A diez meses de la cuestionada reelección con la que Nicolás Maduro se mantuvo en el poder, la crisis en Venezuela se agrava. La moneda sigue debilitándose frente al dólar, la inflación se dispara sin señales de estabilización, mientras las proyecciones apuntan a una caída del PIB. En este contexto, María Corina Machado, líder de la oposición, propone un plan para la recuperación del país, condicionado a un cambio político que lo haga viable.
En abril, la vicepresidenta Delcy Rodríguez visitó China y afirmó que hubo acuerdos para fortalecer la producción de crudo y gas: "Tuvimos reuniones con empresas públicas y privadas en materia energética, la primera de ellas China National Petroleum Corporation donde vimos nuevos proyectos para avanzar en materia de petróleo y de gas, nuevas inversiones vendrán de China para desarrollar campo y la reserva estratégica de Venezuela”, aseguró.
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La producción de petróleo, el producto que provee 90% del ingreso de divisas, se ubicó en mayo en 888.000 barriles diarios, menos de un tercio de lo que era en 1999, cuando el chavismo llegó al poder. Los campos operados en asociación con empresas chinas solo aportan el 10% de la producción total, y en los últimos años Pekín ha cerrado el crédito, limitándose a otorgar facilidades de pago para que Venezuela cancele su deuda pendiente, estimada en 15.000 millones de dólares.
Sin un apoyo decidido de China, expertos pronostican que la producción de petróleo, en vista de la eliminación de las licencias a empresas como Chevron, Repsol, ENI y Maurel & Prom comenzará a declinar paulatinamente. Además, por las sanciones el petróleo tendrá que exportarse a través de intermediarios con un descuento importante. La consecuencia, una caída importante en el ingreso de dólares que aumentará la anemia de la economía.
Un proyecto en democracia
María Corina Machado y sus asesores presentaron en el Americas Society Council of the Americas un plan para reflotar la economía tan pronto se concrete una transición política. La propuesta contempla medidas para estabilizar e impulsar el crecimiento mediante un ambicioso programa de inversiones que, en 15 años, podría triplicar el tamaño del PIB. Venezuela, que históricamente se ubicó entre las cinco principales economías de América Latina, hoy tiene uno de los ingresos per cápita más bajos de la región, comparable al de Honduras.
“Aunque se ha hablado mucho del daño causado por 26 años de tiranía comunista y criminal, y de las amenazas que representa Maduro, se ha prestado poca atención al inmenso potencial de generación de riqueza que ofrece una Venezuela democrática”, dijo Machado.
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“Estableceremos el imperio de la ley y la independencia institucional, garantizando derechos de propiedad, cumplimiento de contratos y seguridad jurídica”, afirmó y añadió que Venezuela está en el “borde de una transformación histórica, que representa la mayor oportunidad para la democracia, la seguridad y la inversión en América Latina en décadas”.
La estabilización expansiva
En el corto plazo, el plan contempla implementar una estrategia de “estabilización expansiva” para estabilizar el tipo de cambio, desacelerar la inflación y, simultáneamente, impulsar el crecimiento con apoyo de los órganos multilaterales.
Un gobierno reconocido estaría en condiciones de negociar préstamos con el FMI, el Banco Mundial, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF). Tomando en cuenta la cuota de Venezuela en estos organismos, cálculos iniciales indican que sería posible negociar un programa de financiamiento que, en conjunto, aporte alrededor de 60.000 millones de dólares en un período de cinco a diez años.
Una parte de estos recursos ingresaría a las reservas internacionales, actualmente en mínimos históricos. Con más dólares, el Banco Central podría estabilizar el mercado cambiario y garantizar la oferta de divisas que requiere el país. Además, está contemplado eliminar cuanto antes el financiamiento monetario del déficit, lo que permitiría desacelerar la inflación en poco tiempo.
Asimismo, los fondos de los multilaterales permitirían atender la emergencia social mediante transferencias directas a la población en pobreza extrema y la activación de un plan para recuperar escuelas y hospitales. Este plan incluiría mejoras en la infraestructura, dotación de medicinas y la realización de operaciones ambulatorias con apoyo de clínicas privadas.
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Además del beneficio directo para la población atendida, las transferencias y el plan de mejoras en la infraestructura generarían un impacto positivo en el crecimiento y el fortalecimiento de la demanda. Al mismo tiempo, se llevaría a cabo un proyecto para restaurar los servicios públicos esenciales, con especial atención al sistema eléctrico y al suministro de agua.
Otro aspecto relevante es que el acuerdo con el FMI pasa por un plan de sostenibilidad fiscal que abriría la puerta para reestructurar en uno o dos años la deuda externa de Venezuela que se ubica en torno a 180.000 millones de dólares, equivale a más de 160% del PIB y es diez veces superior al monto de las exportaciones anuales.
La inversión privada
A mediano y largo plazo el proyecto contempla atraer inversión privada, nacional y extranjera, en doce áreas estratégicas: petróleo, gas, metales, energético, salud, educación, transporte, financiero, inmobiliario, tecnología, turismo y agricultura para impulsar el crecimiento de la economía de forma sostenida y crear valor por 1,7 billones de dólares.
Venezuela posee una riqueza natural excepcional, con las mayores reservas de petróleo del mundo y una de las principales de gas natural. Su territorio alberga abundantes depósitos de hierro, oro y otros minerales estratégicos, además de contar con 30 millones de hectáreas de tierras fértiles ideales para la producción agrícola. Su extensa costa caribeña, que se extiende por 2.800 kilómetros, le otorga un acceso privilegiado al comercio marítimo, situándolo a pocos días de navegación de Estados Unidos.
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Sary Levy, miembro de la Academia de Ciencias Económicas de Venezuela y asesora de María Corina Machado, explicó que, mediante una mayor apertura a la participación del sector privado, la producción petrolera, que seguirá siendo un pilar fundamental, podría alcanzar los 3 millones de barriles diarios en diez años y llegar a 4,7 millones en 15 años.
En una visión optimista, afirmó que “la paradoja de nuestro atraso es una oportunidad: podemos saltar directo a las tecnologías más eficientes, sin arrastrar estructuras obsoletas”.
Machado afirmó que Venezuela dejará de ser el centro criminal de las Américas para convertirse en el eje energético del continente. Desde su perspectiva, Maduro solo se sostiene en el poder mediante la represión y enfrenta una creciente vulnerabilidad, ya que sus aliados tradicionales - Siria, Rusia e Irán- atraviesan dificultades, mientras que China ha dejado de financiar al régimen.