La contundente y sorpresiva victoria de La Libertad Avanza en las elecciones legislativas reconfigurará el mapa político del Congreso a partir del 10 de diciembre, pintándolo más de violeta. Con un incremento significativo de su representación tanto en Diputados como en el Senado, el oficialismo se convertirá en la primera minoría en la Cámara baja, aunque sin alcanzar la mayoría propia. El desafío, a partir de ahora, será transformar ese avance electoral en gobernabilidad y consolidar alianzas.
Para Javier Milei, el piso de gobernabilidad pasaba por asegurarse un tercio de los escaños, suficiente para vetar y bloquear las iniciativas opositoras. Desde el Gobierno consideran que las sucesivas derrotas legislativas del último año contribuyeron a la inestabilidad económica, por lo que la estrategia ahora apunta a evitar que esa dinámica se repita.
Hasta el momento, el Ejecutivo había optado por promulgar -pero no aplicar- leyes como las emergencias en discapacidad, pediatría y financiamiento universitario, una táctica que le genera conflictos judiciales. De ahora en más, tiene una notoria ventaja a comparación de su situación previa pero, de todos modos, necesitará dialogar para sellar el Palacio Legislativo.
Milei tendrá "112 héroes" en la Cámara de Diputados
Dentro de la Cámara de Diputados, donde el Gobierno ha ido perdiendo a sus "héroes" de confianza con el correr de los meses, los libertarios pusieron en juego apenas ocho de sus 37 bancas actuales, por lo que incluso con un mal desempeño ya tenían asegurado un crecimiento considerable.
Pero la elección, para sorpresa de muchos, fue favorable y el bloque violeta alcanzará unos 82 diputados propios, más del doble de los que tenía al asumir. No obstante, si se quiere contabilizar por apoyo total, serían 112: se le debe sumar el respaldo de los diputados del PRO y de los radicales que responden a gobernadores con los que se acordó en esta elección (Mendoza y Chaco). No quita que más legisladores de la UCR puedan terminar más cerca de LLA.
"Superamos ampliamente el tercio, y seremos primera minoría de la Cámara de Diputados", festejaron desde el entorno de Martín Menem, presidente del cuerpo. Así, estaría a 17 diputados del quórum propio.
Así quedará la Cámara de Diputados a partir de diciembre tras la victoria legislativa de La Libertad Avanza.
Así quedará la Cámara de Diputados a partir de diciembre tras la victoria legislativa de La Libertad Avanza.
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Ese número, por lo tanto, consolida a los libertarios y sus aliados como primera minoría en la Cámara baja, aunque todavía lejos de la mayoría necesaria para imponer leyes sin negociación. El peronismo, en tanto, mantendrá una bancada de 99 diputados, lo que lo ubica como principal fuerza opositora.
En este nuevo escenario prometedor para LLA y algo frustrante para los kirchneristas, los bloques dialoguistas tendrán un rol clave. Espacios como Innovación Federal (Neuquén, Misiones, Río Negro y Salta) y Producción y Trabajo (San Juan) serán fundamentales para construir mayorías. A ellos se suma el grupo de Provincias Unidas y otros espacios "del centro" (como Encuentro Federal, Coalición Cívica, MID) que alcanzarían unos 20 representantes preciados para la mayoría.
A ese escenario habrá que sumarle que un gobierno envalentonado por el apoyo de las urnas y sentando en la mesa de negociación a gobernadores, puede volver a lograr acuerdos con algunos peronistas como Osvaldo Jaldo (Tucumán), Raúl Jalil (Catamarca) o Gerardo Zamora (Santiago del Estero).
El Senado, otro tablero decisivo
En la Cámara alta, el oficialismo casi triplicará su representación: pasará de siete a 20 senadores propios, y sumado a sus aliados tendrá 28. A partir del 10 de diciembre, LLA por sí sola quedará a cinco bancas del tercio bloqueador (requiere de 25) y a 17 del quórum (necesita 37), lo que convierte -nuevamente- en decisiva su política de alianzas.
El peronismo, bajo la conducción de Cristina Kirchner desde San José 1111, sufrirá una fuerte caída: pasará de 34 a 28 bancas, su peor resultado en años. De todos modos, y pese al retroceso, conservará la primera minoría, lo que le permitirá mantener influencia en el reparto de comisiones y en negociaciones institucionales, como las designaciones en la Corte Suprema, un tema clave que hace meses no avanza.
Así quedará el Senado de la Nación a partir de diciembre, tras la victoria legislativa de La Libertad Avanza.
Así quedará el Senado de la Nación a partir de diciembre, tras la victoria legislativa de La Libertad Avanza.
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La nueva correlación de fuerzas deja, además, a la vicepresidenta de la Nación y titular del Senado, Victoria Villarruel, ante un escenario complejo. Deberá administrar un bloque libertario más amplio y la convivencia con una Patricia Bullrich fortalecida, siendo la candidata que más arrasó en territorio porteño, y que podría exigir en un futuro la jefatura del bloque violeta.
Si se abre un paréntesis, no se puede pasar desapercibido el escándalo que envolvió a un diputado nacional y recién electo senador por LLA: Pablo Cervi. El neuquino, que ganó cómodamente una banca junto a Nadia Márquez, la noche previa a los comicios fue asaltado en su casa; los delincuentes lo golpearon con brutalidad ante su familia y denunciaron "zona liberada", al no funcionar la línea 101 y ante la tardanza de la policía.
Milei en el Congreso.avif
Milei lo logró: tendrá un "mejor Congreso", como lo denominó.
¿Y qué pasa con los bloques tradicionales? La UCR y el PRO también verán reducida su presencia: los radicales son, por lejos, los que más pierden en ambas cámaras y dentro del Senado bajarán de 13 a 9, mientras que el bando amarillo pasará de 8 a 5. En paralelo, la coalición Provincias Unidas deberá definir si se consolida como un espacio con peso propio o si sus legisladores volverán a repartirse entre las bancadas tradicionales.
Bajo este nuevo equilibrio legislativo, clave para el Gobierno y sus políticas económicas, La Libertad Avanza logró el objetivo de consolidarse como primera fuerza en al menos una Cámara, pero el verdadero desafío comienza en un mes y medio: transformar la aritmética parlamentaria en capacidad de gestión y acuerdos. Atrapado entre la expansión de poder y la fragilidad de sus alianzas, el mileísmo afronta los próximos dos años con un Congreso más favorable, aunque todavía lejos del pleno control.
