Al día siguiente de la llegada a México de Ronald Johnson, nuevo embajador de Estados Unidos, fue asesinado en Tlaquepaque, Jalisco, el 16 de mayo un consultor mexicano del Departamento de Estado para temas de seguridad. Un día después de la presentación de sus cartas credenciales a la presidenta Claudia Sheinbaum, dos colaboradores cercanos de Clara Brugada, jefa de gobierno de la Ciudad de México, fueron asesinados el 20 de mayo en plena vía pública.
A poco más de una semana de su arribo, su embajada se vio obligada a emitir una alerta a los ciudadanos estadounidenses por los riesgos derivados de la toma de las instalaciones del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México por parte de un grupo de manifestantes durante tres horas que después han bloqueado por varios días las principales avenidas de la capital. En medio de ese panorama, para mostrar su religiosidad, el diplomático hizo con su esposa una visita a la basílica de Guadalupe.
Una elección en puerta
¿Qué aguarda al embajador Johnson en lo inmediato? El domingo 1 de junio se llevarán a cabo las elecciones mediante voto directo del poder judicial en México, un proceso inédito en el país que ha suscitado grandes expectativas entre sus promotores y rechazo y desconfianza en varios círculos por los vicios del proceso, la presencia de candidatos vinculados al crimen organizado y el inminente fin de la autonomía de las cortes.
Hasta ahora, el embajador Johnson no se ha pronunciado públicamente sobre el proceso que llevará a la elección de cerca de 900 cargos en cortes federales y 1.800 en tribunales locales y, sobre todo, a una transformación radical del Poder Judicial, un actor institucional que en más de una ocasión ha incidido directamente en temas de la relación bilateral, en particular por los desenlaces de procesos en los que los acusados son narcotraficantes o se ven afectados intereses de empresas privadas estadounidenses.
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El elegido por Donald Trump como embajador de México, Ronald Johnson, en el Comité de Relaciones Exteriores del Senado para su audiencia de confirmación, el 13 de marzo de 2025.
AFP
De hecho, en su audiencia de confirmación en el Senado de Estados Unidos en marzo pasado, Johnson evadió responder a una pregunta sobre ese tema que le hizo el senador Tim Kaine (D-Virginia).
Tal vez su silencio refleje prudencia: la opinión sobre la reforma al poder judicial le valió a su antecesor Ken Salazar un encontronazo mayúsculo con Andrés Manuel López Obrador (AMLO), el anterior presidente de México, y su virtual congelamiento. Como consecuencia de su postura pública sobre el tema, AMLO puso “en pausa” la relación con el embajador de Estados Unidos.
La seguridad, prioridad para Johnson
Más allá de su perfil personal y trayectoria profesional en el área militar y de inteligencia como Boina Verde y oficial de la CIA y del Comando Sur, no resulta sorprendente que en sus primeros mensajes en redes sociales el embajador Johnson haya resaltado la relevancia de la seguridad en la agenda bilateral.
A la vez, haciendo eco de las declaraciones de Marco Rubio, secretario de Estado, reconoció la creciente cooperación de México en materia de seguridad. Hasta ahora, posiblemente también por prudencia, no ha identificado públicamente áreas en las cuales espera mayor colaboración, efectividad o resultados.
El propio embajador Johnson ha indicado que, además de la seguridad, otros temas que recibirán su atención prioritaria son la migración y la frontera común, en donde se experimenta un considerable incremento de presencia militar bajo las órdenes del Comando Norte.
Hasta el momento, tampoco ha hecho pronunciamientos sobre la agenda económica bilateral, y en particular, sobre el comercio o la revisión del TMEC, pues el nodo para abordar esos temas está claramente ubicado en Washington DC, dado el interés de Claudia Sheinbaum de reducir o eliminar los aranceles a las exportaciones mexicanas que ha impuesto el gobierno de Donald Trump.
Prudente silencio sobre la elección del poder judicial
El trato formal que recibió Johnson a su arribo a México contrasta con el otorgado a titulares de otras representaciones diplomáticas que han experimentado demoras en la presentación de cartas credenciales y acceso limitado a miembros del gabinete. Como muestra, al día siguiente de su llegada, Johnson se reunió con el canciller Juan Ramón de la Fuente y a los cuatro, entregó las cartas credenciales a Sheinbaum.
El silencio público de Johnson sobre las inminentes elecciones para el poder judicial tal vez refleja que no desea cerrarse puertas anticipadamente. El silencio público de Johnson sobre las inminentes elecciones para el poder judicial tal vez refleja que no desea cerrarse puertas anticipadamente.
Sin embargo, todavía no queda claro si se mantienen las reglas que se le impusieron a su antecesor, entre otras razones, por su crítica a la reforma del poder judicial después de haber tenido un acceso privilegiado al Palacio Nacional, a los miembros del gabinete y a las autoridades estatales. Como recordatorio, en más de una ocasión, la presidenta señaló públicamente que la ventanilla única para la interlocución de Ken Salazar con su gobierno en el tramo final de su gestión diplomática (el último trimestre de 2024) era la Secretaría de Relaciones Exteriores.
¿Seguirá vigente esta regla o habrá un relajamiento? Seguramente la expectativa de Johnson es lo segundo, sobre todo a la luz de la experiencia en su único cargo diplomático previo: en El Salvador, desarrolló una relación de gran cercanía con el presidente Nayib Bukele. Además, la prioridad que ha asignado a los temas de seguridad requerirá contacto directo con titulares de otras dependencias que se encargan de la operación de los programas de colaboración en ese ámbito.
Mientras Sheinbaum ha intensificado esta semana los llamados para que la población mexicana en Estados Unidos con doble nacionalidad presione a los senadores para que no aprueben un impuesto a las remesas, el silencio público de Johnson sobre las inminentes elecciones para el poder judicial tal vez refleja que no desea cerrarse puertas anticipadamente.
