Una Harris tardía y un Trump recargado: tres amenazas económicas para Europa
Harris, ex "veep" de Biden, tiene poco tiempo pero sumó u$s 100 millones en su primer día. Varios donantes se oponen. Los riesgos de la secuela Donald Trump.
Harris, ex "veep" de Biden, tiene poco tiempo pero sumó u$s 100 millones en su primer día. Varios donantes se oponen. Los riesgos de la secuela Donald Trump.
Joe Biden ya estaba fuera de juego desde el último y fulminante debate presidencial. Y Donald Trump ya casi tenía un pie en la Casa Blanca desde el atentado que la máquina electoral convirtió en narrativa heroica.
Aún así el paso al costado de Biden traerá volatilidad en los mercados hasta que haya visibilidad en el horizonte político. Es que su decisión deja abierta la posibilidad de que la vicepresidenta Kamala Harris se convierta en su reemplazo en la candidatura depende de que sea capaz de desafiar al ex presidente Trump en las encuestas.
Nunca puede descartarse una sorpresa. El tiempo es su gran voto en contra. Es poco lo que se sabe sobre ella, pero poco también lo que se alejará de la línea electoral ya trazada por Biden.
Kamala tiene una gran ventaja. El dinero siempre ayuda. Según Bloomberg, aún hay en la cuenta de la campaña demócrata u$s 96 millones a disposición de Harris. De ese total, u$s 50 millones fueron aportados desde la baja de Biden.
Además recaudó un récord de u$s 100 millones los recaudó en su primer día de candidata, desde la baja de Biden.
Y algunos de los grandes donantes más famoso del mundo salieron enseguida a apoyarla, desde los Clinton hasta el gurú de las inversiones George Soros.
Pero otros contribuyentes demócratas, que rara vez suelen involucrarse en estas cuestiones, están saliendo a dar su opinión sobre la “veep” (vicepresident).
Creen que Harris no debió ser una elección automática y que la convención abierta del mes que viene en Chicago sería el escenario perfecto para una competencia por la nominación, para un lugar en el “ticket”, como dicen los estadounidenses.
De todos modos, Harris ya se aseguró el apoyo de más delegados de los necesarios como para garantizar su nominación.
Pero todo está muy borroso todavía. Con estos cuestionamientos puertas adentro. El mercado sigue apegado, por ahora, a lo que llama el “Trump trade”.
Apuestas que asumen que Donald pronto estará de vuelta. En versión recargada. No darán vuelta todo su portafolio hasta que haya evidencia más concreta en todo caso de que pueda haber una verdadera pelea.
No son buenas noticias para Europa. El canciller alemán Olaf Scholz puso en X el mismo domingo y que respetaba la decisión de Biden porque “gracias a él la cooperación transatlántica está cerca, la OTAN es fuerte y EE.UU. es un socio confiable para nosotros”.
Tarifas, dólar y gastos en defensa son al menos los tres amenazas económicas centrales que se ciernen sobre Europa si, como se presume, la salida de Biden termina de confirmar la secuela de Trump en el poder.
Y un repaso de la posición Biden sobre los tres temas. Porque todo es posible.
El dólar va a salir fortalecido de una segunda presidencia de Trump. Como anticipó, se sacará de encima en cuanto pueda a Jeremy Powell, el presidente de la Reserva Federal, por ponerlo en términos que él mismo usaría.
Lo más probable es que primero lo presionará -para acelerar el ritmo de baja de tasas para animar la economía-, sólo para luego pedirle que las suba más rápido. Un calco de lo que pasó en su primer período.
Ocurre que las políticas que propone conducen inexorablemente a más inflación.
Una mezcla de baja de impuestos (en especial a los más ricos) y alza generalizada de tarifas hará subir los precios y llevará a aumentar nuevamente las tasas, sumando el atractivo a la moneda (mayores rendimientos).
Esto sin contar su estatus privilegiado como refugio en tiempos inciertos, que desde ya garantiza una fuerte migración de inversores que buscan activos seguros más que retorno.
En lo que respecta a Harris, asumiendo que sigue el tono que marcó la administración Biden, de no-interferencia en la impopular tarea de Powell de frenar la inflación pero encareciendo el crédito a un ritmo nunca visto, los movimientos de la divisa deberían ser mucho más moderados.
La Fed prevé una baja de la tasa este año y tres recortes el que viene (lo que originalmente planeaba para 2024).
Biden llegó al punto de favorecer la continuidad al frente del organismo monetario en un momento delicado y nombró para un segundo mandato a Powell a fines de 2021, quien paradójicamente había sido designado (siempre con acuerdo del Senado) por el republicano Trump.
Trump, en las antípodas, transgredió toda norma filtrando este año "short lists" de posibles candidatos para su reemplazo y luego directamente para su remoción prematura del cargo, que se extiende hasta mayo de 2026.
En una palabra, Trump terminaría demoliendo el trabajoso y largo proceso de “desinflación” de los últimos años, estando tan cerca regresar a la meta del 2%.
Para la sorpresa de muchos, Biden mantuvo las tarifas de Trump para China e incluso las incrementó en varios productos como acero, aluminio, semiconductores, coches eléctricos, baterías y otros bienes.
Harris difícilmente desandaría ese camino en política comercial que tiene a EE.UU. embarcado en una escalada de acciones proteccionistas. Así que hablamos de una política comercial que incluso podría endurecerse.
Pero nadie cree que llevaría la estrategia al extremo de un Trump 2.0.
Trump interpretó las decisiones demócratas como una validación de sus argumentos económicos en relación a China. Lo que está en puerta es una escalada de retaliación comercial que comenzará con tarifas a las importaciones chinas de 60% a 100%.
Esta estrategia derramará en Europa en la medida en que la sobre-produción china intensifique la búsqueda de mercados en Europa redoblando, a su vez, a presión por elevar barreras al ingreso de sus productos, un proceso ya en marcha.
Pero eso sería lo de menos si Trump no estuviera pensando en tarifas para la Unión Europea misma.
Un 10% “across the board”. Para todo lo que entre desde Europa. El pretexto: países que se dicen aliados pero que no compran suficiente "EE.UU".
Pero que lo diga Trump en sus propias palabras: “La Unión Europea suena encantadora. Pero nos tratan brutalmente“.
La reticencia del bloque a importar autos estadounidenses y productos agrícolas es uno de los principales motivos de déficit comercial de más de u$s 200.000 millones, asegura Trump.
En una entrevista con Businessweek, el candidato de los republicanos recuerda una anécdota con la canciller alemana Angela Merkel.
“Angela, cuántos Ford o Chevrolets hay en pleno Munich justo ahora? ”, dice que le preguntó. “Creo que no muchos”, reconoció Merkel. “Qué le parece ninguno”, le saltó a la yugular.
Trump parece por momentos divertirse mucho con la política exterior, pero entiende las negociaciones de una forma peligrosamente personal.
El debilitamiento del vínculo con EE.UU. en un momento en que Rusia está provocando un conflicto bélico devastador en el continente es otra gran preocupación en Europa.
A tal punto es así que la Unión Europea ya se está preparando para ese escenario.
Hace pocos días, en un encuentro cerca de Oxford, con el flamante primer ministro Keir Starmer como anfitrión, 40 líderes europeos discutieron este tema.
La designación como compañero de fórmula de Trump del republicano JD Vance confirmó los peores temores. Es un político que rechaza abiertamente la ayuda a Ucrania.
Harris, por su parte, al igual que Biden, siempre fue una defensora abierta del apoyo a Ucrania y a su presidente Volodymyr Zelensky desde la invasión en 2022. De hecho, estuvo en Suiza recientemente en la Cumbre por la Paz.
Obviamente, sus políticas serían diametralmente opuestas a las de Trump, si es que Trump realmente está dispuesto a llegar tan lejos como para retirar todo apoyo (humanitario y bélico), que hoy representa la mitad del total junto con Europa (con mayor acento en la asistencia a la población).
Las implicancias económicas de una eventual retirada de EE.UU. son evidentes. Hoy Europa sondea la posibilidad de la emisión de eurobonos, es decir, deuda conjunta, para poder aumentar el gasto en defensa.
Las estimaciones iniciales hablaban de obtener en el mercado 100.000 millones de euros vía estos instrumentos pero hoy hay quienes calculan que, con Trump en el poder, podría ser necesaria hasta dos o tres veces esa suma.