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Greta Gerwig y Saoirse Ronan vuelan alto en Lady Bird

La actriz y guionista debuta como directora con una historia de maduración, que funciona como carta de amor a sus propias raíces
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17 de febrero de 2018 a las 05:00
Uno nunca se va, no realmente. Cuando llega el momento, nos partimos al medio. Un pedazo viaja con nosotros en una valija llena de ropa, sueños y cosas que parecen valiosas a los 17, 18, 19 o 20. El resto queda. Podemos decir que somos un habitante más de esa ciudad que nos vio llegar con miedo y expectativas del tamaño de un rascacielos, pero en el fondo nunca se deja atrás el primer hogar. Ni el primer amor. La primera borrachera. El primer beso. La primera vez.

Quienes dejaron su ciudad de nacimiento persiguiendo el futuro, un amor prometido o la puerta de escape a un dolor porfiado que no deja de doler, saben que cargarán con ella el resto de su vida.
Para algunas personas es un recuerdo vago, que revive de vez en cuando pero que no se alimenta seguido. Para otras es un viaje obligado y periódico; raíces que no se debilitan y que crecen desde el exilio. Algunos buscan olvidarse de esa ciudad chata y aparentemente vacía, sabiendo que nunca lo harán. Y otros, en cambio, abrazan la vieja vida y la homenajean. En un rinconcito de una urbe que puede ser Montevideo, Bogotá, París o Nueva York, estos exiliados voluntarios escriben, piensan, pintan o filman. Crean mientras recuerdan los lugares que recorrieron con sus primeros amigos; crean y homenajean a una familia que moldeó los pies que hoy caminan otras calles.

Greta Gerwig nunca se olvidó de Sacramento.

Instalada en Nueva York, el grial cultural donde los artistas estadounidenses en ciernes han recalado durante décadas, Gerwig se formó como actriz y guionista y fue consiguiendo armas para tirarse a las aguas de la dirección. En un rubro dominado por el género masculino, la musa del actual cine independiente estadounidense se catapultó con fuerza con un pedacito de su ciudad natal, un recorte semi autobiográfico que guardó, junto a su ropa y sus sueños, en una valija que viajó desde la soleada California hasta la costa atlántica: Lady Bird.

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Saoirse Ronan recibe indicaciones de Greta Gerwig
Saoirse Ronan recibe indicaciones de Greta Gerwig


Volar en Sacramento

"Quien hable del hedonismo en California, nunca ha pasado la Navidad en Sacramento", Joan Didion, 1979.

Que esta cita abra la historia de cómo Christine "Lady Bird" McPherson cruza el umbral de la madurez es el primer acierto de Gerwig. La frase funciona como un adelanto, como una declaración de motivos y como el primer gran homenaje a otra de las hijas de la ciudad californiana e ídola de la directora.

En Lady Bird, Saoirse Ronan es la protagonista que le da nombre a la película. Como representante de una generación que creció con el 9/11 a flor de piel (la película está ambientada en 2002), la Lady Bird de Ronan y Gerwig es descarada, hedonista, soñadora y algo anárquica. Se da un nuevo nombre a sí misma, interpela las normativas de su colegio católico, discrepa contra reglas de antaño, encara a los compañeros que le gustan (aparecen por allí las caras de Lucas Hedges y Timothée Chalamet) y se pelea con su madre (Laurie Metcalf, que interpreta una de las mejores madres del cine reciente).


Entre instantáneas de su último año en una ciudad que busca abandonar de manera imperiosa, Lady Bird se enfrenta a los misterios del sexo y el amor, las certezas de la amistad, las dudas frente a sus propios deseos y los temores de sus progenitores. Los cruces con su madre son el reflejo de su postura siempre rebelde: según entiende, ella es todo lo que no quiere ser.

Varias de las características del personaje delineado por Gerwig y pulido por Ronan parecen ser recurrentes en el llamado género coming-of-age. Jóvenes adultos detrás de expectativas demasiado grandes para contenerlas en esos cuerpos que todavía pelean por escaparle a la adolescencia. La madurez que, como una tormenta de responsabilidades, amenaza desde lejos con arrastrar todo lo bueno de la vida.

"Quien hable del hedonismo en California, nunca ha pasado la Navidad en Sacramento", Joan Didion, 1979.
Sin embargo, su protagonista tiene un diferencial: Ronan, en pantalla, se pone el traje que Gerwig le confeccionó con algunas de sus experiencias y con su manera de ser, de ver la vida y el mundo y eso la convierte en la protagonista perfecta para la historia que la directora quería contar. Lady Bird, según explicó la propia Gerwig, es todo lo que ella fue y todo lo que siempre quiso ser pero nunca se atrevió. Y Ronan lo entendió tan bien que es increíble que ambas mujeres no sean la misma partida en dos.

Lady Bird
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Quienes hayan seguido la carrera de Gerwig delante de cámaras, sabrán que la autenticidad de la actriz-guionista-directora empapa cada papel que interpreta: en Greenberg, en Frances Ha, en 20th Century Woman e incluso en su pequeña participación en Jackie, del chileno Pablo Larraín. Con Lady Bird, Gerwig consiguió trasladar su frescura innata a su protagonista, a su guion y a la propia ciudad.

Y eso, justamente, es el gran propulsor para que la película triunfe dentro de sus posibilidades: es una historia pequeña que llegó con una apuesta mínima y personal bajo el brazo, pero que por su corazón y sus intenciones se vuelve enorme.

Lady Bird confirma así que Greta Gerwig puede llegar a triunfar en el apartado cinematográfico que se proponga explorar. Pero,también, reafirma que nunca se olvidó de Sacramento.

¿Tiene dudas?

Este fue el final de su discurso, cuando su historia fue reconocida por los Globos de Oro el pasado 7 de enero: "Quiero agradecer a mamá, a papá y a Sacramento. Ellos me dieron las raíces y las alas y me ayudaron a llegar a donde estoy".

¿De verdad sigue dudando?

En el cine lo espera Lady Bird, que tiene su valija cargada y pronta para el vuelo.

Entre los cinco mejores

La polémica explotó luego de los anuncios de los candidatos a los Globos de Oro: Greta Gerwig no estaba entre los nominados a Mejor director por Lady Bird.

El fallo se remedió para los Oscar. Esta vez, Gerwig si entró entre los cinco mejores directores del año, según la Academia. La californiana de 34 años se une así a Lina Wertmüller (Seven Beauties, 1976), Jane Campion (La lección de piano, 1993), Sofía Coppola (Perdidos en Tokio, 2003) y Kathryn Bigelow (Vivir al límite, 2009). que fue la única que lo ganó. Gerwig compite este año contra Guillermo del Toro (La forma del agua), Paul Thomas Anderson (El hilo fantasma) , Jordan Peele (¡Huye!) y Christopher Nolan (Dunkerque).

Lady Bird también está nominada a Mejor película, Mejor actriz (Ronan), Mejor actriz secundaria (Metcalf) y Mejor guion original.

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