Claudia Sheinbaum y Donald Trump participarán durante dos días en la cumbre de líderes del G7 que comenzó ayer en Kananaskis, Canadá. Esta vez, Canadá preside el mecanismo de las potencias económicas occidentales más importantes. Como ocurre cada año, el país anfitrión puede invitar a líderes de otras naciones. En este caso, el primer ministro Mark Carney incluyó a Claudia Sheinbaum como invitada.
De este modo, coincidirán por primera vez en un encuentro internacional Sheinbaum, Trump y Carney, a unos meses del inicio de la revisión del TMEC. Desde hace más de un año está pendiente la realización de la cumbre de líderes de América del Norte, que le corresponde organizar a Canadá. De haber oportunidad o voluntad, un teamback simbólico de los tres podría enviar una señal positiva en un momento en el que las diferencias entre los tres gobiernos de América del Norte por temas comerciales y de seguridad han puesto en jaque a los avances trilaterales en la integración regional.
La decisión de Sheinbaum de asistir a la cumbre es positiva para la proyección internacional de su gobierno y marca un contraste fuerte con el de su antecesor que rehuía de este tipo de compromisos. Será una de tres mujeres en un encuentro de líderes de peso internacional. Como ocurre en las cumbres del G7, la participación de un país invitado es más limitada por un programa de trabajo apretado que restringe tiempos, pero puede representar una buena oportunidad para exponer un proyecto o una iniciativa importante de su gobierno e incluso de la agenda internacional.
Trump - Sheinbaum - AFP.jpg
AFP
Además, Sheinbaum podrá sostener reuniones bilaterales con otros líderes. La que más interés y expectativa ha generado es la que tendrá con Donald Trump y su equipo; será su primer contacto presencial después de varias llamadas telefónicas desde el inicio de sus respectivos mandatos presidenciales. Ocurrirá en una coyuntura particularmente complicada de la relación bilateral por lo que su realización en sí mismo plantea retos de forma y fondo que deberán ser cuidados con gran destreza diplomática.
Las formas a cuidar en la cita con Trump
Donald Trump utiliza los encuentros con líderes de otros países para varios propósitos; en ocasiones los convierte en una tribuna para enviar mensajes a su base electoral. En esta vuelta a la Casa Blanca, las reuniones con los líderes de Ucrania, Canadá y Sudáfrica han tenido momentos variables de incomodidad y tensión pública que en un caso llevó a una debacle diplomática. Por eso, la atención a los detalles de forma es fundamental para evitar exponer a Sheinbaum.
Si bien todavía se desconoce públicamente el formato del encuentro de Sheinbaum y Trump, la diplomacia mexicana deberá asegurar que no haya flancos que expongan a la presidenta. Aunque el terreno es neutral, en las delegaciones de prensa que acompañan a los líderes puede haber representantes de medios hostiles que se caracterizan por lanzar preguntas incómodas. Es prerrogativa de los jefes de protocolo definir si los segmentos del programa son abiertos o cerrados a medios. En ocasiones, puede fijarse como precondición que en el momento que precede a la reunión a puerta privada sólo habrá oportunidades para la fotografía oficial. Del mismo modo, al acordar el programa de la reunión, se pueden establecer “líneas rojas” de temas que deberán evitarse en público que en caso de no ser respetadas pueden provocar una suspensión del encuentro. También puede establecerse como precondición evitar la exhibición de videos o material fotográfico para evitar sorpresas. Si bien cada parte define la comitiva de funcionarios que acompañan a su respectivo líder, se puede dejar en claro que la presencia de alguien que se caracteriza por actitudes hostiles no será bien recibida. La atención cuidadosa a todos estos detalles de forma evitó que surgieran momentos incómodos en la visita de AMLO a la Casa Blanca en julio de 2020.
Los temas de fondo a tocar por Sheinbaum
Sheinbaum ha dicho que le interesa compartir con Trump su visión de la relación entre México y Estados Unidos y resolver grandes pendientes, en particular en materia arancelaria. Ante la intensificación de las redadas en Estados Unidos en contra de indocumentados, ha señalado su preocupación por el buen trato de la comunidad de origen mexicano en ese país. Al confirmar el encuentro, la presidenta subrayó que frente a Trump “defenderá dignamente” con firmeza y con disposición al diálogo a los mexicanos “de aquí y a los del otro lado de la frontera.”
Del lado estadounidense en los hechos Trump tiene interés en corregir el desequilibrio comercial, asegurar una frontera que contenga a la migración indocumentada y evite el ingreso de drogas, en especial el fentanilo, y combatir a los grupos delictivos.
Las protestas contra las redadas en Los Ángeles, California han abierto un flanco en la dinámica bilateral que la ha llevado a uno de los momentos mas delicados en años recientes. Los llamados de Sheinbaum de hace unas semanas a la movilización de la comunidad de origen mexicano en Estados Unidos para evitar un impuesto a las remesas han sido interpretados por algunos miembros del gabinete de Trump como una incitación a las manifestaciones violentas e incluso lo han comentado frente a él.
Protesta en LA contra redadas - 9-6-25 - AFP.jpg
Protesta en Los Ángeles contra las redadas contra migrantes
AFP
Si bien la presidenta ha aclarado su postura y ha condenado los actos de violencia, en sectores que apoyan a Trump prevalece una visión que la caracteriza como una “villana” con actitudes injerencistas. En el encuentro en Kananaskis el tema puede surgir por lo cual Sheinbaum tiene que estar preparada para explicar su postura.
No deja de ser paradójico que ni los llamados de Sheinbaum ni las protestas, ni las movilizaciones han puesto freno a algunas de las redadas sino que han sido más efectivas las presiones de sectores productivos estadounidenses, en particular el agropecuario y el de servicios, que se han visto afectados por la reducción de mano de obra.
En este contexto, un buen desenlace del encuentro Sheinbaum-Trump será uno que arroje avances en la atención a los irritantes bilaterales. El camino para lograrlo no está exento de riesgos.