El 28 de septiembre de 2004, la tranquilidad de Carmen de Patagones, una pequeña localidad ubicada al sudoeste de la provincia de Buenos Aires, fue sacudida por un trágico episodio que marcó la historia escolar de Argentina. Ese día, un joven de 15 años, Rafael "Juniors" Solich, ingresó armado a la Escuela de Enseñanza Media N.º 202 "Islas Malvinas" y abrió fuego contra sus compañeros, dejando un saldo de tres muertos y cinco heridos.
El ataque, que ocurrió a las 7:35 de la mañana, se desarrolló en el aula de primer año del ciclo polimodal, mientras los estudiantes esperaban el inicio de clases. Solich, quien había sido víctima de acoso escolar, ejecutó un plan premeditado: sustrajo una pistola Browning calibre 9 milímetros y tres cargadores completos de la casa de su padre, un suboficial de la Prefectura Naval Argentina. Además, portaba un cuchillo de caza, lo que refleja la minuciosidad de su preparación.
La masacre y las víctimas que dejó
En medio de la clase, y sin pronunciar palabra alguna, Juniors se colocó frente a sus compañeros y descargó el primer cargador. En pocos segundos, realizó 12 disparos que causaron la muerte de tres adolescentes: Federico Ponce, Evangelina Miranda y Sandra Núñez. Otros cinco compañeros resultaron gravemente heridos: Pablo Saldías Kloster, Rodrigo Torres, Nicolás Leonardi, Cintia Casasola y Natalia Salomón.
Tras vaciar el primer cargador, Solich salió al pasillo y disparó hacia el kiosquero de la escuela, conocido como "Bocha", aunque no logró herirlo. Fue entonces cuando el arma se trabó. En ese momento, uno de sus amigos más cercanos, Dante Pena, intervino para quitarle el arma y detener la masacre. A los pocos minutos, las autoridades llegaron al lugar y procedieron a arrestar a Solich, quien no mostró resistencia.
El entonces presidente de la Nación, Néstor Kirchner, declaró dos días de duelo nacional y calificó el hecho como “doloroso”. En todas las escuelas del país se realizaron jornadas de reflexión, donde se leyeron cartas del Ministerio de Educación y se pidió un análisis profundo sobre los hechos ocurridos.
El juicio y la condena de la familia Solich
El caso judicial tomó un curso distinto al de otros episodios violentos debido a la edad del atacante. Rafael Solich fue declarado inimputable, ya que en el momento del ataque tenía 15 años. La jueza Alicia Ramallo, quien llevó adelante la causa, ordenó que Juniors fuera internado en un centro psiquiátrico juvenil en la localidad de San Miguel, donde permaneció bajo tratamiento.
El padre de Solich, suboficial de la Prefectura Naval, fue condenado a 45 días de prisión por negligencia. Se determinó que había incumplido con el protocolo de seguridad al dejar el arma de fuego al alcance de su hijo. A partir de allí, la familia se vio obligada a abandonar Carmen de Patagones, mudándose a la localidad de Punta Lara, en el partido de Ensenada, cerca de Bahía Blanca, para evitar represalias y mantenerse cerca del centro de internación de su hijo.
Con el paso de los años, Juniors fue trasladado a diversos centros psiquiátricos debido a conflictos con otros internos y episodios de autolesiones. A pesar de haber sido sometido a extensas evaluaciones psiquiátricas, ningún especialista fue capaz de determinar si el joven representa una amenaza para sí mismo o para los demás. En palabras del periodista Pablo Morosi, quien investigó el caso en profundidad: “Los especialistas decían que la experiencia de la reclusión frenaría la posibilidad de que volviera a hacer algo parecido. Y a su vez, mencionaban falta de remordimiento o culpa. Por eso, a día de hoy, ningún profesional se atreve a firmarle el alta”.
El dolor de las familias y el recuerdo de las víctimas
Las familias de las víctimas continúan lidiando con el impacto emocional y psicológico de lo ocurrido. Marisa Santa Cruz, madre de Federico Ponce, expresó en una entrevista: “Para mí, todos los días son 28 de septiembre. Mi vida se detuvo ese día”. La pérdida de su hijo, quien fue asesinado mientras repartía CDs con música que había grabado para sus compañeros, sigue siendo una herida abierta para Marisa y los suyos.
“Fede era muy especial y muy amado por sus amigos y compañeros. Se iba a dormir cantando y se despertaba cantando. Así vivía”, recordó su madre. Como parte de su legado, cada 28 de septiembre, se realiza un homenaje en el Parque Piedra Buena, a orillas del río, donde una escultura conmemora a Federico, Evangelina y Sandra.
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Cada 28 de septiembre, se realiza un homenaje en el Parque Piedra Buena
Algunos de los sobrevivientes optaron por no hablar públicamente sobre la masacre. Rodrigo Torres y Pablo Saldías Kloster, dos de los heridos, participaron en 2021 en la película Implosión, dirigida por Javier Van de Couter, donde reconstruyen lo sucedido y abordan el impacto que el ataque tuvo en sus vidas. Sin embargo, Torres confesó que decidió “dejar de hablar del tema” para seguir con su proceso personal de recuperación.
El enigma de Juniors y el rol de la Justicia
Hoy, a casi 20 años del ataque, Juniors continúa bajo la tutela de la Justicia, asistiendo regularmente a la Clínica San Juan de La Plata. Aunque no se revelaron detalles precisos sobre su paradero, se sabe que tuvo un hijo durante una de sus internaciones, producto de una relación que se disolvió poco tiempo después.
Las causas judiciales siguen abiertas, y en 2023, la Cámara Federal de Bahía Blanca ratificó un fallo que obliga al Estado Nacional y a la provincia de Buenos Aires a indemnizar a las familias de las víctimas. Sin embargo, esta resolución fue apelada, y las autoridades provinciales sostienen que la masacre no pudo haberse evitado.