva de su nombre este fin de semana. Sin embargo, a su descripción le faltó agregar otras dos características muy notables.

  • Una: la ventaja de jugar en la cancha solo, casi sin rival, por la defección del peronismo.
  • Y dos: la capacidad de aprender de los errores, e ir corrigiendo sobre la marcha, en cuestión de horas.

Una dinámica propia de su admirado Carlos Salvador Bilardo.

Veamos:

  • A principios de semana, Milei convalidó el intento de último momento del ministro Luis Caputo de incluir en el presupuesto el capítulo XI. Inclusión que impulsaba, entre otros artículos, la derogación del aumento del gasto para el área de discapacidad y las universidades públicas.
  • La jugada no prosperó. Y, más allá de la supuesta amenaza del presidente de vetar el presupuesto completo, ahora todo el equipo trabaja para lograr la media sanción del proyecto tal como está, antes de fin de año.
  • Por supuesto, el inesperado revés en Diputados operó como un freno de mano de un auto que va a altísima velocidad.
  • La consecuencia más notable: hora la posible aprobación de la reforma laboral deberá esperar hasta febrero.

Mientras, Manuel Adorni y Luis Caputo trabajan a destajo para compensar, en la práctica, el desequilibrio que le produciría el gasto por ley en el área de discapacidad y el financiamiento educativo. Desequilibrio que representaría unos 5 billones de pesos y el equivalente al 0.6 por ciento del PBI:

Este fin de semana se les oyó decir a Adorni y al ministro Caputo, palabra más, palabra menos: “Lo vamos a corregir por la vía de reasignación de gastos en el resto del presupuesto, o de reformulación de los recursos en las propias áreas”.

Para que se entienda mejor todavía

La mesa política le garantizó a Milei que no se resignará el 1.5 del recorte del PBI incluido en el presupuesto 2026. Y eso fue suficiente para tranquilizar al jefe de Estado.

Pero además del cambio de estrategia, lo que terminó de convencer a Milei de no vetar el presupuesto, fueron los últimos números sobre humor social y expectativas.

La más impactante es la de Poliarquía, de Alejandro Catterberg, por la importancia de sus conclusiones. A saber:

  • La opinión pública continúa validando el rumbo general del gobierno, con apoyo al presidente creciendo, expectativas económicas favorables y ventaja simbólica del oficialismo.
  • La aprobación al presidente sube un punto y alcanza el 54 por ciento, mientras la desaprobación desciende al 44 por ciento.
Gráfico
  • A dos años de la asunción de Milei, el 51 por ciento de los argentinos considera que el país mejoró, el 11 por ciento que se mantuvo igual y el 38 por ciento, que empeoró.
  • Si las elecciones presidenciales fueran hoy, el 41 por ciento lo apoyaría, y la mitad del país considera que Milei es un presidente fuerte.
  • Además, el 46 por ciento cree que la situación económica estará mejor dentro de un año.
Fráfico 2

También le va muy bien a Milei cuando se mide su imagen individual.

  • Tiene 47 por ciento de imagen positiva, con un diferencial a favor de 9 puntos.
  • Cristina Kirchner, en cambio, termina el año con una imagen positiva de 28 por ciento y una negativa de 54 por ciento, lo que le da un neto de menos 26.
  • Apenas un poquito mejor le va a Kicillof, con un 28 de positiva pero un 49 por ciento de rechazo.

Y mientras tanto, el peronismo

Pero en el trasfondo de todo, aparece el peronismo como parte de un pasado al que la mayoría no quiere volver

Y allí están amontonados todos. Desde Claudio Chiqui Tapia y Pablo Toviggino, hasta “los gordos de la CGT” y sus figuras asociadas, como Hugo Moyano y Roberto Baradel. Desde Sergio Massa hasta Juan Grabois y Raúl Belliboni, junto a los chicos grandes de La Cámpora comandados por Máximo Kirchner y Mayra Mendoza. Desde los radicales kirchneristas y los dirigentes del Pro que se quedaron sin el pan y sin la torta, y ahora permanecen en un no lugar.

Por eso Milei vuelve a estar arriba de la montaña rusa, y se dispone a festejar, antes de fin se año, la conclusión de la mitad de su mandato, con los números de la macroeconomía en verde.

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