En el marco de las elecciones en Venezuela, el expresidente de la República, Julio María Sanguinetti, publicó su ya clásica columna de opinión en el Correo de los Viernes, donde opinó de la situación del país venezolano y dijo que la actitud del Frente Amplio está "hundida en el ridículo" y resulta "realmente inexplicable".
"Cuando el plebiscito de 1980, resultó inolvidable la escena de nuestra televisión entrando a la histórica escuela Elbio Fernández y registrando los primeros votos que salían de las urnas. Había varias mesas y en pocos minutos quedó claro que el No venía alcanzando la mayoría", recordó el colorado.
Sin embargo, para Sanguinetti esto "no pudo ser" el domingo en Venezuela. Aunque "naturalmente" este hecho no sorprende a nadie. "Que Venezuela es una dictadura lo sabemos desde hace rato", aseveró el colorado.
Pese a que en un inicio para el expresidente había aparecido "cierta luz al final del túnel", el resultado fue el mismo. "Nada llevaba a una expectativa positiva, pero los días pasaban y eso iba haciendo cada vez más compleja la ominosa tarea del fraude. Queríamos creer que no ocurriría lo inevitable, pero ocurrió", expresó.
Para Sanguinetti la reacción a nivel internacional "ha sido la esperada", pero lo que resulta "realmente inexplicable" para el colorado es la actitud de los de los "frentistas" que "hundidos en el ridículo" retornaron a "los viejos tiempo de la 'lengua de madera' cuando viajaban a Moscú y narraban las maravillas de la 'otra' forma de libertad, maravillosa, que allí se disfrutaba".
"El MLN, que todavía existe e integra el Frente Amplio, se lanzó a festejar ni bien Maduro proclamó su victoria. Un dirigente comunista uruguayo, de los que fueron de 'observadores', llega a decir que el sistema electoral es mejor que el nuestro, aludiendo probablemente a la tecnología digital que ha facilitado este fraude", dijo.
Así, para Sanguinetti, más allá de "sus observadores" la situación en Venezuela le plantea una "compleja situación" a los frenteamplistas, donde la realidad es que no saben "cómo hacer" porque la mayoría sabe que "la dictadura es desembozada y que la sola campaña configuraba ya un fraude". Sin embargo, "están encerrados entre una realidad ostensible y ese alineamiento automático que los pone de cualquier lado no bien estén los EE.UU. del otro".
"Venezuela vuelve a ser la divisoria de las aguas. De un lado los demócratas. Del otro los que dicen serlo pero en el fondo, su viejo sueño marxista los mantiene como creyentes de esa religión fracasada", dijo el expresidente para cerrar.
