6 de mayo 2025 - 11:42hs

En Colombia, el plan pistola es la estrategia de terror impuesta por el Clan del Golfo, el grupo criminal más poderoso del país. La orden es clara: asesinar a policías y militares mediante ataques a instalaciones o con sicarios que actúan, incluso, en las propias viviendas de los uniformados en regiones como Norte de Santander.

El presidente Gustavo Petro precisó el número de víctimas a través de su cuenta de X el pasado 29 de abril: "El Clan de Golfo, como respuesta a la caída de varios de sus jefes, ha decidido matar hijos del pueblo. Lleva 27 policías y militares asesinados bajo plan pistola. Es un asesinato sistemático de hijos del pueblo".

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La Defensoría del Pueblo apuntó: "Lamentamos y condenamos la muerte violenta de miembros de la Fuerza Pública debido al denominado plan pistola ordenado por el Clan del Golfo, según la información pública. Estos homicidios constituyen una infracción al Derecho Internacional Humanitario cometidos contra miembros de la Fuerza Pública que se encontraban fuera de servicio".

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La furia del Clan se desató tras la muerte de José Miguel Demoya Hernández, conocido como “Chirimoya”, el pasado 4 de abril en un operativo conjunto de la policía colombiana y la Agencia Antidrogas de los Estados Unidos (DEA) en la provincia de Córdoba. Fue un golpe a lo más alto de la estructura de poder del Clan, porque “Chirimoya” era un hombre muy cercano al máximo líder del grupo: Jobanis de Jesús Ávila, alias “chiquito malo”.

El plan pistola no es nuevo. Entre enero y julio de 2022, el Clan del Golfo llevó a cabo emboscadas y atentados contra policías y militares, asesinando a 36 uniformados en represalia por la extradición a Estados Unidos de su líder, Dairo Antonio Úsuga David, alias "Otoniel".

Colombia - Extradición de Otoniel - AP.jpg
Alias

Alias "Otoniel", líder del Clan del Golfo, antes de ser extraditado a EEUU

Un holding criminal

El Clan del Golfo, ahora autodenominado Ejército Gaitanista de Colombia, es la organización armada con mayor presencia territorial en el país. Surgió en 2006 tras la desmovilización del grupo paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia y, desde entonces, ha expandido su influencia hasta alcanzar 316 municipios, de acuerdo con el libro ¿Plomo es lo que viene?, de la Fundación Paz & Reconciliación.

El Clan, describe la Fundación, opera como un holding criminal que integra diversas estructuras a través de un modelo de outsourcing. Su núcleo central delega actividades a grupos más pequeños, lo que le permite incursionar en el narcotráfico, la minería ilegal, el lavado de dinero, el tráfico de armas y migrantes, la extorsión y el secuestro. Además, ha establecido vínculos con cárteles mexicanos y utiliza criptomonedas para el manejo de sus operaciones financieras.

Más allá del crimen, el Clan del Golfo ejerce gobernanza criminal en comunidades con poca presencia estatal. Imponen normas sociales, administran justicia y regulan la economía mediante impuestos y restricciones comerciales. Su expansión ha generado conflictos armados con grupos guerrilleros como el Ejército de Liberación Nacional (ELN), con el que disputa territorios estratégicos para el tráfico de cocaína.

La operación Agamenón

El ministro de la Defensa, Pedro Sánchez, afirmó el 1 de mayo a través de la cuenta en X del Ministerio que activó la Operación Agamenón para intensificar la lucha contra el Clan del Golfo y contrarrestar el asesinato de policías y militares.

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"Lo que hemos visto en los últimos días es la reacción de unos criminales que se salen de cualquier norma, incluso de las establecidas para la guerra. La reacción se debe a los contundentes golpes que le ha dado la fuerza pública a su estructura criminal, principalmente en el caso del Clan del Golfo", dijo Sánchez.

Añadió que “Agamenón tiene cinco líneas importantes. La primera de ella tiene que ver con su estructura de economías ilícitas del Clan del Golfo, principalmente el narcotráfico y la minería ilegal. La segunda va contra los cabecillas medios y la tercera contra los cabecillas principales”.

“El cuarto elemento es que es una estructura con conexiones internacionales y aquí el trabajo con la comunidad internacional se ha vigorizado para poder neutralizar cualquier conexión de lavado de activos. El quinto elemento es vigilar al interior de la fuerza pública que no haya ningún infiltrado de ese grupo criminal”, explicó el ministro.

El director de la Policía Nacional, general Carlos Fernando Triana, acompañó al ministro y afirmó: "Hemos logrado la captura de 83 personas integrantes de este grupo criminal Clan del Golfo, resaltar cabecillas, realizamos 50 allanamientos, hemos recuperado 27 fusiles,19 armas cortas, un número importante de cartuchos, todo en trabajo y coordinación con el Ejército Nacional y la Fiscalía”.

Los soldados caídos

Los grupos guerrilleros también han aumentado sus ataques incrementando la violencia. En la madrugada del pasado 27 de abril, una emboscada de una de las facciones de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) asesinó a seis soldados y un suboficial en el departamento de Guaviare. Además, el Ejército sufre por el combate contra el ELN y el Clan del Golfo.

Según un informe del diario El Espectador, en lo que va de año han muerto 52 militares, una cifra que sugiere que en 2025 el número de víctimas podría superar los 70 registrados en 2024. Este aumento refleja el deterioro del orden público y la poca la efectividad del plan de paz total impulsado por el presidente Petro.

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Acción militar contra el Clan del Golfo

Acción militar contra el Clan del Golfo

En una carta enviada al Ministerio de la Defensa, la Procuraduría advirtió que este tipo de acciones violentas “amenaza con debilitar la institucionalidad democrática y la confianza pública en la capacidad del Estado para mantener la seguridad y la convivencia pacífica”.

Nuevo modelo de violencia

Las autoridades colombianas enfrentan un conflicto armado que ha cambiado de forma y dinámica en los últimos años. Luis Fernando Trejos y Reynell Badillo, quienes han investigado a fondo el conflicto, precisan en su análisis ¿Cómo es hoy (y cómo será después) la violencia en Colombia? cuatro elementos esenciales: fragmentación, desideologización y politización, localización del conflicto y alter egos.

Explican que a diferencia de los años 2000, cuando predominaban las FARC, el ELN y las Autodefensas Unidas de Colombia, hoy existen múltiples organizaciones con identidades difusas y capacidades militares variables.

Otro elemento es que los grupos armados han abandonado las ideologías tradicionales como el marxismo o el anticomunismo, pero no han dejado de ser actores políticos. En lugar de discursos ideológicos, ahora emplean símbolos, administran territorios e incluso intervienen en las elecciones regionales.

Trejo y Badillo afirman que las dinámicas de guerra han dejado de tener un patrón nacional y ahora responden a realidades regionales. Los enfrentamientos entre grupos varían según el territorio, lo que dificulta el análisis global de la violencia.

A lo anterior se añade que los grupos armados han creado facciones más opacas o alter egos para atribuirles delitos difíciles de justificar, como el narcotráfico y la extorsión. Esto les permite mantener sus ingresos ilícitos sin comprometer su imagen política.

"Esta es una dinámica que debe considerarse seriamente porque los grupos armados podrían estar jugando a dos bandas: por un lado, en un escenario de politización en el que se refrenan de algunas actividades criminales, y por otro en este escenario criminalizado en el que pueden mantener sus rentas ilegales y tercerizar los homicidios", explican Trejo y Badillo.

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