21 de agosto 2025 - 16:13hs

Un estudio piloto experimental realizado por el Instituto de Estadística y Censos de la Ciudad de Buenos Aires (IDECBA) junto al Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) reveló que el método tradicional de medición de pobreza sobreestima el número de personas pobres en la capital argentina. La investigación demostró diferencias estadísticamente significativas entre evaluar las carencias por hogares versus hacerlo de manera individual.

A diferencia de las mediciones oficiales de pobreza por ingresos del INDEC —basadas en si los hogares pueden adquirir una canasta básica de alimentos y servicios—, la pobreza multidimensional evalúa privaciones en múltiples aspectos de la vida como salud, educación, vivienda, alimentación y participación social. Este enfoque, que Buenos Aires implementa de manera pionera desde 2019, busca captar dimensiones de la pobreza que los indicadores monetarios tradicionales no reflejan.

El trabajo, que analizó 161 personas de 51 hogares previamente clasificados como pobres multidimensionales, encontró que 22 personas que aparecían como pobres según el método tradicional no presentaban privaciones suficientes para ser consideradas pobres cuando se las evaluó individualmente. Este estudio piloto cuestiona la metodología utilizada hasta ahora por la Ciudad para medir este fenómeno social complejo.

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"La medición a nivel del hogar puede sobreestimar la pobreza individual, ya que no capta la heterogeneidad de privaciones dentro del hogar", explicó José María Donati, Director Ejecutivo del IDECBA, en el informe difundido este mes.

Metodología que cambió las estadísticas

Tradicionalmente, los estudios de pobreza multidimensional en Buenos Aires se basan en que una sola persona del hogar responde sobre las carencias de toda la familia. Esta metodología, implementada en las mediciones de 2019 y 2021, incorporó un módulo específico en la Encuesta Anual de Hogares (EAH) donde un referente familiar respondía por todos los integrantes del hogar.

La innovación metodológica del estudio de 2024 consistió en redistribuir las 82 preguntas que componen el módulo de pobreza multidimensional entre dos cuestionarios diferentes. Las 45 preguntas destinadas al hogar quedaron en el cuestionario tradicional, respondidas por un integrante de 18 años o más. Las 37 preguntas restantes se trasladaron a un cuestionario individual, completado directamente por cada persona de 13 años o más, o por un adulto en caso de menores de esa edad o miembros ausentes.

Para evaluar si existía una diferencia significativa entre ambos enfoques, los investigadores aplicaron la prueba no paramétrica de McNemar, que permite determinar si hay disparidades considerables en la clasificación de pobreza según el método utilizado. Los resultados mostraron un p-valor de 0.000, lo que indica que la probabilidad de que las diferencias observadas fueran casuales resultó prácticamente nula.

El análisis reveló que mientras 102 personas fueron clasificadas como pobres a nivel hogar, solo 80 resultaron pobres cuando se aplicó la medición individual. Las 59 personas que no eran pobres según el método tradicional tampoco lo fueron bajo el enfoque individual, mostrando alta consistencia en ese grupo.

Cinco dimensiones bajo análisis

El estudio evaluó privaciones en cinco dimensiones consideradas esenciales para una vida digna en la Ciudad de Buenos Aires. La dimensión de alimentación incluye indicadores como saltear comidas, reducir porciones y comer menos variado. Salud y cuidados abarca el acceso a atención médica, remedios, estudios médicos, tratamientos dentales, métodos anticonceptivos y servicios de apoyo para el cuidado.

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La dimensión de vivienda y servicios contempla aspectos como reparación de goteras, agua caliente, electricidad, internet, ambientes separados para menores y lugares adecuados para hacer deberes. Equipamiento del hogar evalúa la disponibilidad de heladera, frazadas suficientes, ropa adecuada y la posibilidad de reemplazar vestimenta deteriorada.

Finalmente, privación social y educación mide el acceso a gastos personales, vacaciones, posibilidad de invitar familiares o amigos, transporte público, útiles escolares y dispositivos electrónicos para estudiar.

En todas las dimensiones analizadas, la prueba de McNemar confirmó diferencias significativas entre los dos métodos de medición, con valores de significación de 0.000 en cada caso. Esto indica que el método de evaluación influye directamente en la identificación de privaciones.

Los investigadores observaron que ciertos indicadores no mostraron diferencias estadísticamente significativas entre ambas mediciones, como el acceso a atención médica, disponibilidad de cama para cada menor, útiles escolares requeridos y acceso a dispositivos electrónicos para estudiar. Estos casos sugieren una distribución más homogénea de esas carencias dentro de los hogares.

El costo operativo de la precisión

La mayor exactitud del método individual tiene un precio considerable en términos operativos. El tiempo promedio de encuesta se incrementó de los habituales 15-20 minutos a 35 minutos por hogar. El tiempo necesario para completar cada cuestionario individual fue de 8 minutos en promedio, con un mínimo de 2 minutos y un máximo de 34 minutos por persona.

En hogares numerosos, donde se multiplicó el tiempo requerido para la encuesta, los encuestadores reportaron "múltiples manifestaciones de cansancio y/o fastidio por parte de las personas entrevistadas", según detalla el informe técnico.

La muestra final quedó conformada por 105 hogares particulares de dos componentes o más, de los cuales se logró encuestar efectivamente al 48.6%. El trabajo de campo enfrentó dificultades significativas, ya que fue necesario seleccionar una muestra adicional de 25 hogares para reemplazar a quienes no pudieron ser encuestados por rechazos, ausencias o problemas de accesibilidad.

María Eugenia Lago, Directora General del IDECBA, señaló que "este enfoque más desagregado resulta crucial para captar con mayor fidelidad la pobreza multidimensional", aunque reconoció los desafíos operativos que implica su implementación masiva.

Implicaciones para las políticas públicas

Los resultados tienen consecuencias directas para el diseño de políticas sociales en la Ciudad de Buenos Aires. El estudio utilizó el "método consensual", una técnica que incorpora la opinión de la población sobre qué bienes y servicios son necesarios para "vivir dignamente" en la ciudad. Para ser incluido en el indicador, cada ítem debe ser percibido por al menos el 70% de la población estudiada como necesario.

La investigación identificó 27 indicadores agrupados en las cinco dimensiones mencionadas, aplicables tanto a hogares con menores de 18 años como a aquellos sin presencia de menores. Se considera en situación de pobreza multidimensional a las personas que sufren privaciones en al menos dos de las cinco dimensiones.

Gabriela Catterberg, Coordinadora del Área de Desarrollo Humano y Políticas del PNUD, participó en la dirección técnica del estudio junto a un equipo interdisciplinario que incluyó a especialistas en metodología estadística y economía. El trabajo se financió mediante un memorando de entendimiento firmado entre ambas instituciones el 28 de mayo de 2024.

Los investigadores recomiendan reformular los instrumentos de recolección de datos para futuras mediciones, buscando un equilibrio entre precisión metodológica y viabilidad operativa. El estudio sienta las bases para una posible transformación en cómo Buenos Aires mide y entiende la pobreza urbana, con potenciales implicaciones para el diseño de programas sociales más focalizados y efectivos.

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