Destino del país, educación y la cuarta revolución industrial (12)

Cerramos la serie con el señalamiento de otras cinco diferencias fundamentales entre lo que son hoy componentes de la política pública en educación y lo que propone EDUY21 como alternativa. Tal cual se ha afirmado en el artículo anterior, resulta un ejercicio necesario y saludable a efectos de clarificar el propósito, el alcance y la profundidad de la propuesta de cambio educativo que preconizamos.

En primer lugar, respecto a la formación y al ejercicio de la docencia, los docentes de los diversos niveles educativos tienen en su mayoría formación en la disciplina y pedagógica que no están necesariamente interrelacionadas. Mandatados por currículos altamente prescriptivos, poco orientadores, atiborrados de contenidos y con plazos exiguos para su desarrollo, el rol docente es más de implementar un currículo prescripto de arriba hacia abajo sin mayor margen para la innovación, que de estar empoderado para co-desarrollar el currículo buscando conectar con las necesidades y los ritmos de aprendizaje de cada alumno. Las piezas del sistema educativo no están concebidas para apoyar al docente como el principal tomador de decisiones del sistema educativo en el aula. No es atribuible por cierto al docente aun cuando muchas veces se le "culpabiliza" injustamente de no "implementar" adecuadamente el currículo.

EDUY21 plantea que los docentes de educación básica (3 a 14 años) y de jóvenes (15-18) podrán ser formados y apoyados en un enfoque integrado de lo disciplinar y pedagógico orientado al desarrollo de conocimientos interdisciplinares y de competencias para la vida, la ciudadanía y el trabajo. Tienen que tener la potestad y la responsabilidad de co-desarrollar la propuesta curricular pudiendo localizar propuestas y contenidos educativos en función de sus contextos de referencia y de la consideración de cada estudiante como un ser especial que aprende y se conecta con sus pares y docentes de manera singular. Los docentes podrán intercambiar en comunidades de prácticas, al interior de y entre centros educativos, para afinar prácticas de clases en el marco de un centro educativo que promueva y jerarquice el trabajo colaborativo entre docentes. Las piezas del sistema educativo estarán concebidas para apoyar al docente a efectos que tome las decisiones más fundadas para apuntalar el potencial de aprendizaje de cada alumno.

En segundo lugar, respecto a los aprendizajes, en general los diversos niveles desde la educación inicial en adelante no comparten criterios e instrumentos sobre cómo organizar, desarrollar y evaluar los aprendizajes. Aun cuando se transita hacia enfoques por competencias –ormar al alumno para responder efectivamente a situaciones de aprendizaje y de vida -, las áreas de aprendizaje y las asignaturas no están en general concebidas en términos de su contribución al desarrollo de las mismas. Esencialmente, el sistema educativo con su manera fragmentada de organización provoca que haya una multiplicidad de planes y programas de estudios sin una concepción compartida de los aprendizajes, así como de su progresividad a lo largo de los niveles educativos.

EDUY21 propone que la educación básica 3-14 y de jóvenes 15-18 compartan espacios curriculares comunes –la forma de organización de los procesos de enseñanza y de aprendizaje- transversales a todas las ofertas educativas (públicas/privadas, formales / no formales). Dichos espacios serán cinco: (i) Formación en las alfabetizaciones fundamentales; (ii) Desarrollo y cuidado personal y colectivo; (iii) Aprendizajes interdisciplinarios por proyectos; (iv) Sensibilidades temáticas y (v) Tutorías de apoyo a los aprendizajes. Los tiempos de instrucción, así como los contenidos variarán según los grados y los ciclos de la educación básica y de jóvenes. Al interior de cada espacio curricular, habrá un mix de temas transversales, áreas de aprendizaje, asignaturas y proyectos que se desarrollan de manera secuenciada y coherente entre las edades de 3 a 18.

En tercer lugar, respecto a la gestión de los centros educativos, en la actualidad se evidencian enormes brechas y disfuncionalidades entre responsabilidades y demandas recargadas sobre directores, docentes y demás personal del centro, y un centralismo normativo, ritualista y poco orientador que no facilita la gestión localizada del centro y su campo autónomo de acción responsable con rendición de cuentas. Las normas que regulan la contratación y la asignación de docentes corren por camino paralelo a las necesidades de los centros de disponer de instrumentos y de recursos para localizar la propuesta educativa. Los directores sufren los conflictos e incertidumbres de su rol como gestores institucionales y pedagógicos.

EDUY21 afirma que todos los centros que atienden respectivamente a poblaciones entre 3 y 14 años, y entre 15 y 18, podrán ser identificados como centros de educación básica y de jóvenes. Cada centro elaborará una propuesta de localización de los espacios curriculares en conformidad a una pauta detallada de proyecto curricular y pedagógico de centro y en el marco de un conjunto de leyes/ordenanzas/reglamentaciones que facilitan de manera progresiva y ordenada las tomas de decisión y la gestión del mismo.

En cuarto lugar, respecto a las condiciones de trabajo, una de las mayores prioridades y logros de la última década ha sido mejorar el salario docente en todos los niveles del sistema educativo. Celebramos y apoyamos este logro, así como la necesidad de continuarlo. Sin embargo, en el marco actual, el mejoramiento de las condiciones de trabajo no se ata necesariamente a la profesionalización del educador, a la carrera docente y a su desarrollo profesional. Asimismo, otras condiciones de trabajo complementarias al salario como la estabilidad y la permanencia en el centro educativo, no han sido suficientemente priorizadas de cara a sostener un proceso de cambio educativo y de mejora de la calidad del trabajo docente.

EDUY21 señala que la mejora sustantiva y continua de las condiciones de trabajo debe ser una alta prioridad vinculada a la profesionalización del rol de educador, a una carrera docente que premie capacidad de iniciativa, méritos y desempeño profesional, y estimule un desarrollo profesional permanente. Las condiciones de trabajo hacen a un conjunto de aspectos vinculantes entre sí: (i) salario y beneficios sociales que deben ser equivalentes a una remuneración media en profesiones comparables con la docente; (ii) incentivos a la estabilidad y a la permanencia en los centros educativos, y al trabajo en contextos desafiantes; (iii) incentivos al desarrollo de prácticas efectivas que ensanchen las oportunidades de aprendizaje de los alumnos; y (iv) oportunidades de desarrollarse profesionalmente con foco en los temas de aprendizajes vinculados a las prácticas de clases.

En quinto lugar, respecto a la evaluación, los diversos niveles educativos no comparten hoy criterios e instrumentos sobre para qué, qué y cómo evaluar, así como que uso darles a las evaluaciones. La evaluación no está necesariamente pensada para apoyar al estudiante y sus aprendizajes. La mayor parte del tiempo los estudiantes reciben notas, puntajes o marcas de acierto/error como principal devolución en sus tareas y pruebas. Las evaluaciones no reflejan en general acuerdos sobre lo que debe ser aprendido sino las preferencias de los docentes.

EDUY21 propone un marco curricular de 3 a 18 que contiene criterios e instrumentos sobre para qué, qué, cómo evaluar y usar los resultados, comunes a la educación básica y de jóvenes. La evaluación entendida como soporte al desarrollo de los aprendizajes, implica que hay maneras múltiples y escalonadas de evidenciar como el alumno va progresando en el desarrollo de las competencias, y que existen variedad de formas alternativas para demostrar "maestría" en proyectos y saberes específicos y relevantes por parte del mismo. Las herramientas de evaluación incluyen bancos de situaciones de aprendizaje que son una manera fundamental de apoyar el desarrollo y la evaluación de las competencias.