Las patronales bancarias AEB y Ceca y los banqueros que ayer presentaron resultados reaccionaron ayer con dureza a la enmienda acordada por el Gobierno con sus socios parlamentarios que perpetuará tres años más el gravamen especial al sector.
La banca anunció ayer que estudia interponer acciones legales contra la nueva figura impositiva, que mantiene gran parte del diseño anterior, porque sigue gravando los ingresos, no los beneficios. "Subsisten algunos de los vicios de inconstitucionalidad del actual gravamen en vigor", dicen las patronales.
Todos los grandes bancos tienen recurrido desde el año pasado en los tribunales el gravamen anterior, diseñado como una prestación patrimonial de naturaleza no tributaria y carácter temporal. Se trata de una batalla legal que puede alargarse años.
Las patronales advierten de que el impuesto "merma el crédito a familias y empresas". "Especialmente a las pymes, que suponen el soporte del tejido productivo español y la base de creación de empleo", dice el comunicado.
Según el sector, a menos capital, menos capacidad para prestar dinero a la economía real. De acuerdo con sus cálculos, la oferta de crédito se reducirá en 50.000 millones anuales. En los tres años del recargo temporal no se ha notado, pero los banqueros sostienen que lo hará en momentos peores del ciclo.
"Se trata de un impuesto discriminatorio, que estigmatiza y perjudica la competitividad de los bancos españoles y es contrario a las recomendaciones de los bancos españoles. España será el único país con un impuesto de estas características", afirman las patronales.
La nueva figura impositiva seguirá gravando la suma del margen de intereses y de los ingresos por comisiones. Según Onur Genç, consejero delegado de BBVA, el sector sufrirá una doble imposición puesto que también pagan un impuesto de Sociedades del 30% sobre los beneficios.
Uno de los puntos más controvertidos del gravamen es que introduce una escala progresiva para que paguen más los bancos más grandes. El tipo impositivo, que antes era del 4,8% sobre los ingresos para todos, partirá del 1% y llegará al 6%, de acuerdo con el nuevo diseño.
El gran damnificado será CaixaBank, el mayor banco de España. "El impuesto debería llamarse la tasa CaixaBank. Lo más grave de este impuesto es que consagra la discriminación entre entidades. No puede ser que entidades extranjeras con las que competimos estén sujetas a un tipo del 1% y nosotros del 6%. La progresividad tiene sentido en los impuestos a personas físicas, pero no a personas jurídicas", argumentó ayer Gonzalo Gortázar, consejero delegado de CaixaBank. Este año ha pagado por este concepto 500 millones de euros con una tasa del 4,8% sobre los ingresos.
Ana Botín cargó con dureza hace unos días desde Washington contra la posibilidad de que el recargo especial a la banca se extendiera en tiempo, durante su participación en la asamblea anual del Instituto Internacional de Finanzas.
"El impuesto va directamente contra el crecimiento [de los bancos españoles], les resta competitividad y no contribuye al objetivo común, que es ayudar a que los ciudadanos les vaya mejor", señaló. "Los gobiernos tienen que entender que para financiar el modelo económico necesitamos que dejen a las empresas ganar dinero", añadió.
Uno de los argumentos de defensa de la banca es que no hay beneficios extraordinarios que gravar. "La rentabilidad sobre recursos propios de la banca en España es del 13% y la de la media de las compañías del Ibex, del 18%", esgrime el CEO de BBVA.
Onur Genç admitió ayer que el sector debe hacer autocrítica por no haber conseguido lo que sí han logrado las empresas energéticas, que a partir de 2025 no estarán sujetas a ningún recargo especial. "Hemos fallado", dijo.
FUENTE: RIPE-EXPANSIÓN