8 de noviembre 2024
3 de octubre 2024 - 16:22hs

Por Pablo Hecker

Pedro Almodóvar es lo que se considera un auténtico ícono pop. Forma parte de ese exclusivo Olimpo que habitan aquellos que con su arte consiguieron ingresar y modificar la genética de millones de personas en buena parte del mundo gracias a la habilidad para interpretar su tiempo, nuestro tiempo.

Y de la misma forma que ocurre con mitos como Woody Allen o Clint Eastwood; sin importar las historias aún siendo extremadamente disruptivas con temas como las drogas, la religión o la sexualidad -o justamente por eso- buena parte de las principales estrellas internacionales han querido participar de sus proyectos, porque siempre dejarán huella en ellos mismos a nivel personal y profesional, y por supuesto en los espectadores.

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A fines de la lejana aunque muy entrañable década del '80 Almodóvar irrumpió en las salas de cine con una película que marcaría un antes y un después en su filmografía y en la estética hispanoparlante: "Mujeres al borde un ataque de nervios".

"Mujeres" y las "Chicas Almodóvar"

Las tragicómicas desventuras de Pepa (Carmen Maura), que reflejaron y satirizaron tan acertadamente a la generación del pos "destape" que tras la euforia buscaba identidad tanto en España como en Sudamérica, se hicieron tan populares que lo llevaron hasta la alfombra roja de los premios Oscar en 1988.

Fue a caballo de una candidatura como mejor película extranjera, que en esa primera ocasión perdería por muy poco contra el dramón Pelle El Conquistador, del danés Bille August.

Pero si un mérito tuvo "Mujeres..." fue el de abrir la puerta y el interés de sus crecientes fanáticos a obras anteriores más de nicho, de culto, que no por menos comerciales a nivel global (debido fundamentalmente a pintar retratos de una realidad más local) dejaban de ser geniales y quizás en algunos casos mejores.

Entre estas se encuentran su ópera prima y clásico de la movida madrileña Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980); Laberinto de pasiones (1982); Entre tinieblas (1983) ¿Qué he hecho yo para merecer esto? de 1984 (reina del costumbrismo donde el mismo canta La bien pagá) y las soberbias Matador (1986) y La ley del deseo (1987), un multipremiado thriller LGBT con una destacada actuación de Eusebio Poncela, quien junto a otros protagonistas españoles de sus films, como Antonio Banderas, Javier Bardem o Penélope Cruz, terminaron convirtiéndose en figuras de la pantalla mundial.

El largo camino al Oscar

Posteriormente, tras el reconocimiento internacional de las "chicas Almodóvar", cuya increíble influencia en la cultura popular derivaría incluso en un homenaje poético musical de Joaquín Sabina, llegaron ¡Átame! (1989), Tacones lejanos (1991), Kika (1993), La flor de mi secreto (1995) y Carne trémula (1997), que tuvieron gran repercusión en Latinoamérica aunque volvió a ser ignorado por el mainstream de Hollywood, hasta el año 2000, cuando finalmente conseguiría justicia con Todo sobre mi madre.

Era un drama protagonizado por una de sus musas, la argentina Cecilia Roth, que profundiza en temas propios como la identidad de género, el SIDA y la maternidad, que además de ser un gran éxito comercial. Convertido en un boom comercial, consiguió nuevamente críticas positivas a nivel internacional y le valió el Oscar a Mejor película extranjera, el Globo de Oro y el Bafta inglés en la misma categoría, además de seis Premios Goya.

Gracias al guión de "Hable con ella" ganaría otras premio de la Academia en 2003.

Su filmografía incluye, siempre con temáticas muy personales y autobiográficas, La mala educación (2004), Volver (2006) Los abrazos rotos (2009), la escalofriante La piel que habito (2011), Los amantes pasajeros (2013), Julieta (2016), Dolor y gloria (2019), Madres paralelas (2021) y la reciente La habitación de al lado (2024), que se quedó con el León de oro en el Festival de Venecia.

"Para mi, el cine es una bendición o una maldicion"

El Premio Donostia, que acaba de recibir en el Festival de Cine de San Sebastián como homenaje a esta gran carrera cinematográfica y cultural, ha sido adornado justamente con una proyección de este último film y una emocionante e interminable ovación de pie.

Con la presencia del presidente del gobierno de España, Pedro Sánchez, en el acto celebrado en el Palacio de Congreso y Auditorio Kursaal, Almodóvar recordó a todos aquellos que "lo ayudaron" durante todo este tiempo, como la gran Carmen Maura "que fue quien me descubrió".

En su discurso de agradecimiento, el cineasta afirmó que su “pasión por el cine” le dió una dirección a su vida y probablemente lo salvó de muchos peligros.

“A mi edad, un premio como el Donostia puede indicar el final de un camino, y una recompensa por haberlo recorrido, pero yo no lo vivo así. Para mí el cine es una bendición o una maldición. No intuyo otro tipo de vida que el de escribir y dirigir sin pausa”, declaró.

Y a la vez que indicó que, a su juicio, “la vida, tanto en la ficción como en la realidad, es compleja y entraña multitud de peligros, pero sin libertad, la vida no merece la pena”.

El cineasta, que cumplió 75 años de edad el pasado 25 de septiembre, finalizó sus palabras con un consejo general.

“Hagamos lo posible por que las grandes tragedias, el dolor cotidiano, la incomprensión, la mentira, la falta de empatía, la injusticia social, el odio, y todo lo negativo imaginable, pertenezca a la ficción y que la vida real transcurra de un modo justo, en paz, y muy entretenida por las ficciones que solo existirán en nuestras pantallas. Sé que pido demasiado, pero siempre ha sido así, desde que llegué a Madrid en 1970, pretendiendo dedicarme a dirigir películas".

Almodóvar se despidió a su estilo. "Muchas gracias por este premio, y gracias por escucharme”.

(*) Pablo Hecker es periodista y crítico de Cine y Espectáculos

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