El debate sobre el cambio de hora en la Unión Europea volvió a escena tras el pedido del presidente Pedro Sánchez de eliminarlo “por el bien de la salud de la gente”.
La propuesta, que España llevará al Consejo Europeo, plantea mantener un horario estable durante todo el año, lo que transformaría rutinas laborales, de transporte y de ocio en todo el país.
El impacto en los horarios laborales y escolares
Si España deja de adelantar o atrasar el reloj, los efectos se notarían de inmediato en los horarios de entrada y salida al trabajo o a las aulas. En invierno, los amaneceres serían más tardíos —en ciudades como Madrid o Valladolid el sol saldría pasadas las 9:00—, lo que podría afectar la productividad matinal.
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En verano, en cambio, habría más luz natural hasta pasadas las 22:00, lo que favorecería la conciliación y el tiempo libre.
Los expertos del Instituto de Salud Carlos III señalaron que mantener el horario de invierno de forma permanente “mejoraría el descanso y el rendimiento cognitivo”, mientras que sostener el de verano implicaría más horas de oscuridad al despertar, algo que puede “alterar el ritmo circadiano”.
Transporte público y servicios: ajustes inevitables
El transporte público sería uno de los sectores más afectados. Los operadores de trenes y autobuses tendrían que reprogramar los horarios para adaptarse a la nueva franja de luz solar y evitar desajustes con otros países europeos.
En el caso del aeropuerto de Barajas, por ejemplo, la supresión del cambio horario implicaría sincronizar los vuelos con destinos de Europa Central, que operan con el huso de Berlín.
Las aerolíneas ya han expresado que un horario fijo simplificaría la planificación a largo plazo, aunque requeriría una transición técnica compleja.
Los comercios y restaurantes también deberían redefinir sus horarios. En zonas turísticas como la Costa del Sol o las Islas Baleares, los empresarios del sector sostienen que “más luz al atardecer atrae a más clientes y alarga la temporada alta”.
Ocio, turismo y actividades al aire libre
El turismo sería uno de los grandes beneficiados si España mantiene el horario de verano permanente, ya que las actividades al aire libre y la hostelería podrían extender su horario con luz natural.
Según la patronal hotelera CEHAT, los turistas tienden a gastar más cuando hay más horas de sol por la tarde. Sin embargo, los defensores del horario de invierno argumentan que el cuerpo humano necesita sincronizarse con la luz solar natural, y que el ocio nocturno “no puede pesar más que la salud colectiva”.
Impactos en salud del cambio de hora: ¿real o mito?
Diversos estudios científicos coinciden en que el cambio de hora altera el ritmo circadiano, el reloj biológico que regula el sueño y la vigilia. Investigaciones publicadas en The Lancet Public Health y por la Sociedad Española del Sueño (SES) señalan que el desfase horario puede provocar trastornos del sueño, irritabilidad, menor concentración y mayor riesgo de accidentes laborales durante los primeros días posteriores al cambio.
Un estudio del Instituto Max Planck de Alemania encontró un aumento del 5 % en los infartos de miocardio en la semana posterior al cambio al horario de verano, especialmente en personas mayores o con patologías previas.
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Pedro Sánchez reclama ante la Unión Europea terminar con el cambio de horario.
El consenso científico apunta a que el horario de invierno sería el más saludable, porque está más alineado con los ciclos naturales de luz y oscuridad. Sin embargo, muchos ciudadanos y sectores económicos prefieren el horario de verano permanente por la mayor disponibilidad de luz en las tardes.
“No se trata solo de dormir una hora más o menos. El cuerpo necesita estabilidad, y los cambios bruscos en la exposición solar afectan el metabolismo y la salud mental”, explicó la neurocientífica María Ángeles Rol, de la Universidad de Murcia.
Consejos para adaptarse al cambio de hora
Mientras el debate se resuelve, los expertos recomiendan algunas medidas para mitigar los efectos del cambio horario:
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Mantener rutinas estables de sueño y comidas.
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Exponerse a la luz natural por la mañana, para reajustar el reloj biológico.
Evitar el consumo de cafeína o pantallas luminosas antes de dormir.
Adelantar gradualmente los horarios de sueño y actividad los días previos al cambio.