15 de septiembre 2024 - 17:32hs

¿Para qué Javier Milei se toma el trabajo de presentar el presupuesto 2025 un domingo, a las nueve de la noche, desde el recinto de la Cámara de Diputados, cuando debería estar descansando, preparándose para el inicio de otra semana agobiante?

Para consolidar su comunicación de alto impacto. Para instalar un nuevo "hito" de la batalla cultural: el del primer presidente en hacer una cosa semejante. Y el primero, además, en poner a consideración un presupuesto con superávit fiscal. Lo hace, también, para exhibirse como el presidente showman que no renuncia a ninguna herramienta en pos de lograr su objetivo. Ni la más tradicional, ni la más impensada.

Así se debe interpretar su estrambótica iniciativa. Así se debe entender su obsesión por el déficit cero y el ajuste del Estado. Milei no quiere perder el impulso que le permitió ganar en segunda vuelta con el 56 por ciento de los votos. Milei insiste con el método que explica por qué, después de casi 10 meses de gestión, y luego de haber implementado el ajuste más fuerte de los últimos 65 años, todavía goza de un apoyo que supera el 50 por ciento de los argentinos en condiciones de votar. Su jugada de todo o nada. De Evangelización o muerte. Equilibrio fiscal para que la casta deje de robar.

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Es un buen momento el que eligió el jefe de Estado para protagonizar el evento. Inmediatamente después de la causa por violencia de género contra el ex presidente Alberto Fernández. La denuncia que nos revolvió la memoria del peor gobierno de la historia reciente de la Argentina. El nefasto recuerdo del impúdico y suicida manejo de la pandemia. Del desastre económico, social y cultural que el nefasto triángulo de poder de Fernández, Cristina Kirchner y Sergio Massa nos dejó. Con la ex vicepresidente, desesperada por volver a la centralidad, diciendo una pavada tras otra. Con la oposición atomizada, echándose la culpa del fracaso unos a otros. Con los sindicatos de Aerolíneas Argentinas exhibiendo con impudicia sus privilegios, en un país donde la pobreza ya superó el 50 por ciento de la población económicamente activa.

Javier Milei pretende, también, que sus logros sean valorados como se debe. Que se le reconozca que está bajando la inflación sin derramamiento de sangre ni estallido social. Que se le valore que hay más seguridad y que la tasa de homicidios en Rosario está bajando de manera abrupta. Que se admita que los gerentes de la pobreza ya no manejan más planes sociales ni tienen poder de extorsión contra los más necesitados. Que ya no hay más piquetes, cuando hasta diciembre de 2023 había decenas de piquetes por día.

Tal vez el presidente esté demostrando que, a pesar de no ser visto como un político tradicional, las audaces jugadas de su nueva manera de hacer política todavía pueden resultar muy eficaces.

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Javier Milei presupuesto 2025

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