2 de noviembre 2024
3 de octubre 2024 - 15:24hs

Reino Unido acordó devolver la soberanía del archipiélago de Chagos a la República de Mauricio, poniendo fin a décadas de disputa por este territorio en el océano Índico. El acuerdo, calificado de "histórico" por ambas naciones, permitirá a los británicos conservar una base militar conjunta con Estados Unidos en Diego García, la isla más grande del archipiélago.

Diego García es un punto clave para la seguridad regional y global, según el Ministerio de Relaciones Exteriores británico, que resaltó la importancia estratégica de la base en un "mundo cada vez más volátil". El acuerdo fue elogiado por el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, quien destacó que este pacto “mantiene la estabilidad en la región y la cooperación en materia de seguridad entre ambos países”.

El tratado, negociado durante dos años, garantiza la operación de la base por un período inicial de 99 años, asegurando su funcionamiento hasta bien entrado el próximo siglo. Aunque Reino Unido cederá la soberanía del archipiélago, seguirá controlando Diego García para usos militares.

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En Mauricio, el anuncio fue recibido con entusiasmo. Maneesh Gobin, ministro de Relaciones Exteriores, expresó en redes sociales que el 3 de octubre de 2024 sería recordado como un "día inolvidable" para la nación, que recupera la soberanía plena sobre Chagos. Este archipiélago, compuesto por 55 islas, había sido administrado por Reino Unido desde 1965, cuando fue separado de la colonia de Mauricio, tres años antes de su independencia.

Uno de los aspectos más relevantes del acuerdo es la posible repatriación de los habitantes originales del archipiélago, quienes fueron deportados a Mauricio en los años 60 para permitir la instalación de la base militar en Diego García. Aunque el tratado contempla un programa de reasentamiento en las islas, excluye expresamente a Diego García, que seguirá bajo control británico y estadounidense.

En 2019, la Corte Internacional de Justicia (CIJ) había aconsejado a Reino Unido renunciar a su control sobre las islas, un fallo que fue respaldado por la Asamblea General de la ONU. A pesar de la presión internacional, Londres había mantenido su postura hasta la firma de este acuerdo, el cual representa un cambio significativo en su política colonial.

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David Lammy, canciller británico, afirmó que el acuerdo asegura el futuro de la base militar y cierra una ruta de migración ilegal hacia el Reino Unido. Desde 2021, un pequeño número de migrantes había llegado a Diego García solicitando asilo, una situación que ahora será gestionada por Mauricio.

La historia del conflicto y su resolución

El conflicto por el archipiélago de Chagos se originó en 1965, cuando Reino Unido separó estas islas de su colonia en el océano Índico, Mauricio, con el objetivo de establecer una base militar en la isla de Diego García. Esta decisión, que se tomó tres años antes de la independencia de Mauricio en 1968, condujo a la deportación forzosa de los habitantes del archipiélago, conocidos como chagosianos.

Más de 1.500 personas fueron expulsadas de sus hogares y trasladadas principalmente a Mauricio, donde durante décadas lucharon por su derecho a regresar. Los chagosianos, descendientes de esclavos africanos e indios traídos por colonizadores franceses en el siglo XVIII, desarrollaron una cultura propia y un dialecto criollo, pero fueron desarraigados de su tierra para permitir el uso militar del archipiélago.

La base militar en Diego García ha sido utilizada por Estados Unidos en varias operaciones estratégicas, incluyendo las guerras de Irak y Afganistán. También fue involucrada en el polémico programa de vuelos secretos de la CIA, donde prisioneros fueron trasladados a través de la isla hacia centros de detención clandestinos. Este aspecto dañó la imagen internacional de Reino Unido y debilitó su posición en las discusiones sobre la soberanía de Chagos.

Durante décadas, Reino Unido se enfrentó al creciente aislamiento diplomático por su control sobre lo que denominaba el Territorio Británico del Océano Índico. Varios organismos internacionales, incluidas la ONU y la Corte Internacional de Justicia, se posicionaron a favor de Mauricio. El gobierno mauriciano argumentó que fue obligado a ceder las islas como condición para su independencia, y que este acuerdo fue ilegal desde su origen.

El apoyo internacional a Mauricio creció en los últimos años, especialmente desde 2019, cuando la CIJ falló en su favor. En la Asamblea General de la ONU, una abrumadora mayoría de países exigió la descolonización de Chagos. La creciente presión, sumada al aislamiento diplomático post-Brexit, llevó a Reino Unido a reconsiderar su postura y negociar con Mauricio.

El acuerdo de 2024, alcanzado tras dos años de conversaciones, permite a Reino Unido mantener su presencia militar en Diego García, mientras que Mauricio recupera la soberanía sobre el resto del archipiélago. El tratado también incluye un paquete de compensación financiera, con pagos anuales e inversiones en infraestructura para el desarrollo del archipiélago.

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A pesar de este avance, la comunidad chagosiana se mantiene dividida sobre el acuerdo. Mientras que algunos, como Isabelle Charlot, ven la posibilidad de regresar a sus raíces como una oportunidad esperada durante décadas, otros como Frankie Bontemps se sienten traicionados por no haber sido incluidos en las negociaciones. Human Rights Watch también ha criticado el acuerdo, afirmando que sigue prohibiendo el retorno de los chagosianos a Diego García y no ofrece compensaciones adecuadas por los crímenes cometidos en el pasado.

Mauricio ha comenzado a planificar un programa de reasentamiento en las islas, pero las restricciones impuestas sobre Diego García plantean dudas sobre la efectividad de este esfuerzo. A pesar de todo, el acuerdo ha sido visto como un paso crucial en el proceso de descolonización en África y en el reconocimiento de los derechos de los pueblos desplazados por intereses estratégicos.

Malvinas: ¿es comparable el caso de Chagos?

El acuerdo entre Reino Unido y Mauricio ha generado inquietudes en Argentina y otras partes del mundo sobre las posibles implicancias para otros territorios en disputa, particularmente las Islas Malvinas. Sin embargo, tanto el gobierno británico como las autoridades de las Malvinas han sido enfáticos en señalar que los contextos de ambos archipiélagos son muy diferentes.

Alison Blake, gobernadora de las Islas Malvinas, aseguró en un comunicado que "los contextos jurídicos e históricos del archipiélago de Chagos y de las Islas Malvinas son muy diferentes". Estas declaraciones fueron realizadas en respuesta a las preguntas surgidas tanto en la comunidad de las Malvinas como en otros sectores sobre si el acuerdo de Chagos podría establecer un precedente para el caso de las islas del Atlántico Sur.

Blake destacó que el gobierno británico ha sido claro en todo el proceso: "El Reino Unido no aceptará nada que ponga en peligro la soberanía de los territorios de ultramar". Londres ha mantenido su compromiso con el derecho a la autodeterminación de los habitantes de las Malvinas, quienes en varios referendos han expresado su deseo de seguir siendo territorio británico.

El caso de las Malvinas, ocupadas por Reino Unido desde 1833, es diferente al de Chagos en varios aspectos. Mientras que Chagos fue despojada de su población original y utilizada para fines militares, las Malvinas han sido habitadas de manera continua por británicos durante casi dos siglos. Además, en las islas del Atlántico Sur, la población ha votado reiteradamente a favor de permanecer bajo la soberanía británica.

Sin embargo, para Argentina, el reclamo sobre Malvinas sigue siendo una cuestión de soberanía irresuelta. El gobierno argentino ha planteado en foros internacionales la necesidad de retomar las negociaciones diplomáticas con Reino Unido, pero Londres ha sido categórico en que no habrá cambios en su postura respecto a las islas.

Aunque el caso de Chagos representa un avance en la resolución de disputas territoriales, el Reino Unido ha dejado claro que no aplicará el mismo enfoque en otros territorios de ultramar. Así, el conflicto por la soberanía de las Islas Malvinas se mantiene, sin señales de que este reciente acuerdo influya en su desenlace.

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