La modelo española Esther Cañadas, una de las caras más icónicas de la moda en los años 90, compartió una faceta desconocida de su vida en su lucha contra una enfermedad que casi la obliga a alejarse definitivamente de las pasarelas.
En una entrevista reciente, la modelo se sinceró sobre su diagnóstico de vasculitis, una rara enfermedad autoinmune que afecta a los vasos sanguíneos, que puso en jaque su carrera y su vida personal.
Una enfermedad desconocida
La vasculitis se caracteriza por la inflamación de los vasos sanguíneos, lo que puede reducir el flujo de sangre a órganos vitales y causar complicaciones graves. Para Esther, los síntomas fueron devastadores: fatiga extrema, fiebre, pérdida de peso y dolor. “Vivía con solo un 10% de energía.
Tuve una receta de reposo absoluto de por vida, lo cual me hizo ver todo de manera diferente", expresó. La enfermedad también afectó su salud mental, llevándola a momentos de desesperación y dudas sobre su futuro.
“Hubo días en los que sentí que no podía más, días en los que pensaba que este podría ser mi último día. Me enfrenté a mis propios miedos, y la idea de perder mi carrera y mi salud era aterradora”, confesó la modelo, quien se vio obligada a dejar de trabajar y centrarse en su recuperación.
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El proceso de recuperación
Durante los años que estuvo alejada de la industria, Cañadas no solo siguió tratamientos médicos convencionales, sino que también exploró alternativas como la medicina china y la meditación. Su búsqueda de bienestar la llevó a mudarse a México, donde encontró un espacio para sanarse física y mentalmente.
A pesar de las dificultades, Esther nunca perdió la esperanza. En 2014, la llegada de su hija Galia fue un aliciente que le dio un nuevo propósito en la vida. "Mi hija fue la razón por la que decidí seguir adelante. La maternidad me ayudó a encontrar la fuerza que necesitaba", relató Cañadas, quien logró superar los síntomas más graves de la enfermedad.
El regreso de Esther a las pasarelas no fue fácil, pero en 2020 logró reinsertarse en la industria de la moda, participando en desfiles para algunas de las marcas más prestigiosas del mundo. Su regreso más esperado ocurrió en 2025, cuando desfiló para Carolina Herrera en la Plaza Mayor de Madrid, marcando su vuelta definitiva a la pasarela.
"Regresar fue como un renacer. Volver a caminar sobre la pasarela fue una sensación indescriptible, como si hubiera recobrado una parte de mí que había perdido", compartió.
