- Designar al nuevo gabinete cuanto antes para evitar el resurgimiento de la interna que sigue latente.
- Controlar las negociaciones y la narrativa del Presupuesto 2026 para que se entienda que será consensuado aunque manteniendo el equilibrio fiscal.
- Implementar un acuerdo con Mauricio Macri que incluya la estrategia en el Parlamento y la designación de cuadros técnicos en las áreas donde el propio Milei reconoció que falta gestión.
- Presentar cuanto antes los proyectos de ley de reforma impositiva y reforma laboral para marcar la agenda parlamentaria desde el minuto uno.
- Analizar junto al equipo económico el cambio de la composición de la canasta familiar para que el peso de las tarifas y los servicios no las siga desequilibrando.
- Reasignar los roles de cada uno de los ministros y las autoridades para evitar las superposiciones y el recrudecimiento de las internas.
- Hacer las correcciones de política económica que sugieren los expertos más racionales. Un solo ejemplo: la acumulación de reservas para sortear los periodos de volatilidad.
- Estar atentos a las demandas de la mayoría de la sociedad, porque a partir de ahora la impaciencia se multiplicará hasta el infinito y todos los errores que fueron perdonados se cobrarán el doble, el triple o serán impagables.
- Tener los ojos bien abiertos para neutralizar un nuevo ataque del kirchnerismo. Las nuevas condenas que le esperan a Cristina Kirchner en las causas de los Cuadernos de la corrupción, Hotesur-Los Sauces y el memorándum de entendimiento con Irán, hará que sus seguidores se radicalicen cada vez más.
- No hablar ni de la reelección de Milei, ni del mejor equipo de la historia argentina, ni volver a insultar y adjetivar a las personas. Eso irrita a propios y a extraños, y además desvía el foco de lo verdaderamente importante: la discusión y la implementación de las buenas ideas.