Casi la mitad de la población de Estados Unidos se enfrenta a niveles de contaminación del aire peligrosos para la salud. Según el informe Estado del Aire 2025 de la American Lung Association (ALA), aproximadamente el 46% de los estadounidenses, lo que equivale a unas 156 millones de personas, vive en áreas con calificación "F", es decir, con altos niveles de ozono o contaminación por partículas, dos de los contaminantes atmosféricos más comunes y dañinos.
En el último año, el número de afectados aumentó en casi 25 millones de personas en comparación con el informe del año anterior, alcanzando el nivel más alto registrado en la última década.
El informe muestra cómo los efectos del cambio climático -calor, sequía e incremento del humo de incendios forestales- están impulsando cambios en la calidad del aire en todo el país. Se da a conocer, a la vez, en el segundo mandato de Donald Trump, que anunció que buscará dar marcha atrás con una serie de políticas ambientales históricas.
"Lo que realmente nos sorprendió este año fue, por un lado, el gran aumento en el número de personas en todo el país viviendo con aire insalubre, y por otro, cómo gran parte del aumento fue impulsado por el empeoramiento del ozono", dijo Katherine Pruitt, directora senior nacional de políticas de aire limpio de ALA, a NBC, y agregó que el clima cálido y soleado "hace que el ozono sea más probable de formarse".
Cada año, la ALA califica la exposición a niveles insalubres de smog a nivel del suelo (contaminación por ozono) y a picos de hollín (contaminación por partículas finas/PM2,5) durante todo el año y a corto plazo en un periodo de tres años (de 2021 a 2023). Según su último análisis, casi 43 millones de personas viven en zonas que suspenden en las tres mediciones.
El hollín y el smog pueden provocar muertes prematuras y aumentar el riesgo de padecer una serie de enfermedades graves, como ataques de asma, infartos de miocardio y accidentes cerebrovasculares, partos prematuros y trastornos cognitivos en etapas posteriores de la vida. La contaminación por partículas también aumenta el riesgo de cáncer de pulmón.
¿Cuáles son las áreas más afectadas?
La investigación revela que los mayores problemas de calidad del aire se encuentran en los estados del oeste de EEUU, sin embargo, la distribución de la contaminación atmosférica comenzó a desplazarse hacia la costa este. Bakersfield, en California, se mantiene en el primer lugar de las áreas metropolitanas más afectadas por contaminación de partículas a corto plazo por tercer año consecutivo, y también lidera las ciudades con mayor contaminación por partículas durante todo el año por sexto año consecutivo.
Los Ángeles sigue siendo la ciudad con los niveles más altos de ozono en el país, un récord que ha mantenido en 25 de los 26 años en los que se ha realizado este informe. Sin embargo, los residentes de Los Ángeles ahora experimentan 77 días menos de niveles peligrosos de ozono cada año. En los últimos 12 meses, Cleveland, Ohio, registró el cambio más notable, pasando del puesto 54 al 9 entre las ciudades más contaminadas.
Sólo dos ciudades, Bangor (Maine) y San Juan (Puerto Rico), fueron clasificadas como ciudades limpias, sin picos de smog u hollín, lo que refleja un empeoramiento general de la calidad del aire en todo el país, según el informe.
La carga de vivir con un aire contaminado tampoco se distribuye por igual entre toda la población. Los afroamericanos tienen más del doble de probabilidades que un estadounidense blanco de vivir en un barrio con niveles insalubres de smog y hollín. Pero la población latina es la más afectada, con tres veces más probabilidades de vivir en áreas con malas calificaciones.
Un gran retroceso
La entrada en vigencia de la ley de Aire Limpio de 1970 trajo décadas de reducciones exitosas de la contaminación por ozono, pero el retroceso de este logro es hoy más preocupante que nunca. El informe de este año revela que 211 condados, distribuidos en 35 estados y el distrito de Columbia, obtuvieron la peor calificación en sus niveles de ozono.
El informe del ALA, que cumple 26 años, llega en un momento en el que la administración Trump presiona a las agencias federales para que reconsideren muchas de las regulaciones que han dado lugar a un aire más limpio en las últimas décadas.
El administrador de la Agencia de Protección Medioambiental (EPA), Lee Zeldin, ya anunció su intención de reevaluar los límites a la contaminación por hollín, que se endurecieron por última vez en 2024, alegando que las normas más estrictas restringen la actividad empresarial.
“Estamos clavando un puñal en el corazón de la religión del cambio climático y dando la bienvenida a la Edad de Oro de Estados Unidos”, escribió Zeldin en marzo un ensayo en The Wall Street Journal.