Eté & los Problems terminan su éxodo y empiezan a sentir hambre

Alfeld es un pueblo alemán típico. Calles de adoquines, casas de ladrillo y algunos edificios medievales que siguen en pie. En los primeros meses de 2017, fue la base de operaciones de Eté & los Problems, que se albergaba allí de lunes a miércoles. El resto de la semana era gira constante por Alemania.

Ernesto Tabárez, el vocalista, guitarrista, compositor y fundador del grupo, quería componer en Alfeld el cuarto disco de la banda. "Nunca habíamos hecho una gira tan larga. Fui ingenuo y creí que íbamos a tener la energía para girar y tocar cuatro días consecutivos durante treinta días y después estar tres días para hacer música nueva".

Tabárez sentía que la banda no estaba cumpliendo con su deber, y el grupo tuvo sus propios "problems". La tensión entre sus integrantes comenzó a dominar, aunque finalmente lograron resolver el conflicto.

La banda regresó a Uruguay. Pero Tabárez se quedó un mes más en Alemania, vivendo con un presupuesto ajustadísimo y grabando. Siempre grabando. A la vuelta, el músico descargó los 500 archivos que tenía en su celular. Después de algunas mudanzas, se instaló en la Pensión Cultural Milán, donde desde hace tres meses tiene un pequeño estudio para componer con parlantes, guitarras y su adquisición más reciente: un piano eléctrico Wurlitzer de la década de 1950 que toca durante un rato antes y después de la entrevista, maravillado por su sonido.

En una carpeta de su laptop, que lleva por título Hambre (el probable nombre del futuro disco), aguardan esas ideas. Catalogadas con un código de colores van tomando forma. Hay algunas canciones ya prontas, que serán tocadas por primera vez hoy en La Trastienda, y que anticipan un disco más oscuro, más ambicioso y con nuevos elementos sonoros. Además, la intención de Tabárez es la de utilizar menos palabras.

"No es una idea muy feliz para mí mostrar las canciones nuevas sin el disco, porque las soltás sin contexto, quedan en bolas. Está bien, porque las canciones tienen que funcionar así, pero no todas. Tenemos dos o tres que sentimos que hacen lo que tienen que hacer, que funcionan cuando las tocamos más allá del disco. No son las mejores, son las que empezamos a tocar y nos sentimos más cómodos tocando", anticipó Tabárez. El show también sirve para cerrar el ciclo de El éxodo, el tercer álbum de la banda.

Ese disco fue clave en la historia de Eté & los Problems, porque amplió su base de seguidores, le permitió llegar con mayor frecuencia a Buenos Aires, y les valió tres premios Graffiti, incluido el de Tema del año por Jordan, una canción que su autor juzgó como "hermosa" y como una de sus "obras cumbres".

Ver como las canciones que compuso tienen un efecto en un público con el que no tiene un vínculo personal directo lo hace sentir que está obrando la magia. Un milagro. Algo así como alzar esa antorcha simbólica que recibió de la generación anterior de músicos y que él después va a entregar.

En ese sentido, Tabárez dijo: "La cancion es una caja que puede cargar mucho y que no pesa nada. Son objetos revolucionarios. Por eso también le entregué mi vida a la música, porque es sagrada. Es lo más parecido a un milagro que hemos logrado como humanidad. Lo que no puede responder la ciencia lo responden las canciones. Elvis, en algunas cosas, es más grande que Newton".

Newton, de hecho, es el título de una de las canciones que están trabajando para el próximo disco, que se seguirá cocinando en la pensión Milán antes de pasar a la sala de ensayo. "Supongo que estamos en el pico de nuestras fuerzas. No sé cuánto más podremos sostener esta intensidad, pero ahora somos un futbolista de 29 años, dame el mundial y lo gano. Por eso también le tengo fe al disco que estamos haciendo ahora", explicó.