He Jiankui se mantuvo unos pocos años en silencio luego de salir de la cárcel en China. Ahora volvió con una propuesta audaz: abrir un laboratorio en Austin, Texas, para investigar la edición genética de embriones humanos. Pero el biofísico chino que horrorizó al mundo en 2018 al anunciar el nacimiento de las primeras bebés modificadas genéticamente no está solo en esta nueva carrera: nada menos que su ex esposa, Cathy Tie, una emprendedora canadiense de 29 años, lanzó recientemente su propia empresa con el mismo objetivo: liderar el desarrollo seguro de esta tecnología en Estados Unidos.
La historia suena a ciencia ficción y no sería fácil encontrar a un guionista capaz de imaginar tantas vueltas de tuerca y tantos detalles difíciles de creer, pero es todo inquietantemente real. Mientras las gemelas Lulu y Nana, los primeros seres humanos editados genéticamente, cumplen siete años en algún lugar secreto de China, sus creadores se disputan quién será el pionero de la próxima generación de bebés modificados. "Ellas ya son afortunadas. Ya son mejores que otros niños", declaró He al sitio The Free Press sobre las gemelas, a quienes modificó para hacerlas resistentes al VIH.
El científico que desafió las reglas del mundo
He Jiankui no llegó al estrellato científico por casualidad. Hijo de agricultores que cultivaban arroz en la provincia de Hunan, fue el primer estudiante de su pueblo de 1.000 habitantes en ingresar a la universidad. Su carrera lo llevó a las mejores universidades de Estados Unidos: doctorado en Rice University en 2007 e investigación postdoctoral en Stanford hasta 2012.
En 2012 regresó a China como parte del programa "Mil Talentos" del Partido Comunista. Se instaló en Shenzhen como profesor y fundó Direct Genomics, una empresa de análisis genético que lo convirtió en millonario. Su participación del 35%, según su propia valuación actual, vale aproximadamente 500 millones de dólares.
Pero el éxito comercial no lo satisfacía. En China, el HIV aún lleva mucho estigma social. He desarrolló lo que esperaba sería una solución científica: dar a los padres HIV positivos la opción de tener hijos inmunes al virus. Vendió parte de su participación en Direct Genomics para financiar el experimento de 3 millones de dólares.
El 25 de noviembre de 2018, en un video grabado desde su laboratorio, He anunció al mundo lo que había hecho. "Dos hermosas niñas chinas llamadas Lulu y Nana llegaron llorando al mundo, tan saludables como cualquier otro bebé, hace algunas semanas", declaró.
La reacción inicial en China fue elogiosa. El People's Daily describió el experimento como un "logro histórico". Pero los científicos occidentales lo condenaron inmediatamente. "Es inconcebible", dijo el experto Kiran Musunuru al Associated Press. "Monstruoso", declaró el eticista Julian Savulescu de Oxford. En horas, el artículo oficial fue dado de baja de la web y más de 100 científicos chinos firmaron una carta abierta condenando el proyecto. "Se ha abierto la caja de Pandora", advertían. El gobierno chino reaccionó rápido: He fue declarado culpable de prácticas médicas ilegales y condenado a tres años de prisión más una multa de 3 millones de yuanes.
CRISPR: la herramienta que puede reescribir la vida
Para entender la magnitud de lo que hizo He Jiankui, hay que saber primero qué es CRISPR-Cas9. Las siglas se refieren a la capacidad natural de las bacterias para recordar el ADN de un virus que han encontrado y atacarlo cuando lo vuelven a encontrar. Aunque CRISPR fue descubierto en 1987, fueron Jennifer Doudna y Emmanuelle Charpentier quienes demostraron en 2012 cómo funcionaba CRISPR-Cas9. En términos simples: la bacteria usa una enzima llamada "Cas9" que actúa como tijeras para cortar el ADN del virus y destruirlo.
El gran avance fue descubrir que era posible "hackear el sistema" para decirle a Cas9 exactamente dónde cortar en el genoma humano. Esto permite a los científicos inactivar genes defectuosos o modificarlos completamente. En otras palabras, hace poco más de una década, los científicos obtuvieron la capacidad de editar o reescribir el código genético humano en pocas semanas.
Las implicaciones son tanto prometedoras como aterradoras. CRISPR puede tratar, prevenir o curar enfermedades al alterar mutaciones genéticas específicas. La terapia de edición genética ya se utiliza con aprobación de la FDA para tratar anemia falciforme, atrofia muscular espinal y trastornos retinianos hereditarios.
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En mayo de este año, médicos del Hospital de Niños de Filadelfia utilizaron CRISPR-Cas9 para crear una terapia genética completamente personalizada que salvó la vida de un bebé con un trastorno metabólico raro. Pero lo que hizo He fue éticamente problemático por varias razones. Primero, no se trataba de salvar una vida existente, sino de crear una nueva vida para modificarla. Segundo, como nadie había hecho esto antes, He no sabía si las gemelas nacerían sanas.
Tercero, el experimento no era médicamente necesario. Las gemelas no necesitaban inmunidad al HIV porque ya existen métodos como la inseminación intrauterina o el "lavado de esperma" que minimizan el riesgo de transmisión del virus. Finalmente, cuando se edita un embrión de una célula, no sólo se afecta al bebé que nacerá. También se afecta a toda su descendencia futura, porque se modifica el material genético de los futuros óvulos o espermatozoides. Eso significa editar una población humana entera.
La competencia con su ex esposa
Tres años después de salir de prisión, He Jiankui conoció a Cathy Tie en una casa de té en Wuhan a fines de 2023. Tie, una emprendedora biotecnológica canadiense de 29 años, becaria Thiel, había cofundado una empresa de ingeniería genética que trabaja en crear mascotas modificadas.
La relación se volvió personal rápidamente. En abril de 2024 se casaron en Beijing en una ceremonia íntima ante apenas 12 personas. Pero la luna de miel duró poco. En julio del mismo año, Tie anunció en su cuenta de la red social X que se separaban y esta semana lanzó su propia empresa: Manhattan Project. "Queremos ser la empresa que haga esto a la luz, con transparencia y con buenas intenciones", declaró Tie a la National Public Radio de Estados Unidos sobre su nueva empresa, que busca desarrollar edición genética de embriones humanos de manera “segura”. El nombre refleja, según ella, "la escala de la misión: acabar con las enfermedades genéticas".
Tie ya ensambló un equipo científico para trabajar en un laboratorio de Manhattan. Planean comenzar con ratones, luego primates, después células humanas y finalmente embriones humanos. "Todo el mundo debería haber aprendido de los errores del doctor He", declaró, "para que no retrasemos la industria". Recordemos que está hablando de su ex marido, por si todo esto parece demasiado increíble o por si algún despistado ya lo olvidó.
Al margen de los planes de su ex, He trabaja para abrir su propio laboratorio en Austin, en donde planea investigar Alzheimer en monos y embriones humanos no viables. El hecho de haber tenido que cerrar dos laboratorios en China por la controversia que genera su presencia no parece desanimarlo en lo más mínimo. La financiación viene de donaciones individuales y —a tono con los tiempos— de una meme coin llamada GENE, que según él recaudó unos 500.000 dólares. También está estableciendo una empresa llamada Cathy Medicine, cuyo nombre no piensa cambiar pese a su ruptura amorosa.
Esta competencia entre ex esposos ocurre en un momento particular. Capitalistas de riesgo de Silicon Valley, futuristas y pronatalistas están impulsando estas tecnologías, preocupados por las tasas de natalidad en declive. Las regulaciones estadounidenses prohíben editar genes en embriones, pero la administración Trump podría cambiar eso dada su postura desregulatoria.
Sin embargo, muchos observadores expresan preocupación. "Moverse rápido y romper cosas no ha funcionado bien para Silicon Valley en salud", advirtió el bioeticista de Stanford Hank Greely. "Cuando hablás de reproducción, las cosas que podés terminar rompiendo son bebés".
He ha pasado de una postura de arrepentido a un tono desafiante desde su liberación. "La IA está amenazando a la humanidad, debemos contraatacar mediante edición genética", escribió en su cuenta de X. Mientras tanto, las gemelas de He ya tienen siete años y viven en un lugar secreto de China. Según el científico, una tiene inmunidad completa al VIH, la otra "media inmunidad". "Ya son afortunadas. Ya son mejores que otros niños", declaró. La próxima generación de bebés editados podría estar más cerca de lo que el mundo imagina.
¿Alguien dijo “eugenesia”? Seguiremos atentamente los acontecimientos.