Opinión > El hecho de la semana / Arregui

Mercosur y Europa, gigantes timoratos

Podrían crear el bloque económico más grande del mundo, pero parece que apuntan más bajo
Tiempo de lectura: -'
16 de diciembre de 2017 a las 05:00
Después de una larga travesía, el Mercosur y la Unión Europea parecen próximos a un acuerdo comercial mediocre, con más miedos que fervor.

La Unión Europea es una de las aventuras más grandes de la historia: una construcción extraordinariamente diversa y rica entre 28 estados y 500 millones de personas (el Reino Unido, con 65 millones, está en fase de retiro).

Los nacionalismos europeos y su proteccionismo contribuyeron a dos guerras mundiales en el siglo XX. Después aplicaron la receta inversa: crear entre sí la más resuelta interdependencia económica, social y política. Su producto bruto (PIB) es más de cuatro veces el del Mercosur y su calidad de vida, en general, muy superior.

El Mercosur, con 260 millones de personas (sin Venezuela), es más pobre y desbalanceado. Un solo país, Brasil, representa el 79% de la población y el 75% de la producción. Pero Brasil parece un gigante tonto y débil ante potencias como Estados Unidos, Japón o la Unión Europea, e incluso ante grandes naciones emergentes como China o India. Y el bloque de hecho no funciona: hay demasiadas trabas burocráticas en las fronteras, la coordinación macroeconómica es nula, y no hay instituciones supranacionales fuertes. Desde hace casi dos décadas los países sudamericanos del Pacífico crecen más rápido que los del Atlántico, en base a una resuelta integración con las grandes potencias.

En los últimos 15 años las economías de Brasil y Argentina se han vuelto menos industriales y más primarias, pese a sus viejos anhelos desarrollistas y autárquicos. Es que al fin les resulta más fácil y rentable vender soja, carne o mineral de hierro a China que intentar una economía más sofisticada y competitiva.

En teoría ambos bloques son maravillosamente complementarios: unas potencias sudamericanas de las agroindustrias y las materias primas se integrarían con la más alta expresión de la tecnología, la industria, los servicios y la cultura. Podría ser una nueva versión del Paraíso Terrenal, o al menos la unidad económica más grande del mundo, muy por encima de Estados Unidos y China. Pero no ocurrirá.

Brasil y Argentina poseen fuertes lobbies proteccionistas. A la vez, la oferta sudamericana de alimentos se da de frente con la Política Agraria Común (PAC) de la Unión, un enorme sistema de producción agrícola y ganadera subsidiada.

La política agraria europea asiste a sus productores cada año con unos 42.500 millones de euros (US$ 50.000 millones), casi todo el PIB uruguayo, lo que da idea de su magnitud. Los europeos seguirán consumiendo alimentos muy caros debido a los fuertes respaldos que tiene la PAC: desde la izquierda, que –contra los consejos de Marx– tiende a ser proteccionista y no competitiva, hasta la derecha, que ve en los campesinos una reserva moral y en su producción un resguardo soberano en caso de guerra.
Los países del Mercosur pierden mucho dinero y mercados en Europa ante competidores como Australia y Nueva Zelanda por carecer de preferencias agrícolas, salvo cuotas pequeñas.
La Unión hizo una oferta absurda para comprar carne bovina libre de aranceles: 70.000 toneladas anuales. Incluso está lejos de las 100.000 toneladas que ofertó en 2004.

Sólo Uruguay exportará 430.000 toneladas de carne bovina este año, lo que da idea de la insignificancia de la oferta europea. Y Brasil es el mayor exportador mundial de carnes, por encima de Estados Unidos y Australia; Argentina es otro gran jugador global, sobre todo por calidad; y Paraguay crece a gran ritmo.

Los europeos están divididos sobre la conveniencia de firmar un tratado de libre comercio con el Mercosur. Varios países de amplia oferta agropecuaria, entre ellos Francia, Irlanda, Grecia, Hungría, Austria y Polonia, temen la competencia en carnes ovina, bovina, porcina y aviar, además de cereales y azúcar. En la vereda de enfrente, la República Checa, Dinamarca, Alemania, Italia, Portugal, España y Suecia (y el Reino Unido en su momento) sostienen que la Unión debería integrarse resueltamente con los sudamericanos.

Recién este año, tras la derrota kirchnerista y la suspensión de Venezuela, el Mercosur logró ponerse de acuerdo en su oferta, que significa abrir el comercio al 90% de los rubros considerados, en un plazo de entre 10 y 15 años, en tanto la UE acepta el 92%. Pero no importa tanto la cantidad sino cuáles son las reservas de mercado. Algunos de los puntos críticos, además de la carne y el etanol, son las denominaciones de origen, patentes, servicios financieros, compras y obras públicas, telecomunicaciones, automóviles y piezas, aviones (Airbus vs Embraer), tabaco, aceite de oliva y cereales.

Comentarios

Registrate gratis y seguí navegando.

¿Ya estás registrado? iniciá sesión aquí.

Pasá de informarte a formar tu opinión.

Suscribite desde US$ 345 / mes

Elegí tu plan

Estás por alcanzar el límite de notas.

Suscribite ahora a

Te quedan 3 notas gratuitas.

Accedé ilimitado desde US$ 345 / mes

Esta es tu última nota gratuita.

Se parte de desde US$ 345 / mes

Alcanzaste el límite de notas gratuitas.

Elegí tu plan y accedé sin límites.

Ver planes

Contenido exclusivo de

Sé parte, pasá de informarte a formar tu opinión.

Si ya sos suscriptor Member, iniciá sesión acá

Cargando...