Las elecciones de México fueron inéditas y sorpresivas. Primero por el margen de la victoria de Claudia Sheinbaum de más de 30 puntos, sobrepasando el desempeño de Andrés Manuel López Obrador en 2018. Para un gobierno que lleva seis años y que no lo ha tenido fácil, es una validación del programa de gobierno. Por encima aún de las expectativas que ellos tenían.
Pero la mayor sorpresa está en la repartición del voto en las cámaras. En Diputados tienen la mayoría calificada con dos tercios. Y en el Senado están a tres bancas. Esto coloca a México en una situación muy distinta a la de 2018 y 2021. Y también de la que tenemos desde 1997, donde hubo períodos de gobiernos divididos hasta que llegó AMLO.
Claudia Sheinbaum y las posibles reformas constitucionales
Es un parteaguas porque permitiría hacer reformas constitucionales al sistema político que no se hicieron desde 2018: una reforma del sistema judicial, a la autoridad electoral, a los institutos e instancias autónomas.
Se puede abrir un escenario de cambio de régimen hacia una mayor centralización del poder. Lo que aquí algunas personas de izquierda llaman la democracia hegemónica, y que yo diría que es la antesala de la reconstrucción de un nuevo partido hegemónico.
El Partido Acción Nacional se sostiene como el único tradicional. El PRI se desgajó porque muchos se fueron a Morena y, en lugar de ser la tercera fuerza electoral, va a ser cuarta o quinta. Veo riesgos en términos de pesos y contrapesos, ante una hegemonía muy clara.
El lado positivo es la legitimidad internacional que tendrá la primera presidenta mujer no sólo de México, sino en América del Norte. México va a la vanguardia en términos de paridad de género. Con una legitimidad que no ha tenido ningún presidente en democracia.
Veremos hacia dónde se encamina, este gobierno tuvo una relación mala con el movimiento feminista. Pero Sheinbaum tiene la oportunidad de tener una agenda de género más asertiva y clara. No dijo nada en su discurso respecto a cosas que duelen como las madres buscadoras o las madres de víctimas. Hay cierta falta de sintonía entre lo que sería la base social feminista y el triunfo arrollador de esta mujer.
A mis 69 años, me asustan los paralelismos con tiempos que creía atrás. Me refiero a los tiempos del PRI. Un paralelo que estamos ante un país gobernado a nivel ejecutivo, legislativo y de entidades federales por un partido.
¿Cuáles son las enormes diferencias con el PRI? Morena en realidad no es un partido disciplinado, como sí lo era el PRI. Morena es un movimiento social que tiene muchísimas corrientes, con bases sociales y convicciones distintas. Y veremos cuál prevalece.
Otro paralelismo con el pasado que me preocupa es el clientelismo. En esta elección no hubo una cancha pareja. Por un lado, los programas sociales. Por otro, el enorme despliegue territorial de las bases de Morena para insistir en que sólo su triunfo garantizaría los programas desequilibró la competencia electoral.
¿En qué no se parece al PRI? A nivel de alcaldías y gobiernos locales hay mucha más diversidad y alternancia que entonces. El PRI era un partido muy institucionalizado. Morena gira en torno a un gran líder carismático. Y aquí la gran pregunta es cuál va a ser el papel de este líder y la relación con la presidenta.
https://www.bbc.com/mundo/articles/cg3lveeqz8jo
Sheinbaum es una aliada política cercana del actual presidente, Andrés Manuel López Obrador, desde hace décadas.
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Sheinbaum tiene la oportunidad de oro de generar su propio liderazgo. Veremos si va hacia una institucionalización del proyecto o si va a mantener este perfil de gobierno populista. Su personalidad no es la de una populista. Aquí se la ha llamado representante de la izquierda del Excel. Es muy disciplinada y en la Ciudad de México hizo mucho en política pública. Ahora vamos a ver quién es ella en realidad.
En los días siguientes al triunfo, hubo una depreciación del peso bastante fuerte. Los mercados ven con cierta preocupación esta aplanadora. Temen que vaya a afectar las inversiones. En su discurso, Sheinbaum esperó hasta que la INE confirmara el resultado (cuando el Zócalo ya estaba a reventar), habló en tono muy sereno y dijo cosas que los empresarios querían oír.
En su discurso, Sheinbaum esperó hasta que la INE confirmara el resultado (cuando el Zócalo ya estaba a reventar), habló en tono muy sereno y dijo cosas que los empresarios querían oír. En su discurso, Sheinbaum esperó hasta que la INE confirmara el resultado (cuando el Zócalo ya estaba a reventar), habló en tono muy sereno y dijo cosas que los empresarios querían oír.
Prometió promover la inversión extranjera orientada hacia el crecimiento de la región sur del país. En el tema energético, ella presenta cierta ambigüedad. Porque por un lado habla de soberanía energética, pero por otro de energías renovables. Y de un gran compromiso en contra del cambio climático. Es una de las grandes cuestiones que tendrán que dirimirse dentro del T-MEC.
En el tema de la inseguridad y el crimen organizado, el fracaso ha sido de todos los últimos gobiernos de México. No es un fracaso de este gobierno. Es un fracaso que México viene arrastrando. El despliegue del ejército en la calle y la construcción de la Guardia Nacional (que básicamente depende del ejército) no han dado resultados.
La Guardia Nacional tendría que reconstruirse y trabajar con policías locales y estatales. Hay que recuperar la presencia en el territorio. La política de “abrazos y no balazos” generó zonas enormes de impunidad.
A la luz de la elección en Estados Unidos, Donald Trump viene en plan de guerra. Si gana, buscará que México pague los platos rotos por la crisis de fentanilo y de drogas en Estados Unidos. Con esa vieja idea por parte de los republicanos de declarar que los cárteles mexicanos son terroristas. Eso hace que la política de seguridad con México ya no sea de cooperación, sino algo unilateral.
La relación entre México y Estados Unidos está pasando por un momento muy complejo, con muchos temas donde no hay coincidencia, reglas escritas, ni acuerdos institucionales. Por ejemplo, en migración e inseguridad. Existen acomodos, pero no un manejo institucionalizado con visión de mediano y largo plazo. Y en Estados Unidos de estos dos temas depende el resultado de la elección presidencial. Con Trump habría una actitud mucho más beligerante en estos temas en donde no hay acuerdos.
Respecto a cómo sería la relación personal entre Sheinbaum y Trump, no hay un antecedente comparable. Porque existía empatía mutua por cuestiones personales entre AMLO y Trump. Dicha compatibilidad se ve imposible entre Scheinbaum y Trump por la misoginia del republicano. En cualquier escenario, la mejor estrategia para México es el diálogo bilateral. Y probablemente este diálogo sería más factible con Biden.